Argentina pelea por sobrevivir, mientras Milei pregunta a la prensa qué debe hacer

Mientras la economía se hunde entre la especulación financiera y la improvisación presidencial, el país entrega su soberanía al capital extranjero.

 

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Milei nunca gobernó la economía

Nunca gestionó la economía como prometió en campaña: dolarización, cierre del Banco Central y apertura total. Tampoco lo hizo con su equipo libertario original. En su lugar, colocó —o le colocaron— a un grupo de traders y tecnócratas financieros como Luis “Toto” Caputo, Santiago Bausili, Federico Matías Furiase, Pablo Quirno y José Daza, ex viceministro de Economía de Chile.

Milei fue el personaje ideal para el avance de los grupos económicos y la concentración del poder financiero local. El festival de rentabilidad que su equipo generó al sector financiero —y, en especial, a los fondos internacionales— no tiene precedentes. Si se les ofrece una tasa altísima en pesos y un dólar controlado, saben exactamente hasta dónde pueden apostar: entran, aprovechan la tasa, ganan y se van con más dólares.

El carry trade: un saqueo silencioso

Alguna vez, Javier Milei dijo que cubrir el déficit con emisión era un “crimen de lesa humanidad”. Pero el carry trade que hoy saquea al país empobrecido y endeudado es mucho más devastador.

El problema no es solo que se lleven los dólares que nos endeudan, sino que dejan atrás una montaña de pesos que antes no existían. Pesos atrapados en Letras del Tesoro crecen al ritmo de tasas que ya superan el 100%. La base monetaria, aunque no hay datos oficiales claros, sería un 30% mayor a la que dejó Alberto Fernández, demostrando la incapacidad de este gobierno para controlar la inflación o proteger el ahorro de los argentinos.

Reservas virtuales y manipulación de mercado

Según la contabilidad creativa del Banco Central, hay “42.000 millones de dólares” en reservas. Pero de libre disponibilidad, casi nada. Esta maniobra busca engañar al Tesoro de Estados Unidos y sostener la ilusión de estabilidad mientras los fondos internacionales se enriquecen a costa del país.

Bessent Capital, un fondo de Wall Street, aprovecha la situación sin necesidad de comprender la economía local. Su estrategia es simple y despiadada: ganancias garantizadas con un gobierno pasivo que obedece sus movimientos. Esto profundiza la desigualdad y expone a la población a una futura crisis cambiaria y financiera que ningún argentino podrá resistir.

Intervención extranjera: control absoluto

El peso cada vez tiene menos respaldo en divisas y los precios superan a los del primer mundo mientras se mantiene artificialmente su valor. La economía argentina está dominada por intereses externos que manipulan el mercado para su propio beneficio.

Cualquier intento de revertir esta operación por un gobierno futuro provocaría un colapso inmediato del dólar y la inflación. Bessent Capital ya tiene cobertura con dólares futuros, asegurando ganancias aunque el país colapse. Estados Unidos protege a sus agentes económicos: primero sacan los fondos con el dólar bajo, luego regresan con el dólar alto para adquirir recursos y activos estratégicos a precio de remate.

Milei nunca gobernó, solo facilitó el saqueo

Este ciclo infernal solo fue posible porque Javier Milei nunca gobernó: aprobó leyes, quitó regulaciones, eximió impuestos y dejó que grupos económicos tomaran el control de la gestión.

Con más deuda, más emisión y más pobreza, la economía argentina es operada directamente desde el exterior, sin que el Estado tenga poder real.

La caída del peso es inevitable.

La pérdida del poder adquisitivo, también.

Las jubilaciones, los salarios, los precios dolarizados, los servicios, los alquileres: todo sube, menos la vida de los argentinos.

El Estado ya no pertenece a los argentinos

Javier Milei se presentó como el “topo que venía a destruir el Estado”. Lo destruyó, sí, pero para controlar a los ricos. Lo agrandó para someter a las provincias y a la gente.

Hoy, el Estado argentino ya no pertenece a su pueblo: lo controla otro Estado. El de Estados Unidos.

GAME OVER: Argentina sin soberanía económica

La fantasía terminó. La economía real fue devastada, mientras la financiera entró en un momento sin retorno. Primero salvó a Milei el Blanqueo, luego el FMI, estas últimas semanas el Tesoro de EE.UU., y ahora los fondos internacionales aprovechan el rescate de Trump para escapar.

Argentina nunca jugó con sus reglas, sino con las de la economía concentrada, y ahora los argentinos van a volver a pagar por eso.

El juego terminó.

Edición: Yedith Cazarin Escritora

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