. MUSICOTERAPIA.
¿OTRA TERAPIA ALTERNATIVA?
a) Ciencia
o esoterismo.
Si alguien se interesa por la musicoterapia y
comienza a buscar información en internet, se puede encontrar con todo tipo de
páginas web, tanto buenas como malas. Si consideramos que esto nos puede pasar
con otros muchos aspectos de nuestra vida no tendría que preocuparnos. Pero sí
debería hacerlo si pensamos que la musicoterapia es una disciplina relacionada
con el ámbito sanitario y la responsabilidad e importancia que ello supone.
Después de un pequeño vistazo nos daremos cuenta de
que lo que encontramos corre en un vaivén entre la cientificidad y el
esoterismo. Decantarnos por una u otra vertiente podría ser cuestión personal
del paciente. Sin embargo, desde el punto de vista profesional deberíamos
hacerlo por la cientificidad. Y para ello, previamente, se debe poseer un
amplio bagaje teórico y experiencial, aparte de una postura ética hacia la
práctica musicoterapéutica.
b) El
origen.
La musicoterapia, como disciplina con carácter propio organizado,
nace en 1950 en EEUU con la NAMT
(National Associaction for Music Therapy). Sin embargo, para que esto ocurriera
en la citada fecha, es de entender que previamente ya se estaban llevando a
cabo estudios e investigaciones al respecto. No solamente en EEUU, sino también
en Europa y Latinoamérica de manera especial. Aquí en España, como en muchas
otras cuestiones relacionadas con el ámbito cultural y sanitario, nos
encontramos retrasados con respecto a otros países que ya utilizan la
musicoterapia en el ámbito social, educativo y sanitario a nivel oficial y con
un gran reconocimiento.
c) Breve
conceptualización.
La musicoterapia, desde un punto de vista profesional, se
puede conceptualizar de la siguiente manera: La “música” del concepto
debe entenderse desde la concepción más arcaica del término: “Ordenación de los sonidos en el tiempo”.
Con ello nos hacemos la idea de que en musicoterapia no importa tanto el
aspecto estético o artístico de ésta sino su uso como medio o método para
llevar a cabo la propia terapia. El hecho de no importarnos el valor estético
hace que los pacientes o usuarios no
necesiten tener conocimientos musicales previos. Cosa que no puede ocurrir con
el musicoterapeuta, puesto que como cualquier otro profesional debe conocer sus
métodos y herramientas de trabajo. La “terapia” del concepto debe
entenderse desde la concepción griega del término: Éste significa ayudar o
apoyar a las personas. Y para que así sea debe tratarse de un proceso
sistemático, por el cual nos encontramos, dentro de éste, con las siguientes
fases necesariamente:
·Valoración inicial: En esta fase, el
musicoterapeuta deberá buscar y encontrar las necesidades del usuario. Para
ello, se podrá contar con la información previa del profesional o persona que
remita al paciente, del propio historial clínico del usuario, de la observación
directa y de la entrevista, tanto con el usuario como con personas cercanas.
·Planificación de objetivos y tratamiento: Esta
fase se alimentará de la información recogida en el assessment (valoración
inicial). A partir de las necesidades de los usuarios podremos planificar un
tratamiento y marcarnos unos objetivos, tanto generales como específicos, así
como a corto, medio y largo plazo.
·Tratamiento: Una vez tenemos marcados
los objetivos, deberá comenzar el tratamiento en sí mismo. Para ello deberíamos
seguir las siguientes etapas dentro de esta fase:
·
Observación del paciente o usuario.
·
Establecimiento de una buena relación
terapéutica.
·
Trabajar en la consecución de los objetivos
marcados.
·
Ayudar al paciente a conseguir su autonomía.
·Evaluación: En esta fase podremos
demostrar si se han cumplido los objetivos propuestos o no.
·Finalización del proceso terapéutico: Según
la NAMT, un tratamiento debe finalizar cuando el paciente:
·
Ha conseguido los objetivos propuestos.
·
Cuando ya no se beneficie del tratamiento.
