Para
intentar acabar con la corrupción debemos elevar el nivel de consciencia de los
votantes. Necesitamos comprender que los políticos solo dan a los que ya
tienen, y a los que no tienen les quitan: tiempo, esperanza y fe.
Así como las gallinas gritan en un lugar y
ponen sus huevos en otro. Yo los compararía con anos que defecan palabras en
ciudadanos con orejas de bacinilla. Las personas que votan y eligen a los
gobernantes que tenemos están en el nivel de consciencia animal, sólo buscan en
la vida: comer, sexo y un lugar para vivir.
Se
conforman con escuchar en tiempos de campaña que para solucionar el aumento
peligroso de partidos políticos, y así ahorrarnos los 40 mil millones que se
gastan estos en ponerse de acuerdo en quien los representará; a
medida que los nuevos partidos vayan naciendo, en grandes aviones se
trasladarán los viejos partidos desde las democracias a las dictaduras, donde
recibirán su justo exterminio; que para solucionar los problemas de
alfabetización dividirán
por sorteo a las analfabetos en dos grupos: uno, los que van a sentarse; dos,
los que servirán de silla y pupitre; se conforman con que les digan que frente
al hambre nacional provocada por la disminución de la producción agrícola y el
aumento proporcional de los gestores, los políticos eliminarán totalmente la
producción agrícola, los gestores aumentarán en tal forma que podrán ser
sacrificados en cantidad suficiente como para alimentar a la población y por
último para probar que nuestros gobernantes se caracterizan por su bondad hacia
los presos políticos, regalarán a cada condenado un catre con colchón hecho
con residuos de basura para que duerman.
La
peligrosa bondad es el principio de todo desorden, todo el mundo desea regalar
la ropa que no usa, los libros que no lee, la comida que le sobra,
incongruencias de una civilización abyecta, cerremos las manos, castiguemos, al
que no tenga poder humillémoslo, eso es lo que siempre se nos ha enseñado, y a
lo que siempre hemos estado acostumbrados.
Intentemos cambiar, para escuchar y
actuar diferente, para intentar elevar la consciencia de aquellos que aún no
tienen tantos condicionamientos culturales contaminados. Eso
sí, siempre tengan cuidado si algún día un político los abraza, yo les aconsejo
contar sus canas.