Tal cual. Y
es que a partir de darle al coco y leer sobre ciencia en general en un
libro hubo una idea que seguía sin cuadrarme. Que me perdone el planeta
entero por lo que voy a decir, pero aún siendo admirador de Einstein
creo que la teoría suya de como funciona la gravedad, esa relatividad,
me sigue fallando en algo...
He
de reconocer que la primera vez que escuché esta teoría me fascinó, como
decían en ese mismo documental "era tan increíble y razonable que tenía
que ser verdad a la fuerza" y así lo sentí yo, viendo en cada mantel de
mi casa como una curvatura movía otro objeto en esa metáfora de
espacio-tiempo. Hasta que pasó un poco el tiempo y una pequeña duda que
no terminaba de convencerme se había agrandado de tal manera que me hizo
formular hipótesis de átomos y cosmos hasta llegar a dudar del todo de
ese concepto que tenemos por "Gravedad".
Supuestamente
la gravedad son objetos con densidad que se atraen el uno al otro (demasiado
resumido, lo sé) hacia una órbita alrededor del de mayor cuerpo para el menor. La teoría
indica que el espacio-tiempo se deforma haciendo que el cuerpo menos
denso vaya al centro del más denso, una atracción. Bien, ¿y si esa
gravedad es algo más básico y lógico? ¿Y si la gravedad en realidad es
inercia, pura y dura inercia? La gravedad puede ser energía que aún se
mantiene viva. Si lo pensamos, un objeto lanzado por tremenda fuerza
crea una inercia que mantiene pegado a su superficie otro objeto más
pequeño aunque sea por unos segundos o décimas.
Me
surge la idea de pensar a lo grande, a lo casi imposible, que si la
inercia es lo suficientemente poderosa, hará que los átomos de la
materia más pequeña sigan por inercia la de la más grande por pura
energía desprendida, ya que los átomos están conectados, al fin y al
cabo.
El
vacío, esa supuesta “materia/energía oscura” es solo la ausencia de
átomos, lo único realmente cierto en el Universo, el único elemento que
forma el supuesto infinito. Dentro de planetas hay 100% de átomos, ya
sea por gases o similares. En la Tierra es así gracias al aire y
derivados, por lo que los átomos terrestres están conectados siempre, de
una punta a otra, sin límite hasta llegar casi fuera del planeta, a los
límites del cielo.
Por
lo tanto, si hay ausencia de átomos, no hay espacio-tiempo que
deformar... Einstein tuvo una imaginación definitiva pensando esta
teoría, pero demasiado avanzada para lo que puede ser la lógica más pura
y básica.
Si
te preguntas sobre la naranja del título, a ello voy, y es que amigos se
puede crear un Universo de lo que haga falta, con la única condición de
que tenga átomos. Fácil ¿no? Y es a partir de esta teoría, “The Big
Turning” como me gusta apodarlo (por “giro” y por “cambio”), es como
explicaré la función de la gravedad.
Tenemos
una naranja, la cual comienza a girar, a girar, girar... tanto, que
alcanza una velocidad imposible de imaginar. Este giro podría ser algo
similar a una transformación de un estado a otro, como cuando calientas
en extremo un gas y se convierte en plasma (que de hecho en esta esfera
se va a formar mucho de esto, el cosmos en su mayor parte está compuesto
de plasma), pero generándose un tipo de giro que aún no conocemos por
la cantidad de energía que se requiere.
Llega
tal punto que se ha generado tanta energía en sus átomos que estos
comienzan a trasformarse, o quizás no, pero lo que sí es cierto es que
comienza a soltar trozos y trozos de su materia a distancias titánicas,
básicamente un desprendimiento cósmico. Esta inercia en espiral comienza
a hacer chocar y a fusionarse trozos lanzados a velocidades
inimaginables para después volver a romperse y volver a encontrarse con
otros trozos. Ahora son parte de una nueva forma de energía pura, pero
por poco tiempo, pero algo se le queda de ese choque en sus incontable
átomos de estructura. Como curiosidad, los trozos que chocan forman un
movimiento giratorio, alargándose para recordar a una espiral, gracias a
como fueron lanzados.
Esta
operación se produce infinidad de veces, tanto cerca como lejos,
depende de la pura aleatoriedad que la naranja girando a lo exagerado a
producido en su desprendimiento.
