Carta de un Trabajador Social para la Humanidad (versión 2)

Señoras y señores, autoridades, profesionales, técnicos y ciudadanos del mundo:

 

. Soy Trabajador Social de profesión, una carrera que tiene una duración de entre 4 y 5 años, mientras que los técnicos en nuestra área cursan una formación de 2 años. Muchos de nosotros, además, continuamos con estudios de posgrado, alcanzando incluso el nivel de postdoctorado.

Nuestra formación nos capacita para abordar diversas áreas del conocimiento. Estudiamos derecho, pero no somos abogados; psicología, pero no somos psicólogos; pedagogía, pero no somos docentes. Sin embargo, no solo estudiamos estas disciplinas, sino que las aplicamos en nuestra labor cotidiana. Somos psicólogos cuando escuchamos e intervenimos en situaciones donde los pacientes no se sienten cómodos de contarle todo a otros profesionales. Somos docentes cuando educamos a la sociedad en temas cruciales, y también somos abogados cuando abogamos por la justicia social, aunque no siempre busquemos castigos penales o civiles.

Como trabajadores sociales, estamos presentes en todos los ámbitos donde haya seres humanos. Recorremos ciudades, pueblos y comunidades, y trabajamos en colegios, municipios, políticas públicas, religiones, y muchos otros espacios. Estamos donde más se nos necesita, insertos en diversos contextos para promover el bienestar común.

Somos agentes de cambio. Nuestra voz se alza siempre que se vulneren los derechos sociales. Defendemos a la mujer cuando es víctima de violencia, protegemos a los niños cuyos derechos son violados, y nos convertimos en una barrera de defensa cuando los adultos mayores son desatendidos. Los derechos sociales pertenecen a todas las personas, solo por el hecho de ser humanos, sin distinción alguna, ya sea en contextos de abundancia o de escasez.

Podemos tener diferencias políticas: algunos podrán sentirse atraídos por las ideas de Karl Marx, otros por las de Milton Friedman, o tal vez algunos prefieran apartarse de la política. Sin embargo, todos compartimos la misma premisa: el ser humano es político y social por naturaleza, y como tal, exigimos políticas públicas de calidad, que respondan a las necesidades de las comunidades y no sean solo promesas de campaña.

Queremos que los adultos mayores, los niños y las personas en situación de vulnerabilidad no sean utilizados como meros instrumentos para obtener votos, sino que se les brinden soluciones reales, basadas en evidencias y aplicadas de manera efectiva.

Somos una profesión diversa y multidisciplinaria. Leemos a Hegel, Freud, Adam Smith, y nos formamos tanto en las ciencias sociales como en áreas afines. Somos la única profesión que, cuando hablamos, lo hacemos en nombre de muchos. Somos quienes lideran las marchas pro-derechos, quienes defendemos las causas sociales y a los más desposeídos. **Somos la humanidad hecha profesión**, somos agentes de paz, somos miles, somos millones.

Señoras y señores autoridades,cuando necesiten intervenir en familias con alta complejidad, llámenos. No a ingenieros, abogados u otros profesionales; nosotros somos los formados para intervenir, proteger y trabajar con familias, grupos y comunidades. Nos regimos por tres métodos fundamentales:

1-caso.

2-grupo

3-comunidad.

Los cuales están fundamentados en disciplinas hermanas como el derecho y la pedagogía. Reitero: no somos abogados ni pedagogos, pero hemos sido formados en sus principios y técnicas.

Si en algún momento se otorgan a profesionales no especializados en trabajo social responsabilidades que competen a nuestra labor, les pido que nos den las mismas oportunidades. Así como a los psicólogos se les permite intervenir en comunidades sin necesidad de un postgrado, ¿por qué no darle a los trabajadores sociales la capacidad de intervenir en tribunales o realizar evaluaciones como los test de Rorschach o de Lüsher?

Señoras y señores autoridades, al elegir profesionales para los ministerios sociales, busquen aquellos con especialización en políticas públicas, derechos humanos, pedagogía social, y voluntariado en instituciones humanitarias reconocidas a nivel nacional e internacional. La experiencia en ONGs y microfinanzas debe ser prioridad, no más MBA o posgrados irrelevantes para el ámbito social. No se trata de discriminación, sino de asegurar que quienes estén en cargos decisionales sepan cómo hacer que las políticas funcionen de manera efectiva.

No hablemos de derrotar la pobreza, sino de superarla. No se trata de exterminar a los pobres, sino de que superen su situación. No hablemos de gasto social; los recursos destinados a la pobreza no son un gasto, son una inversión. Las palabras tienen peso, y debemos invertir en superar la pobreza, no en mantenerla.

Es cierto que, lamentablemente, algunos de nuestros compañeros han incurrido en actos de corrupción o violación de derechos humanos. Sin embargo, aunque ellos puedan portar el mismo título que nosotros, jamás nos representarán. Su conducta no refleja los valores que defendemos.

Señoras y señores del mundo, autoridades, ciudadanos, somos trabajadores sociales. No nos subestimen por trabajar con personas en situaciones de vulnerabilidad, mírennos como iguales. 

Recuerden, somos agentes de cambio. Siempre que la sociedad necesite transformaciones, estaremos allí. Cuando un niño necesite abrigo, estaremos ahí. Cuando falte la fe, estaremos ahí. Cuando la guerra cubra un país, estaremos allí buscando la paz. Somos trabajadores, asistentes, técnicos sociales.

Confíen en nosotros. Siempre velaremos por el bien común, y gestionaremos recursos para que cada persona pueda sanar sus necesidades. Somos miles, somos millones. Si quieren hacer trabajo social, estudien trabajo social. La acción social es algo diferente; lo que hacemos es trabajo social, una disciplina científica. Lo que otros llaman trabajo social, a menudo son actos humanitarios.

UNETE



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