Reseña realizada por Begoña Curiel.Bonito y emotivo, sí, pero le falta garra. Lamento que una historia esté a punto de engancharme pero no llegue a hacerlo del todo, que no consiga dejar el poso por el que lo recordarás en el futuro, que es precisamente el mérito de la buena literatura o una buena historia. Las múltiples formas del querer podrían haber dado para mucho más.Dos voces narradoras, la de Ismael junto a la cama de hospital de Noray y esta última en primera persona, desgranan el mapa emocional sobre todo de la segunda, que además sirve para conocer un poco más a Ismael y sus motivos.La vida, emociones, fracasos y experiencias de Noray se remontan al pasado en el que fallecen sus abuelos, una muerte que la hará encerrarse en la casa del pueblo rememorando la historia familiar con heridas de guerra civil y éxodo pero también de un amplio abanico de temáticas como la salud mental, la anorexia, suicidio, maltrato, homofobia... Todas juntas y revueltas se ponen al servicio del amor escrito con mayúscula porque Inés Martín Rodrigo recorrerá todas y cada una de las formas que adopta este sentimiento tan inabarcable.La de los abuelos por su nieta y a la inversa, el amor de pareja, también el incomprendido por la sociedad, la amistad, etc, sin faltar el imprescindible, el amor por uno mismo sin el que difícilmente puede existir el resto entendido de forma sana.Las intenciones de la autora están claras, la pasión que existen tras sus palabras también, pero no ha conseguido transmitirme la intensidad de esas emociones. Que sea un asunto trillado el de las caras del amor no tendría por qué ser un inconveniente. Muchas veces he comentado en reseñas que no hay «peros» en este sentido si se palia con originalidad, una perspectiva desconocida, una escritura que arrolla o todo junto, ¿por qué no? Lo digo porque me he topado con libros así. Pero no es el caso de estas “formas del querer”.Se ha quedado corto para mi gusto, su estilo es sencillo y tampoco sería una pega si en ocasiones no fuese soso. Son cosas bien diferentes. No por eso deja de ser un libro bonito y entrañable diría, más por el aura que envuelve el objetivo de este novela, que claramente se percibe sin necesidad de avanzar mucho en las páginas. Es como si todo, fuese demasiado fácil en esta lectura...Me hubiera gustado que este libro me hubiera encantado. Puede parecer una tontería, pero hay historias que no dicen nada y no siento reparos en afirmarlo y sin embargo sí los tengo con Las formas del querer –que no quiero decir, en absoluto, que su historia no diga nada– porque hay algo que sí he sentido con Inés Martín Rodrigo a diferencia de esos libros planos o simplones: se nota claramente el Amor que ha puesto en este proyecto.Y otro dato con el que se me suele llevar de calle y queda constatado en Las formas del querer: el amor a los libros que tanto sirven de refugio.Por su hermosa portada y prometedor título, también el hecho de que recibiera el premio Nadal y de que la autora sea periodista cultural apunté de inmediato esta novela en la pila de pendientes que finalmente leí hace más de un mes.Ya supe entonces que me costaría hacer esta reseña porque la conclusión es “un sí, pero no, un no pero sí”, un libro de los que te gustan más por la persona que intuyes que hay tras él que por su escritura o valor literario. Pero también estoy segura de que será cuestión de tiempo y experiencia lo que mejore esta percepción.Publicado el 31 de mayo de 2022Entrada relacionada con Begoña Curiel, Inés Martín Rodrigo