Al
ser una naranja, y mientras lo realicemos en campo abierto sin
obstáculos, las distancias “solo serán” unos cientos de kilómetros.
Ahora esperemos, pues este proceso tardará lo suyo, o no, ya que la
naranja es de muy pequeño tamaño y seguro que termina rápido.
Toca
un momento de recesión, percatándonos de la nueva forma de la naranja,
brillante y muy similar a una estrella de mar con sus característicos
extremos curvados formando espirales. Pero no sabemos cuantos extremos
hay, incontables y hermosos de apreciar sin embargo, brillantes porque
los átomos se han convertido en energía, en luz que ilumina esa
oscuridad donde se halla. Otra forma que me surge es un único extremo
que por dicha fuerza se formó y comenzó a expandirse hasta parecer un
tentáculo en espiral que giraba en su centro y lanzaba restos y rastros
de energía aleatoria. En común a ambas formas hay un detalle bastante
curioso, su centro está vacío, el giro extremo ha logrado separar todo
su centro que actuó como fuerza para la expulsión.
Elevémonos
en esta abstracción y apreciemos mejor el resultado, aparte de observar
la enorme longitud de este/os brazo/s que se han creado, que se alargan
con esfuerzo hasta no poder más, vemos que hay trozos de materia
brillante que han llegado realmente lejos, muy lejos, demasiado lejos.
Son de todo tipo y tamaños, y parecen seguir girando a su vez desde su
propio eje, atrayendo y chocando, separándose y chocando... así durante
mucho tiempo, el suficiente para que se enfríe el asunto y el movimiento
sea mucho más lento.
Ahora
todo es igual pero más lento, sigue la cosa brillante pero solo un poco
menos, vemos desde nuestra perspectiva aérea como esos rastros son
ahora millones de formas que imitan a la forma primordial del centro,
espirales que aún giran por esa inercia titánica que no sabe cuando
parar. Han habido tantos colapsos que la mayoría de átomos son energía,
estrellas como las llamamos por aquí. Fueron casualidades de átomos
juntados a miles de trillones que ejercen su inercia sin límite sobre
otros tantos átomos.
Imaginaos
si la cosa ahora va tan lenta, que ha podido nacer hasta vida, átomos
conscientes que han sabido juntarse y mutar sus elementos a partir de
combinaciones infinitas hasta dar ese resultado. Pero lo que no sabe esa
vida, o quizás nunca lo sabrá por que se extinguirá por lógica
aplastante, que el Universo dejara de girar, poco a poco, primero por
las zonas donde ejercieron menos fuerza (pero que aún así son exageradas
para nuestra mente) y más tarde donde la energía se proyectó en más
cantidad. Entonces, todo flotará a la deriva (de hecho, hoy en día, se
han encontrado planetas gigantes a la deriva), sin más, encontrándose en
la más pura casualidad con otros cuerpos donde se golpearan y
fusionarán de nuevo con los átomos que una vez fueron uno pero ahora son
tan diferentes.
Todo
volverá al principio, los átomos tarde o temprano juntaran el Universo
otra vez en un punto, pero me temo que el método es tan lento e
impreciso que os aseguro que no habrá mente ni super-procesador
suficiente para poner el número de tiempo que será eso. Tantos ceros que
seguramente ni existan actualmente en la Tierra.
Entonces,
como explicaré en otro artículo, los átomos no son tontos, piensan, y
cuando sientan que son el suficiente número de nuevo, comenzarán de
nuevo a girar, primero despacio, luego más rápido, rápido, rápido, se
apoyaran unos a otros en esos millones de infinitos hasta generar de
nuevo la energía que gira sobre sí misma. Me surge la idea de que
primero será minúscula y el choque de otros minúsculos la comenzará a
hacer girar, poco a poco llegarán más que aparte de hacerla más grande
la golpearan para hacerla más rápida, poco a poco, muy poco a poco,
empuje tras empuje...
Lo que no sabe esta inminente pelota que
explota es que tiene un hermano, o quizás más de uno, que con el sistema
del encuentro casual a formado otro Big Turning que va girando, donde
será alcanzado por el que más rápido comience a desprender y a enviar a
lo eterno parte de su materia energética, esa que es capaz de
convertirse en cualquier cosa, absolutamente cualquiera.