·
Cuando no pueda asistir por cuestiones de
horario.
·
Por ser dado de alta en el hospital u otro
centro.
Desde esta perspectiva, la musicoterapia no puede entenderse
como la mera asistencia por parte del paciente o usuario a sesiones aisladas de
musicoterapia, pues de esta forma carecería de la variable temporal necesaria
en cualquier tipo de terapia, del tipo que sea. Además, en ningún caso se
podrían causalizar los cambios en el paciente con las intervenciones del
musicoterapeuta.
d) Las
técnicas
En cuanto a las técnicas utilizadas en musicoterapia: Éstas
suelen ser, de manera generalizada, de dos tipos (aunque los métodos y técnicas
dependan directamente del paciente y el trastorno):
·
Técnicas
receptivas: Las técnicas receptivas se basan en la audición, por parte del
usuario, de música, ya sea grabada o en vivo. Los objetivos primordiales que se
pretenden son la modificación del estado de ánimo o emocional , el conocimiento
profundo interno de la persona, facilitar la expresión verbal de los
sentimientos, la toma de conciencia por parte del usuario de sus propios
sentimientos entre otros y el trabajo de aspectos emocionales, intelectuales y
espirituales en mayor medida. Normalmente, este tipo de técnicas se utilizan
con personas que poseen la capacidad de atención y recepción necesarias. Sus
principales versiones son las de: Escucha contingente, escucha meditativa,
reminiscencia de canciones o música de un recuerdo lejano, regresión a través de
canciones o música, recuerdo inducido por canciones o música, escucha
perceptual o perceptiva, escucha musical activa, escucha eurítmica, escucha
estimulante, relajación con música, comunicación a través de las canciones,
escucha imaginativa, escucha proyectiva, discusión con letras de canciones y
construcción de letras y la autoescucha.
·
Técnicas expresivas: Las técnicas
expresivas, por otra parte, se basan en actividades activas por parte del
usuario en el proceso musical. Entre las técnicas más utilizadas están las de:
Canto grupal, canto vincular, diálogo sonoro, psicodrama musical, improvisación
clínica, asociación libre cantada, collage musical y el trabajo con canciones.
Los objetivos a conseguir, entre otros, serán los de fomentar la libertad
interior del sujeto, aumentar su creatividad y el conocimiento de sí mismo,
aumentar la autoestima y el conocimiento del entorno entre otros.
e) Los
métodos
En cuanto a los métodos, y aunque ya se dijo anteriormente
que son muy diversos (en función de la patología y el paciente), se puede
indicar que actualmente existen varios que son considerados como oficiales por
la Asociación Mundial de Musicoterapia. Éstos son:
· Método GIM: Basándose en las teorías de
Freud y Jung, el método GIM es eminentemente receptivo y se utiliza en gran
medida para el crecimiento personal en personas sanas mentalmente y con otro
tipo de pacientes cuyo problema está vinculado de una manera especial con
aspectos psicológicos.
· Método Benenzon: Parte de las teorías
desarrolladas por el psiquiatra y musicoterapeuta argentino Rolando Benenzon.
Se trata de un método eminentemente expresivo (musicalmente hablando) y
centrado en la apertura de canales de comunicación en el usuario. Se encuentra
dentro de las terapias no verbales.
· Método psicoanalítico: Basado en los
conocimientos y saber hacer de Mary Piestley, éste método utiliza técnicas
expresivas a nivel instrumental y verbal como un medio de autoexploración. Se
utiliza en campos de actuación de diferente índole como el médico, educativo y
geriatría y a nivel físico, emocional, cognitivo y conductual.
· Método Nordoff-Robbins: Parte de la
terapia humanista de Maslow y se centra en el tratamiento de trastornos tales como el autismo, el retraso mental,
problemas neurológicos y físicos, sensoriomotrices y emocionales con niños. Se
desarrolla bajo la idea del niño musical que todos tenemos dentro y a través
del cual podemos comunicarnos.
