Ucrania y el regreso a las dinámicas de la Guerra Fría

Al reunir mundialmente los suministros de armas y pedir al Congreso 33,000 millones de dólares más para apoyar a Ucrania, Washington está optando por ignorar las amenazas de Vladimir Putin de utilizar armas nucleares y, en cambio, está probando los límites del líder ruso.

 

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Luego de que Washington reuniera a 40 países en una base estadounidense en Alemania para debatir sobre la ayuda a la guerra de Ucrania con Rusia, Putin amenazó el miércoles con una respuesta "rápida como un rayo" si terceros intervienen directamente en favor de Kiev.

"Para ello tenemos todas las herramientas que nadie más puede presumir de tener. No vamos a alardear: las utilizaremos, si es necesario", dijo Putin. Fue una referencia apenas velada a las armas nucleares tácticas de Rusia, que según la doctrina militar rusa pueden utilizarse para obligar a un enemigo a retirarse.Pese a la amenaza rusa, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, redobló su apoyo a Ucrania.Los 33,000 millones de dólares que pidió incluyen 20,000 millones para armas y municiones, casi siete veces la cantidad enviada a Ucrania desde que los rusos la invadieron el 24 de febrero.

Los acontecimientos mencionado anteriormente nos pueden llevar a un viaje en el tiempo muy familiar, recordándonos todos los sucesos de la Guerra Fría donde observamos constantemente estas amenazas, toma de países disputas y búsqueda de control de los países que representan el “cinturón de seguridad” de Estados Unidos y Rusia

Durante las casi cinco décadas que duró el antagonismo ideológico político y estratégico que oponía a Estados Unidos y la Unión Soviética adquirió diferentes tonos, se desarrolló en distintas regiones y estuvo sujeto a las condiciones cambiantes de cada país y al estilo contrastante de los líderes a la vez que los rasgos de los mismos en ese lapso. 

La transformación de Estados Unidos en una superpotencia mundial al término de la Segunda Guerra Mundial trajo consecuencias de largo alcance para los países de América Latina, que quedaron naturalmente inscritos en su esfera de influencia. Por consiguiente, no pudieron escapar al conflicto entre Estados Unidos y en ese entonces la Unión Soviética, donde el intervencionismo era un patrón de las relaciones interamericanas ya establecido. 

La marcada ideologización de la política exterior de aquel entonces, inspirada en una doctrina de “contención del comunismo” fue el vehículo para que la política estadounidense se pudiera insertar al interior de ciertos países. No obstante esta doctrina de “contención del comunismo” ya no es factible dentro del sistema internacional contemporáneo, sin embargo el expansionismo militar sigue muy presente en la actualidad pero La expansión de la OTAN y el desarrollo militar del territorio de Ucrania por parte de la Alianza es inaceptable para Rusia, ya que se podría decir que uno de los objetivos de Rusia es evitar este “expansionismo militar” de Estados Unidos especialmente ahora que su estabilidad hegemónica no es lo que fue en el pasado. Volviendo al contexto de los regímenes durante la guerra fría los cuales eran la contención, dejando en este caso a la vida política de Ucrania vinculada a los acontecimientos en el orden hemisférico.

Sería pecar de ingenuos pensar que Rusia se cruzaría de brazos viendo cómo la revuelta de Maidán de 2014, en Kiev, auspiciada por el bloque euro atlántico, hacía caer un gobierno prorruso y se lanzaba en brazos de la UE y pedía la entrada en la OTAN. Sobre todo, pensando que la parte oriental del Donbass (Lugansk y Donetsk) y el sur de Ucrania, junto a Crimea, son de población mayoritaria rusa y que comparten lazos culturales y de lengua muy estrechos con Rusia. 

Para Estados Unidos Rusia nunca ha pasado de moda como el villano perenne de las películas, las tensiones reviviendo en este conflicto surgen de un guión geopolítico muy desgastado, siendo un eco de la Guerra Fría.

Aunque Biden ha reiterado que las tropas estadounidenses no se involucraron directamente en Ucrania, el aumento del apoyo ha convertido el conflicto en una guerra por representación, escribió Sam Winter Levy, especialista en guerra de la Universidad de Princeton, en el sitio web "War on the Rocks". "Occidente debe tener clara la situación que enfrenta. Actualmente está librando una guerra por representación con Rusia, que plantea riesgos muy reales de escalada", escribió.

Lo deseable sería que los gobiernos europeos se distanciaron del alineamiento al lado de los intereses particulares de EE UU, tampoco situándose al lado de Rusia, pero sí buscando una neutralidad que rebaje las tensiones entre ellas en Ucrania y en otros puntos. Pero escuchando las lastimosas declaraciones de José Borrell como representante de Exteriores de la UE y de otros cancilleres europeos, hay que temer que Europa occidental se alineará una vez más al lado de Estados Unidos para dar paso a una nueva guerra fría, aunque eso sí, de mucha menor gravedad que la anterior.

UNETE



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