Cambio climático abriendo una nueva ruta para Canadá

Por décadas se nos ha advertido de la amenaza que el cambio climático representa para el frágil equilibrio que hace posible la vida como conocemos en el planeta. Se ha estimado que un cambio de apenas un grado centígrado más en la media mundial puede crear inestabilidad en los sistemas hidrológicos, cadenas alimenticias y en general en los ecosistemas de los cuáles la actividad humana depende. Este futuro que parece cada vez más inminente es un problema para toda la humanidad sin distinciones; sin embargo diversos estudios preven que algunas regiones del mundo pueden verse beneficiadas de una temperatura global promedio más alta, en específico países en el norte geográfico del mundo, dentro del círculo ártico. Uno de estos países es Canadá, quien ya se prepara para aprovechar las oportunidades que el cambio climático está poniendo a sus pies, o costas mejor dicho.

 

. Se ha estimado que un cambio de apenas un grado centígrado más en la media mundial puede crear inestabilidad en los sistemas hidrológicos, cadenas alimenticias y en general en los ecosistemas de los cuáles la actividad humana depende. Este futuro que parece cada vez más inminente es un problema para toda la humanidad sin distinciones; sin embargo diversos estudios preven que algunas regiones del mundo pueden verse beneficiadas de una temperatura global promedio más alta, en específico países en el norte geográfico del mundo, dentro del círculo ártico. Uno de estos países es Canadá, quien ya se prepara para aprovechar las oportunidades que el cambio climático está poniendo a sus pies, o costas mejor dicho.
La situación con Canadá es que este  se está calentando en promedio a un ritmo dos veces más rápido que el resto del mundo. Es lo que asegura un informe realizado por el gobierno federal canadiense que advierte también de que los cambios causados por el cambio climático ya son evidentes en muchas partes del país y que se prevé que se intensifiquen.

Los territorios más septentrionales del país de la hoja de maple están compuestos por una increíble cantidad de islas e islotes que permanecen rodeados de aguas congeladas la mayor parte del año, pero por un breve período en el verano, las aguas que bañan esta región se derriten y permiten la navegación. 

Durante toda la historia canadiense, este corto período no ha sido suficiente para posicionar estas aguas como una ruta de transporte alterna entre el Pacífico y el Atlántico, imposibilitando competir con la ruta existente en el Canal de Panamá. No obstante, el reciente aumento de temperatura ha alargado este período de deshielo y ha hecho rentable el uso de esta ruta para el cruce de barcos que no pueden utilizar el Canal por su gran tamaño. Esto ha llevado a que el Estado canadiense tenga ahora un interés en que la temperatura mundial siga aumentando pues, entre más se alargue el período de deshielo, mayor será la rentabilidad de la ruta y más embarcaciones cruzaran por aguas canadienses pagando impuestos, deteniéndose a cargar combustible y facilitando el acceso de productos canadienses al mercado global.

«Quien domina el mar domina el mundo». A lo largo de la historia no son pocos los ejemplos de la directa relación entre la supremacía naval de una nación y su prosperidad y hegemonía. Imperios como el español o el británico se cimentaron en su Armada y en el control de los océanos y las rutas marítimas que estos proporcionaban. Estrategas como Mahan señalaron la extrema importancia de esta idea, que guió a los Estados Unidos a conformar una Marina que le otorgase la supremacía naval para explotar el comercio marítimo y reforzar su posición dominante.

El gobierno canadiense ya ha comenzado a planear a futuro y a invertir en la ruta conocida como Northwest Passage, o Pasaje del Noroeste, con agencias como el Servicio del Hielo Canadiense llevando a cabo estudios anuales para determinar la viabilidad de la ruta.

En teoría, un barco podría zarpar mañana desde Vigo y llegar a Japón sin pasar por el Canal de Panamá. En la práctica, los icebergs siguen desaconsejando la travesía. En unas semanas, cuando acabe el deshielo, el paso volverá a cerrarse, pero este hito -y otros más que vendrán- explica por qué Rusia, Canadá, Estados Unidos y Noruega han emprendido una carrera más que diplomática por controlar el Ártico.

Fenómenos como este nos demuestran que aún cuando procesos globales nocivos para la humanidad en su conjunto ocurren, siempre habrá quienes puedan sacar provecho de ello aunque esto empeore aún más la situación. Además de que la apertura de rutas marítimas hasta ahora bloqueadas por el hielo y el afloramiento de recursos vivos y minerales actualmente inaccesibles para el ser humano han captado la atención no solo de los Estados ribereños del Ártico, sino también de potencias como China, Rusia y Estados Unidos lo que ha marcado el pistoletazo de salida a una carrera para ejercer su influencia en esta región, donde el control de las rutas marítimas y la explotación de los recursos existentes darán lugar a nuevas relaciones internacionales.

En el caso canadiense, buscar aumentar el volumen del comercio mundial a través del uso de barcos cargueros que funcionan con hidrocarburos mientras se alienta a un sistema que consume más de lo que necesita no hace nada más que contribuir al cambio climático, mismo que beneficiará más este proyecto. Lo que toca es ahora preguntarse si este beneficio es sostenible o si seguir aportando al aumento global de la temperatura llevará inevitablemente a un punto en el que ni siquiera los canadienses puedan obtener un beneficio de un ártico derretido.

UNETE



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