Pensado y discurriendo
he llegado a un clara deducción que no hace falta investigar mucho para
percatarse uno de que: al ser humano le gusta llenarlo todo de basura.
Basura
en las calles y en casa que tiene que ser recogida para amontonarla, reutilizarla o
enterrarla en una gran extensión. Basura en el fondo del océano donde
nunca más puede ser rescatada y que se convierte en un extraño bocado
mortal para lo seres que lo habitan. Basura en el cielo de forma gaseosa
y oscura, la cual también habita bien calentita y refugiada en nuestro
pulmones. ¡E incluso basura en el espacio! Dando vueltas eternas
esperando a estrellarse entre sí a altas velocidades o a tener el
curioso destino de desintegrarse con nuestra atmósfera y convertirse en
ese polvo que limpiamos de vez en cuando en cuanto tenemos tiempo.
El
principal objetivo de este artículo es hablar de un nuevo tipo de basura
que ya existe de hace tiempo: la digital. Un tipo de basura que no
ocupa espacio (físico) y que no molesta en absoluto cuando uno se
acostumbra a ella. Pero esta basura aunque tenga forma de ceros y unos,
tendrá también su límite ¿no? Llegará el momento en que nos agobiemos de
tanto dato basura.
Según datos,
cada mes pueden llegar a nacer 4.5 millones de páginas. Entonces, con
sencillos cálculos matemáticos podemos deducir que en un año pueden
surgir perfectamente 50 millones de páginas. Ahora imaginemos en 10
años, pero no hay que olvidar que se aplica una potencia, por lo que el
crecimiento es gradual e imparable conforme más gente se une a Internet y
nuevos servicios y dominios donde inscribirse surgen. El futuro del que
hablo ya existe prácticamente, solo que va a ser más exagerado aún.
Cuando
el mundo alcance tal cantidad incontrolable, ¿qué haremos con tanta
montaña de datos en la cual nos situamos justo arriba pasando con astuta
ignorancia? ¿Qué haremos con esos infinitos blogs abandonados sobre
gente que habla de su vida? ¿Y qué haremos con esas infinitas fotos
standard de la fiesta del día anterior? Todo tiene un límite, todo,
incluso el océano que es Internet.
En
mi imaginación visualizo una de esas historias de ciencia-ficción
post-apocalipticas donde un tipo normal (lo normal aquí es pobreza
máxima) que busca entre la basura que tiene forma de ciudad objetos que
le ayuden a comprender el pasado. Cuando encuentra uno de estos (como un
oso de peluche, por ejemplo) lo guarda en casa e intenta imaginar para
que servía o donde habría llegado a estar. Tal extremo no llegará
obviamente gracias a que nuestro mundo guarda muy bien la información y
la historia, y más con Internet que es la nueva biblioteca de
Alejandría. Pero enfoquemoslo en el sentido de que un internauta se
podrá pasar días enteros investigando páginas abandonadas que no sirven
absolutamente de nada salvo para hablar y recordar como eran las
generaciones anteriores. Ya no harán falta a los abuelos para que nos
expliquen su juventud, esa base de datos obsoleta como lo es Facebook
muestra fotos de la misma, con sus cosas buenas y malas. Nuestros
abuelos no nos contaron nunca si se drogaban, por ejemplo, ahora (entonces) el pasado
basura de la red lo confirma.
No
es descabellado, de hecho se está mostrando, pensar que en el futuro
todos estaremos bien controlados gracias a la red. No hablo de los
supuestos chips de ideas a lo “1984” de George Orwell, si no de que
voluntariamente (pero a su vez, paradojicamente, inconscientemente) lo
diremos todo sobre nosotros y estará registrado para absolutamente
cualquier persona existente, principalmente gobernantes y empresas (no
es ningún misterio, ya se ha hablado de ello en cientos de sitios).
Pero
antes que nosotros hubieron millones de personas y estamos pisándolas
con las botas del olvido. Esos millones (o trillones) de datos están
ahí, ¿qué haremos entonces? Esto no se puede lanzar al espacio ni al
fondo del océano, esto no se entierra y por supuesto no se puede ignorar
eternamente. En un principio seguramente sea clasificada, y se pensará
en borrar datos obsoletos para vaciar servidores. ¿Pero un familiar de
un fallecido de una cuenta Facebook tendrá derecho a reclamarla? ¿Tendrá
derecho a pedir que no sea borrada aunque sea solo por el recuerdo como
si de un álbum de fotos se tratase? Puede ser, probablemente sí. Pero
entonces llegamos a otro asunto, ¿hará todo el mundo lo mismo? Entonces
poco vamos a borrar... decenas de leyes surgirán y abogados de un nuevo
estilo defenderán datos basura para que su recuerdo no desaparezca. Se
inventará un sistema para comprimir los datos por parte del gobierno o
similar, pero entonces recordamos que todo tiene su límite... todo.
Quiero
especificar la ironía que es el tener un espacio absolutamente casi
infinito y que aún así se nos quedará pequeño. Se aumentará los
servidores, sí, la memoria de los ordenadores cada vez será más
titánica, sí, pero, repito, ¿qué haremos con toda esa basura del pasado?
Google tendrá que ser más potente aún si tienes que navegar por esa
peculiar imitación de Universo creado, navegar con naves espaciales
digitales para llegar al planeta más extremo solo para darte un dato
sencillo.
El hombre quería abarcarlo todo, y parece ser que lo ha conseguido...