La transición de la guerra a la paz es quizás el desafío económico más complejo que existe. No se trata solo de reconstruir carreteras y puentes, sino de reconstruir el activo más frágil y esencial: la confianza. Sin ella, las oportunidades de inversión, por más evidentes que sean, se diluyen. El reto, entonces, es cómo realizar la transición de un estado de desconfianza total (cero) a uno de confianza operativa (uno).