A lo
largo de este artículo, y por ser el mes de la violencia de género, queríamos
hablar y presentaros las dificultades
que se encuentran las mujeres que presentan
adicción a sustancias o comportamentales y violencia de género.
Las
personas que trabajamos en tratamiento
de drogodependencias, nos encontramos que las mujeres con problemas de
adicciones presentan a su vez, en muchos casos, numerosos antecedentes de
violencia en la familia, tanto de género, como violaciones, abusos u otros.
De
la misma manera, entre las consecuencias del maltrato en la salud de las
mujeres, suele mencionarse el abuso de alcohol, benzodiacepinas y otras drogas.
La mayoría de los estudios (Villacencio Carrillo y Sebastián Herranz, 2001)
señalan que un 10% de las mujeres maltratadas abusan de alguna/s droga/s.
En
el caso de las mujeres, la relación entre drogodependencia y maltrato puede
seguir direcciones diferentes. En el estudio de Kilpatrick y Best (1990), la
violencia sufrida resultó ser el mejor predictor de la adicción al alcohol u
otras drogas. Por otro lado, el uso de estas sustancias , puede ser una
estrategia de afrontamiento ante la ansiedad extrema, el insomnio o la angustia
derivada del maltrato.
En
estos casos nos encontramos que la adicción y el maltrato en mujeres se
convierte en una doble vulnerabilidad, que interrelacionan en los 2 sentidos,
tanto como antecedente (la mujer consume antes de las experiencias del maltrato
en la pareja) como consecuente (la mujer consume como consecuencia de la
violencia de género).
Según
Testa en 2004 el uso de drogas en la mujer contribuye a la aparición e incluso
al mantenimiento de agresiones sexuales y victimización física.
Cuando
se detectan dificultades en este ámbito, no son derivadas a centros específicos
de violencia, sino que permanecen en la red de drogodependencias. Generalmente
es algo que queda por trabajar, cuando se le da el alta a la paciente, y es un
elemento que influye en el abandono del tratamiento e interacciona con el
mantenimiento de la dependencia a la sustancia. También comentar, que a menudo
el equipo terapéutico detecta la situación, pero se encuentra con la negación
de la paciente a abordar ese tema. La violencia de género, en este sentido,
tiene una fase de negación, igual que las adicciones. De la misma manera que
las personas les cuesta, y es un proceso largo reconocer que tienen una
adicción, las mujeres maltratadas pasan por unas fases similares para poder
identificar que están sufriendo situaciones de maltrato.
¿A QUE RED PERTENECEN ESTAS MUJERES? ¿DÓNDE LAS TRATAMOS?
A
nivel de tratamiento nos encontramos que, las mujeres que tienen problemas de
adicción son rechazadas en la mayoría de los centros de la red de violencia del
mismo modo que las mujeres con problemas de violencia de género se encuentran
excluídas de los programas de drogodependencias.
Esto
se explica por:
·
Los
centros de drogodependencias son abiertos, no hay seguridad, son fácilmente
localizables, en muchos se pide la colaboración familiar a lo largo del
tratamiento, e incluso en algunos se realizan visitas y terapias familiares.
Que la mujer presente una situación de maltrato activa significa que en estos
centros no podrá estar protegida de su maltratador, suponiendo un riesgo para
ella y para el centro. Además si la mujer tiene hijos, tendrá que renunciar a
ellos o delegar la guarda, ya que los centros de tratamiento no aceptan niños.
(Actualmente existen muy pocos recursos residenciales en los que la mujer pueda
convivir con sus hijos)
·
Por
otro lado en la red de violencia de género, nos encontramos que no trabajan
adicciones, por lo que la persona puede disponer de dinero, hacer salidas,
comprar sustancias,...lo que puede perjudicar a la convivencia con las otras
residentes y sus hijos. Al no trabajar este tema, la mujer puede seguir
manteniendo su adicción con toda la problemática que eso comporta tanto para
ella, sus hijos y las demás usuarias que conviven en el centro.
Actualmente
los profesionales de las 2 redes son más conscientes de la situación, y se han
diseñado programas específicos, pero con
muy pocos recursos y plazas.
ORIENTACIONES
TERAPÉUTICAS/ CONCLUSIONES
A
continuación señalaremos algunas orientaciones terapéuticas y aspectos
importantes a destacar para prevenir y trabajar la violencia de género con
estas mujeres y con mujeres adictas en general.
·
En
perfiles de mujeres adictas se debe valorar y explorar las relaciones de
pareja para detectar posibles
situaciones de riesgo y maltrato activo, tanto físico como psicólogico.
·
Por
otro lado, con mujeres que sufren violencia de género se debe explorar posibles
abusos y/o adicciones, tanto a sustancias legales, como ilegales como
adicciones comportamentales.
·
Si
se detectan las 2 situaciones, es importante poder abordarlo con la persona
para que un aspecto no interfiera el
otro y explicarle detalladamente como una puede obstaculizar en el proceso de
evolución de la otra, y la importancia de trabajar las 2 a la vez. Es
importante nombrar las cosas y explicitarlas, además de una atención integral
del problema.
·
Sería
importante y recomendable diseñar grupos específicos de violencia de género en
la red de drogodependencia y de
adicciones en la red de violencia, para así generar consciencia y prevenir e
identificar posibles situaciones.
·
Es
imprescindible que los profesionales que
trabajen en cualquiera de las 2 redes dispongan de formación complementaria
tanto en adicciones como en violencia de género, de esta manera se ayudaría a
identificar las problemáticas y a su mejor abordaje-
·
Es
imprescindible la coordinación entre las 2 redes (adicciones /violencia de
género) y en caso necesario y posible se deben trabajar las 2 a la vez.
·
Es
necesario que los profesionales que trabajen en la red, tanto de violencia como
de drogas, se conciencien con la problemática y con el abordaje terapéutico y
específico que requiere.
Castaños, M y Meneses, C y col. ; Intervención en drogodependencias con enfoque de género, Instituto de la mujer, 2007
Martínez Redondo, P; Investigación sobre la intervención en drogodependencias y malos tratos a mujeres en las redes de atención, UNAD 2010