.bligoo.com/content/view/249991/China-imperial-una-hipotesis-de-trabajo.html#content-top" title="China imperial una hipótesis de trabajo.">China imperial: una hipótesis
de trabajo.Este artículo es del 2008 y está publicado en mi libro "Crónicas de Dos Siglos" Fondo Editorial Periodismo.Probidad, 2010. Su relectura comprueba una estrategia imperial que avanza lentamente en medio de criterios neoliberales que han dejado a Europa y los EEUU en una enorme crisis estructural.
Atacama, 10 de
agosto de 2008
China es un Estado totalitario de economía
centralmente planificada, vale decir, es una gran potencia cuyo régimen interno
es dictatorial, que se proclama comunista, controlada por una estructura de
cuadros políticos de un partido único, con una economía que ha abierto espacios
de participación privada bajo el control central del Estado, y que en su
proyección mundial ha sido aceptada como miembro de la Organización Mundial de
Comercio, comprometiéndose supuestamente a acatar sus reglas del juego.
China mantiene con el resto del mundo un creciente
superávit comercial, resultado de sus exportaciones a costos bajísimos,
producto del régimen interno que ha desarrollado como país continente. El
superávit comercial ha crecido un 74% en 2006, ubicándose en 177,5 mil millones
de dólares, y un 80% en la primera mitad de 2007 respecto a igual período del
año anterior.
Ese superávit ha sido colocado por China en bonos
soberanos de Estados Unidos y esa relación se ha profundizado en la actual
crisis de los mercados inmobiliarios, pues ha sido China, como tenedor de los
bonos del Tesoro y los bonos con garantías hipotecarias, la que ha sostenido a
la economía norteamericana para que no caiga en una depresión de impacto
mundial.
Todos hemos quedado conmovidos con la apoteósica
inauguración de las Olimpiadas 2008 en Beijing y divisamos al saliente
presidente norteamericano George Bush en la ceremonia inaugural. Esa visita no
tenía mucho de deportiva. Estados Unidos de América ha pedido al Banco Popular
de China que utilice sus reservas para comprar bonos respaldados con hipotecas
para evitar que la crisis del mercado del crédito hipotecario en EEUU se
expanda hacia otros sectores.
El Secretario del Departamento de Desarrollo Urbano y
Viviendas de Estados Unidos, Alphonso Jackson viajó a Beijing no para ver las
Olimpiadas sino para persuadir al banco central chino a comprar esos bonos,
garantizados por la gubernamental Asociación Nacional de Hipotecas.
Indudablemente la presencia de Bush en China ha apuntado en el mismo sentido,
lograr que el socio le extienda una mano. Estados Unidos se ha sostenido en
medio de la crisis sub prime con la emisión de bonos.
Ahora está tratando captar parte de los 1,33 billones de
dólares estadounidenses en reservas que China consigue por sus enormes
superávit externos, para evitar que los problemas en el mercado del crédito
hipotecario de EEUU se propaguen. El argumento es que estos tipos de bonos
ofrecen un retorno superior al de los bonos del tesoro de los que China ya es
el segundo tenedor mundial luego de Japón con 414 mil millones. China ya cuenta
con 107,5 mil millones de bonos respaldados con hipotecas.
El pedido del gobierno de Estados Unidos muestra las
complejas relaciones que unen a ambos países. Estados Unidos mantiene un enorme
déficit con China que a su vez ésta financia comprando bonos del tesoro y otros
activos. En esta oportunidad, Estados Unidos necesita el dinero chino para
estabilizar su mercado financiero. China, por su parte, necesita que la
economía estadounidense se mantenga funcionando para seguir vendiendo su
producción en el principal mercado del mundo.
Desde otro punto de vista, el crecimiento sostenido de la
economía china ha sido un detonante del aumento del precio de las materias
primas y los alimentos, cuyos efectos inflacionarios han repercutido
socialmente en los habitantes de occidente, en especial en los países no
productores de petróleo, como es el caso de Chile.
Estados Unidos mantiene un
enorme déficit con China que a su vez ésta financia comprando bonos del
tesoro y otros activos.
Negociar con
un monstruo de dos cabezas
Carlos Massad, que fue Presidente del Banco Central de
Chile en dos oportunidades: entre 1967 y 1970 y entre 1996 y 2003, lo decía al
abrirse la década de los noventa en una conferencia en la PUCV. China es un
sistema dual, comunista hacia dentro y liberal hacia fuera, con procesos
económicos intensivos en mano de obra y también con sectores industriales que
han alcanzado una sofisticada tecnología de punta.
China flexibilizó su economía centralmente planificada
donde existían sólo empresas de propiedad del Estado, incorporando las empresas
colectivas urbanas y de los poblados y villas, que se caracterizan por ser
empresas de participación colectiva que pueden disponer con mayor autonomía de
sus ingresos, luego del pago de impuestos.
