¿Te levantas cada mañana con
la sensación de tener que entrar en la vorágine de una lucha por el poder y por
el control que no tiene nada que ver contigo?.. ¿Te ves arrastrado por unas
fuerzas ocultas que te obligan a competir por la supervivencia?... ¿Quieres
seguir luchando por conseguir energía de los demás o aprender a autoabastecerte
por ti mismo?...
El libro “Las 9
revelaciones” de James Redfield plantea, entre otros muchos temas, cuatro
principales “dramas de control”, o pautas de comportamiento características
para conseguir energía de los demás. Su planteamiento es centrarse en cuatro
dinámicas familiares diferentes, invitando a cada persona a reflexionar sobre
su niñez para encontrar el “drama de control” al que se ha acostumbrado
y que probablemente habrá repetido en su vida de adulto, con mayor o menor
fortuna.
Según Refield, habría que
identificar cómo hemos aprendiendo cada uno a luchar por la energía y cómo
permitimos que los demás, a su vez, “la vampiricen” de nosotros en todos
los campos de la vida, personal, profesional, familiar y social.
Los Intimidadores robarían energía del resto con
amenazas, como en el caso de los maltratadores. Los Interrogadores la robarían juzgando y cuestionando a los demás. Losreservados, serían más “remolones”
pasando más desapercibidos porque despistan mediante halagos y palabras
supuestamente amables para “chuparte la energía”, y finalmente las
víctimas “profesionales” juegan a hacerte sentir siempre culpable y
responsable de su propia felicidad.
Siguiendo estas
indicaciones, sería aconsejable tomarse todo el tiempo necesario para aclarar
nuestro pasado, esclareciendo nuestros viejos y reiterados dramas. Para ello
habría que tener la intención de ser sinceros con nosotros mismos y reconocer
humildemente nuestra manera de relacionarnos. Sería recomendable encontrar
herramientas de apoyo, en función de nuestra personalidad y de nuestros
recursos
En el libro “Tus Zonas
Erróneas”, el Dr. Wayne W. Dyer propone
realizar un viaje de introspección a través de nuestras pautas de
comportamiento más habituales para detectar aquellas que nos hacen infelices y
no nos conducen a ninguna parte. Es una oportunidad para conocernos un poquito
más de una manera sencilla y asequible.
Si así lo decidiéramos,
podríamos regalarlos ratitos de tranquilidad en esta vorágine forzada en la que
nos vemos involucramos a diario. Si quisiéramos podríamos aprender a
autoabastecernos de energía de la fuente vital innata que reside en el interior
de cada persona. Implicaría honestidad, disciplina y la decisión firme de
cambiar en positivo. ¡Seguro que dormiríamos mejor y nos despertaríamos con más
fuerza para apreciar cada día!