· Método conductista: Basado como su propio nombre indica en la
corriente psicológica del conductismo, buscan descubrir el por qué de la
ocurrencia de los acontecimientos. Su precursor fue Cliford Madsen, y los
primeros estudios estuvieron a cargo, entre otros, de Steele, Jorgenson y
Parnell y Walker.
f)
La
figura del musicoterapeuta
De
nuevo, si nos ceñimos por la Asociación Mundial de Musicoterapia, que en
principio es la que rige esta disciplina a nivel profesional, la figura del
musicoterapeuta acreditado se conseguiría mediante los siguientes requisitos:
• Experiencia
profesional de un año como musicoterapeuta a tiempo completo, o equivalente.
• Mínimo
de 60 horas de supervisión de práctica clínica. Se podrán incluir las horas
realizadas en la formación inicial, en post-formación inicial, o de forma
mixta.
• Mínimo
de 20 horas de cursos de formación post-formación inicial y de asistencia a
congresos, jornadas u otras actividades académicas regladas, que estén en
relación directa con la Musicoterapia.
• Mínimo
de 60 horas de proceso formativo didáctico y terapéutico personal
(self-experience): proceso continuo de psicoterapia, musicoterapia,
musicoterapia de grupo, etc.). Se podrán incluir las horas realizadas en la
formación inicial, en post-formación inicial, o de forma mixta.
• Estar
asociado a una Asociación Profesional de Musicoterapia del ámbito territorial
donde se ejerza la profesión y que sea miembro asociado del EMTC.
El
musicoterapeuta es una de las partes más importantes del proceso, puesto que su
saber hacer así como la relación entre éste y el paciente también sirven de
elemento terapéutico. Por otra parte, Egan indica otras características que
debe tener éste para considerarse un buen profesional:
•
Buena
salud y vitalidad.
•
Estabilidad
emocional.
•
Comprensión
y aceptación de uno mismo.
•
Deseo de
ayudar a los demás.
•
Paciencia.
•
Tacto.
•
Saludable
sentido del humor.
•
Habilidad
para el trabajo en equipo.
g)
Ámbitos
de aplicación
Por último, si
nos centramos en las diferentes aplicaciones que hoy en día tiene la
musicoterapia, podríamos indicar, entre otras muchas, las siguientes áreas:
·
Musicoterapia
hospitalaria:
o Cuidados
paliativos, neonatos, UCI, UCI pediátrica, oncología, dolor crónico, diálisis,
etc…
·
Musicoterapia
comunitaria:
o Centros
de menores, apoyo a la mujer maltratada, drogodependencia, penitenciarias, etc…
·
Musicoterapia
en educación:
o Educación
especial, estimulación precoz, formación extraescolar y transversal, educación
musical y dificultades del aprendizaje, etc…
·
Musicoterapia
en la vejez:
o Daño
cerebral, demencias, problemas físicos, psíquicos y emocionales, etc…
h) Últimas
conclusiones
Después de todo lo anterior, el lector se podrá
hacer la idea de que la musicoterapia es una disciplina centrada en el método
(el uso de la música como medio terapéutico) y no en la patología en si (hemos
visto que las patologías a tratar mediante la musicoterapia son muchas y muy variadas).
Es por esto mismo que sea tan importante que, cuando nos decidamos por probar
los beneficios de la musicoterapia (que no son los mismos que la música), lo
hagamos a manos de una persona debidamente formada y experimentada y no a manos
de una persona con baja cualificación que proponga métodos tales como la compra
de CD´s específicamente compuestos para tal o cual patología o estado anímico y
cosas similares (de estas práctica está llena la red). Posiblemente podamos
hablar de una terapia alternativa, pero que con mucho esfuerzo de la comunidad
científica va desarrollando su propio constructo teórico y práctico. Esto
último únicamente puede suceder desde la profesionalidad, tanto a nivel teórico
como práctico, de los responsables de su aplicación.
Manuel Martín: Psicólogo Máster oficial en Musicoterapia, maestro de música,
músico y compositor.
mmartin@therapi.eu
www.therapi.eu/espacio-terapeutico