.....El tiempo es relativo y a diferencia de este enero, el año anterior inició retrógrado, fue espeso y prolongado, mientras que este enero nos grita a todos ¡Quítate que ahí te voy! Parece que va de prisa, cómo bailando al ritmo de un eufórico jazz. Aun así, los recuerdos del año pasado y antepasado, flotan sobre la superficie del agua que sigue fluyendo, sólo que esta vez más clara y por supuesto más a prisa.Todos tuvimos que abandonar algo de nosotros el año anterior, desde amistades, relaciones amorosas, trabajos, proyectos, estado civil, condiciones físicas, vivienda, en fin, mucho de nosotros se quedó relegado en el 2024. Y todos estos desarraigos trajeron como resultado un montón de lutos con inevitables nuevos comienzos.Lo que me hace pensar que todos andamos por ahí llevando entre las manos flores y recuerdos, fantasmas del pasado funesto que quizá solo valga la pena recordar para no volver a esos lugares y personas nunca más. Son recuerdos dolorosos pero puntiagudos, de los que nos hacen estremecer el cuerpo con la sola idea de que algo peor que no haber dado fin a esas circunstancias, hubiera sido haber permanecido en ellas.Por tanto, las flores las llevamos con gusto y no a la tumba, sino entre las manos como recordatorio de que si hubo un invierno, seguro también habrá primavera. La pesadumbre ya es historia vieja, aquellos mitos vueltos realidad como el “peor es nada” después de quedarnos sin nada o el de “la esperanza es lo último que muere” después de que esta última yace también en un cementerio, ya nada puede rescatarnos de la muerte, nada más que el 2025.Con un gélido viento pero con una energía cínica y vibrante, recogió como huesera los esqueletos del suelo y a todos nos trae como infantes gozando en penumbras el florecimiento de una nueva era. La mística del 2025 está en que ahora, conocemos todas las variantes de la muerte, pero seguimos vivos, lo que nos lleva a un solo camino lógico y coherente: Vivir.Quienes conocemos ya algunas caras de la muerte, nos sentimos sumamente atraídos por aquello que brilla con lucidez, no sin antes recordar con sensatez, que no debemos ignorar aquella advertencia de peligro que nos alerta diciéndonos: “No todo lo vivo tiene brillo”.Nos encontraremos con personas nuevas y en algún momento de la conversación, todas hablaremos sobre lo que perdimos y la predisposición en que ahora nos encontramos para ir solamente por aquello que nos hace ganar. Quienes pasaron el 2024 inadvertidos, están jugando dormidos o despertaron a sus sombras hace muchos años atrás, ya que solo con las victorias privadas bien ganadas, pudieron haber salido ilesos.En fin, no quiero decir que el 2025 será un año sencillo, más bien creo que en la medida en la que uno esté dispuesto a abandonarse a sí mismo para descubrir desde la incertidumbre su paraíso personal, será más fácil construir el cielo en la tierra y compartirlo con personas afines. No deseo nada más que esta construcción para mí misma y en la misma medida, lo deseo para cada uno de los seres humanos.