En las ultimas cinco semanas, la
liquidez monetaria, medida por el circulante en poder del publico (cuentas de
ahorros y cuentas corrientes y otros) ha crecido mas de 13%. Por su parte, su
contravalor en el balance del BCV, en reservas internacionales, se ha reducido
en 1.5%, es decir, los bolívares copiosos que el BCV imprime y lanza a la calle
de las impresoras de dinero inflacionario del BCV, institución esta, la cual
sin pudor alguno, financia parte del déficit fiscal del gobierno; o bien
directamente comprándole papeles al Tesoro, o a través del by-pass de PDVSA y
otras empresas publicas.
Al anualizar ese monumental
crecimiento de la liquidez de estas ultimas semanas, tendríamos a esta multiplicándose
por 2.3 veces hacia finales del 2012. Si asumimos como cierto que el gobierno
atraviesa estrechez de caja y un colosal déficit fiscal, pese que se las arregla para que muchos aun crean
que esta buchón, en medio de una campana electoral donde los prejuicios y
complejos fueron lanzados al infierno, no es exagerada afirmar que el gobierno
nos empuja hacia el umbral de la hiperinflación.
2. Hiperinflación o algo aun peor: régimen de precios reprimidos
La clasificación de hiperinflación
está asociada a régimen de precios donde la indexación –un ajuste de
precios- está permitida en contratos
salariales, tasas de interés, precios en general. En esas circunstancias los
precios crecen al ritmo de la expansión monetaria inducida por los bancos centrales
sin autonomía ni independencia y en manos de las necesidades fiscales. En ese
entorno inflacionario, los salarios van detrás de los precios, pero el
empobrecimiento natural por caída del salario real –en razones absolutas- se
amortigua, los precios cambian diariamente pero así cambian los salarios, es de
todas maneras una desesperada carrera al empobrecimiento.
Al final, esa enfermedad se cura
bajo un acuerdo político que emite una nueva moneda, se pierden los ceros, el
banco central retoma autonomía e independencia, una especie de reforma
monetaria que e implica otros compromisos de política económica entre ellos
nivelación cambiaria y equilibrio fiscales, y desde luego mayores impuestos.
Ese no es el caso de Venezuela,
pero, al no existir clausulas ni derecho de ajuste de precios no salarios en
contratos, la inflación nunca es recompensada en términos de salarios reales;
en otras palabras, el empobrecimiento producido por una inflación de dos
dígitos medios, aparentemente baja, que disfruta del cinismo del gobierno
porque no luce muy alta, es insumida por la gente como un proceso de “muerte
lenta”. Sus estragos son aún peores que en un ambiente hiperinflacionario.
3. Cuanta inflación destruye salarios e ingresos fijos
La inflación de este año tiene
marca registrada del socialismo. Este ha sido el año de su expansión, sus
marcas básicas guardan una causalidad muy estrecha: expropiación, escasez, un
Estado convertido en el mayor importador de bienes de consumo masivo,
alimentos, el rubro de mayor crecimiento en precios, precisamente por regulación
e intervención del gobierno.
2011 es el ano en el cual el BCV
“se soltó el mono”, perdió el “pudor monetario”, se convirtió en financista de
última instancia entregándole bolívares al gobierno –fisco- para financiar su
déficit, directamente y a través de PDVSA y empresas públicas en niveles de un
12-14 % de la liquidez en poder del público, lo cual hizo posible que un
bolívar (Bs F. 1,00) apenas tenga una contraparte de valor en dólares
equivalente a 1/14.
El 2011 es el ano de la aprobación
de Ley –penal- de Costos/Precios, instrumento legal que extrema el control
sobre el productor nacional, eventualmente inducirá su salida del mercado por
ruina o expropiación, el récipe del socialismo.
Veamos el siguiente detalle en cuanto a capitalización del sector
privado y reportado por el BCV: la inversión privada ha caído en los tres
últimos años más de un 40%! El socialismo es sencillo de comprenderlo: el
gobierno promueve y dirige la ruina del sector privado, interviene en su
reproducción, regula penalmente la actividad económica privada (CPenal y Ley
Costos/Salarios), expropia y asume su rol inconstitucionalmente y fundado en
bajas pasiones y odio de clases, incorporando a la sociedad los conocidos
costos en ineficiencia, corrupción y empobrecimiento del capital humano,
lanzado por la fábrica pobres a trabajadores informales y subempleados,
incluidos misioneros, con salarios
menores de los paga en promedio el sector manufacturero privado.
