Han llegado los ajustes del nuevo
Gobierno. Unos se esperaban y otros son fruto de la ineficacia de los gobiernos
anteriores, presididos por el ‘vendeburras’ de León. En el Gobierno central ha sucedido lo mismo que sucedió con el cambio
de Gobierno en Castilla La Mancha; el traspaso estaba teñido de mentiras y
ocultamientos; por eso nadie entiende que en días pasados hayan salido a los
medios algunos líderes del PP diciendo que “el traspaso ha sido correcto”. Solo hay dos explicaciones: o bien los encargados
del traspaso no supieron ver ni entendieron los datos macroeconómicos que se
traspasaban, o bien el Gobierno saliente ha sabido engañar –una vez más—a su
adversario.
Las reacciones en las redes han
sido de todos los colores y para todos los gustos. Las opiniones vertidas por
el ‘sindicalismo vertical unificado’ han sido las esperadas, si bien la
reducción de liberados debió planificarse para alcanzar al 72%. En general, es
evidente que sí se eliminan derechos
sociales; bien es verdad que el principal derecho lo eliminó el Gobierno de
Rodríguez Zapatero al destruir tantos millones de puestos de trabajo y conducir
a miles de familias a refugiarse en el subsidio y en la pobreza. No será fácil
asumir ese 8% de déficit, como no será fácil entender que el Gobierno socialista
mintiera hasta el último instante. Y hay un dato más: aún no se ha destapado
todo, porque quedan por salir a la luz muchas ‘impurezas’ de la gestión
socialista de este último “septenio negro”.
El diagnóstico no ha podido ser
más claro. Sáenz de Santamaría ha explicado y denunciado las desviaciones del anterior
Ejecutivo del PSOE. El Gobierno anterior
ha ocultado un deterioro brutal de las cuentas públicas. Era imposible que el
Ejecutivo de Zapatero tuviera movilidad y predisposición sana. Y ese deterioro es "consecuencia de un erróneo diagnóstico,
de una mala gestión y de un irresponsable gasto público del Gobierno de
Rodríguez Zapatero". Si ya sabíamos que teníamos el Gobierno más
incompetente de la Europa moderna, ahora también sabemos que no nos habíamos
equivocado al diagnosticarle como insensato, ineficaz, mediocre y ‘bandolero’.
Las medidas aprobadas por el Consejo
de ministros pretenden incrementar los ingresos y esos se han estimado en
apenas 7.000 millones de euros. Si bien es cierto que esas medidas suponen el
chocolate del loro, también es verdad que si tienen carácter progresivo y se
aplican a las rentas más altas, entonces estamos ante un esperanzador pero
doloroso comienzo. Muchos tenemos
nuestras dudas, al menos de momento.
Los gobiernos del PSOE han
cargado con el peso de la crisis a los funcionarios, a los parados, a los
jubilados y a los autónomos. Es muy propio de la ‘izquierda aturdida’ el
reparto desequilibrado. Con las medidas del segundo Consejo de Ministros de la
era Rajoy -- independientemente de las dudas que hemos avanzado -- parece que
se reparte el sacrifico de una forma serena y equilibrada, incluso más justa.
Quienes tampoco estarán muy de acuerdo con la política de Mariano son cuantos
disponen de rentas altas.
Al igual que a Jefferson “me
gustan más los sueños de futuro que las pesadillas del reciente pasado”. El ‘bandolerismo’ de la izquierda radical ya
tiene argumentos para protestar y salir a la calle, aunque no sabe con qué
apoyos cuenta en este momento. También los sindicatos de clase han empezado a
mover ficha y a ellos hay que pedirles responsabilidades de esa brutal desviación y
ocultamiento de datos; al fin y al cabo han apoyado a Zapatero en todo y con
solo extender la palma para recibir.