.0. Primero fue el
Magreb y Oriente Medio, donde han sido usadas para derribar gobiernos
unipersonales y tiránicos; luego han
seguido los países europeos y EEUU, en los que todavía los ciudadanos las
utilizan para organizar sus manifestaciones contra los autores de la crisis
financiera y de los posteriores ajustes presupuestarios; y ahora le ha tocado a
Rusia y particularmente a Moscú , donde una buena cantidad de sus habitantes se
organizan a través de ellas para asistir
a las marchas en las que se exige la destitución del presidente de la Comisión
Electoral Central, Vladímir Churov, a quien responsabilizan de las supuestas
irregularidades electorales cometidas en las elecciones parlamentarias del 4 de
noviembre, y que otorgan mayoría absoluta al partido Rusia Unida.
Como
se sabe, Rusia Unida es un partido de ideología imprecisa que ha mantenido su mayoría
en la Duma desde el año 2003. El mismo
ha estado detrás del triunfo en las elecciones presidenciales del 2004, ganadas
por Putin, y de las del 2008, en las cuales
triunfó Dimitri Medvédev con el 70, 28 % de los votos, gracias al apoyo
que le dio su antiguo jefe Vladimir Putin. Desde su fundación en el año 2001 ha
sido dirigido por ese antiguo miembro de la KGB que es Putin, el hombre, se podría
decir, con más poder y más popular en la política rusa de los últimos años. Esto,
sin embargo, y tal vez producto de la crisis que también ha golpeado a Rusia, poco
a poco ha comenzado a cambiar y la gente parece
que también se empieza a cansar de la represión ejercida por este hombre
durante los aproximadamente doce años que ha durado su dominio en un país donde se habla de cantidad de
opositores presos y otros tantos asesinados, entre los que se cuenta, por
ejemplo, Maksharip Aushev , destacado opositor y miembro de un grupo de defensa de los derechos humanos; o la periodista
Anna Stepánovna Politkóvskaya, quien , como se recordará, fue
acribillada el 07 de octubre del año 2006, luego de denunciar las torturas y
asesinatos en Chechenia y el poder omnímodo de Putin, al cual dedicó todo un
libro. Para más señas, este asesinato fue investigado por Alexander Litvinenko,
un ex espía ruso que vivía en Londres y que extrañamente murió envenenado
mientras hacía la investigación.
Por
todo ello no es de extrañar que en la gran manifestación que vivió Moscú y
particularmente la céntrica plaza de Bolótnaya el 10 de diciembre , donde se
habla de la asistencia de unas 40.000 personas, muchas pancartas y consignas hicieran
alusión a los abusos de poder de Putin y a sus planes de intercambiar el cargo
de presidente con Medvedev en los comicios del próximo año. Tampoco que varias
mujeres del grupo feminista ucraniano FEMEN
– el cual ha estado muy activo últimamente, denunciando que la Eurocopa que se
jugará en Ucrania el próximo año está promoviendo el turismo sexual – se hayan desnudado frente a la catedral
ortodoxa Cristo Salvador de Moscú (la iglesia ortodoxa también ha sido
duramente criticada por el apoyo que ha dado a Putin) y esgrimido varias pancartas
donde se podía leer “Dios expulsa al
zar”, en alusión al presidente de Rusia
Unida y a una estrofa del himno de la
Rusia imperial que, por el contrario, llamaba a que el zar fuera resguardado por Dios.
En
fin, tal vez gracias a manifestaciones como la de la plaza Bolótnaya, actuaciones
de gente como Anna Politkóvskaya o la
osadía de estas chicas de FEMEN, Rusia encuentre por fin el camino que lleva buscando
desde hace tantos años y pueda decir algún día, a remedo de la película de Wolfgang Becker, ¡ Good bye, Putin!