El sumun de todo este magno proceso
de empobrecimiento lo constituye una perversa y fatal combinación de una fuerte
presión inflacionaria mayor al 26%-27%
con una escasez orgánica de bienes de consumo masivo.
4. Inflación, déficit fiscal y campaña electoral del gobierno
Como toda inflación, la venezolana
es consecuencia directa de un colosal
déficit fiscal que el gobierno trato de enjugar con un insostenible y costoso
endeudamiento (alrededor de 11% de costo financiero) y con financiamiento
monetario –inflacionario- del BCV. La
inflación, generada por los mencionados
mecanismos de financiamiento del déficit fiscal, tiene sus fuentes en una
insostenible expansión del gasto del gobierno que no puede ser financiada con
un ingreso petrolero cada vez menor, pese a que los precios de realización
reportados son superiores a 100 $/barril. En otras palabras el gobierno
sobreestima la producción de petróleo en unos 500 mil barriles/diarios y reduce
el precio del barril de petróleo (50 $/barril), dejando a los ingresos
adicionales de origen petrolero, el rol del mono de la baraja, en cuanto al
ingreso petrolero fiscal realizado. Es
un curioso fenómeno de las estadísticas oficiales que se registra desde 2006.
La presión fiscal del gasto público
sobre PDVSA ha afectado simultáneamente su flujo de caja de impidiendo que se
invierta consecuentemente para compensar el agotamiento “natural” de la
producción de petróleo y las consecuencias perversas de su descapitalización.
Ese déficit se ha querido compensar en la vorágine de endeudamiento de PDVSA
que este alcanza los 10 mil millones de dólares, deuda que más temprano que
tarde será transferida al fisco. Así, la expansión fiscal como fuente de la
fuerte presión inflacionaria tiene su expresión en dos circunstancias
económicas emparentadas políticamente por el control que el gobierno
ejerce sobre los poderes públicos, la A
N, poder público responsable del endeudamiento del fisco y de PDVSA y del poder
monetario, de un Banco Central, convertido en las últimas reformas de su Ley en
financista de última instancia. El financiamiento monetario del déficit fiscal
también se expresa en un by-pass monetario ejecutado en préstamos a PDVSA, con
lo cual esta financia sus impuestos y regalías al fisco además de su supletoria
función como agente fiscal del gobierno de pagar la factura del gasto público.
5. Que es inflación, entonces?
La inflación es un fenómeno
monetario, de eso no hay duda, y esta fundado en la literatura económica. Por
ello es un constructo político, porque siendo un fenómeno monetario, el único
causante es el banco central, institución que si no esta dotada de
independencia y autonomía, como de hecho y derecho lo esta el BCV, su política
monetaria, y la impresión de dinero, papel y digital es un asunto de gobierno.
Las reformas (4) que ha sobrevivió la Ley del BCV rescriben el curso legal que define hoy a un
banco central como un banco de desarrollo con efecto fiscal. La “abundancia” de
dinero impreso por razones fiscales hace posible que el precio del bolívar se
reduzca continuamente, es decir, su poder adquisitivo se reduce.
En ese sentido, definimos inflación
correctamente como el continuo proceso de disminución del poder adquisitivo del
bolívar originada en el endeudamiento público –incluida PDVSA- y en el
financiamiento del déficit fiscal por el BCV bien a través de un by-pass
monetario -PDVSA y otras empresas del Estado, y de manera directa adquiriendo
bonos del Tesoro.
La revisión de la data expresada en la liquidez monetaria nos
indica sin rubor alguno para el Directorio del BCV que cada dólar en reserva internacionales dispone de 13
bolívares en circulación, es decir, la devaluación del bolívar es cuestión de
días, el gobierno así prepara a tomar las ganancias que le provee la inflación,
al fin y al cabo, la inflación solo beneficia a los gobiernos, es un impuesto
que se paga sin declarar y es aparentemente indoloro, notándose en la caída del
poder de compra del bolívar que el BCV emite.