Por lo cual el
lucro pasa a ser un objetivo y deben ser competitivas en su propio proyecto.
Sin embargo, tal como se le imponen condiciones de funcionamiento, también son
beneficiadas por créditos subsidiados de nivel central.
Esto explica la expansión y diversificación industrial de
la economía china y era lo que Massad nos comentaba ya a comienzos de los
noventa.
En una investigación que realizamos como equipo de
CICOM-OEA, en 1993 y que se plasmó en el libro “Joint Ventures y otras formas no
convencionales de cooperación empresarial” (Editorial Machi, Buenos
Aires, 1994) relevamos la legislación china para lasEquity Joint Ventures, que utilizaran Madeco y Codelco en
los primeros negocios con China y que ha sido el estatuto que fue atrayendo a
las multinacionales a radicar sus procesos productivos en China.
Una relación equilibrada con el huésped foráneo, sistema
laboral sin sindicatos, con un Estado totalitario asegurando que esas
condiciones permanezcan en el tiempo.
Fue así como las multinacionales tentadas por el canto de las sirenas chinas se
fueron radicando en su territorio para aprovechar las condiciones imperantes y
competir mejor. Incluso Walmart, la mayor cadena de tiendas al detalle en Estados
Unidos emigró a China para producir allí infinidad de productos.
China ha organizado sus
empresas públicas para realizar una invasión sutil y extendida por los
centros neurálgicos del comercio mundial.
Lo propio ocurrió en Europa, donde el mercado de marcas
más famosas comenzó a producir bajo licencia tanto en China, como en la India,
Bangladesh, Vietnam, etc.
Los mercados se mueven en función del lucro, pero los
Estados deben hacerlo en función de sus intereses permanentes y profundos.
China ha desarrollado una estrategia país que apunta a consolidarse como la
potencia mundial por la vía del comercio, tal como Inglaterra lo hiciera entre
los siglos XVII al XX.
China ha organizado sus empresas públicas para realizar
una invasión sutil y extendida por los centros neurálgicos del comercio
mundial. Sus cientos de miles de emisarios llegan a los territorios con una
gran disponibilidad económica, respaldados por el Estado, a conquistar mercados
usando las reglas algo ingenuas del libre mercado occidental y toman posiciones
radicándose y abriendo giros de comerciantes a diferentes niveles.
En Europa esta invasión silenciosa se nota en el control
por parte de China de la mayoría de los minimarkets de la ciudad. Su espíritu
de trabajo es notable, lo hacen casi en forma continuada, mientras los
españoles cierran a las 7 de la tarde, los negocios a cargo de chinos se
mantienen abiertos hasta la madrugada y usan además el comercio callejero para
competir en el mercado informal de manera agresiva en cuanto a precios.
Traspasando la línea de lo legal, y así se ha detectado
en la fiscalización de estos sectores, estos comerciantes reclutan personas
procedentes de África como vendedores ambulantes y por esa vía canalizan los
productos falsificados, como DVD piratas, que son producidos por organizaciones
chinas que se mueven al estilo de las mafias de Chicago en este comercio
ilegal.
Europa se da cuenta a destiempo, cuando la impacta la
crisis de las hipotecas y del petróleo, que el paro se agudiza porque ya no
están las grandes industrias y el mercado interno ha sido copado en gran medida
por inmigrantes legales que son parte de las miles bocas de expendio y ciento
de miles de importadores que es muy difícil controlar.
En resumen, China en su estrategia de imperio ha sabido
utilizar las reglas del juego del mercado libre, pero con criterios políticos
de Estado, que apuntan a tener la sartén por el mango a la hora de defender los
espacios comerciales ya ganados. Uno se pregunta si, tal como Charles De Gaulle
en su momento terminó con la paridad dólar-oro al pedir que Estados Unidos
entregara el metal que respaldaba sus billetes, ¿qué pasaría si China liquidara
en los mercados bursátiles los bonos de la economía norteamericana?
Obviamente, sería una debacle económica con un efecto
dominó impredecible. Lo único que hace improbable ese escenario es la necesidad
e interdependencia que mantienen China y Estados Unidos, pero ¿Por cuánto
tiempo?
Los tiempos milenarios del coloso chino no son los
nuestros. Geopolíticamente hablando, es claro que los mercados se abstraen de
las variables políticas y ello lleva a grandes errores estratégicos.
Por ello, desde la óptica de las Relaciones
Internacionales es válido reflexionar sobre la permanencia de la paz y de estos
equilibrios de poder mundial y en qué medida podrá sostenerse el sistema
abierto que proclama la OMC sin debilitar las posiciones de los Estados
Democráticos del mundo frente a la inundación de productos de este gigante de
dos cabezas que es China.