Me acostumbré a escuchar las noticias en la radio todas las mañanas,
porque en lo personal le encuentro muchísimo más sabor a este medio de
comunicación que a la televisión misma. Incluso, he llegado a la
conclusión que me gustaría tener algún programa en alguna radiodifusora
para hablar de alguna de mis tres pasiones en la vida (además, de la
familia, claro): la política, el psicoanálisis y la enología. Conozco a
las tres por experiencia, y en mi formación profesional me he dedicado a
la primera: la ciencia política y los medios de información; ahora
bien, para hablar de cualquiera de estos tópicos, se requiere pasión. El
resto es lo de menos.
Pues bien, escuchaba el viernes por la
mañana un noticiero de radio y entonces, en el último segmento del
programa llevaron a dos psicólogos para comentar el tema que decidieron
tratar en ese momento: las redes sociales y su relación con la vida
privada de cada persona. El argumento central de los conductores del
noticiero era que las redes sociales han provocado una serie de
interacciones diferentes en nuestra convivencia diaria y que
invariablemente se afectarían las relaciones con otras personas (en el
plano emocional, social y laboral). Los especialistas presentes en la
cabina de radio dijeron que, en realidad, las redes sociales como
"Facebook" o "Twitter" no eran los causantes de los problemas en las
relaciones interpersonales, puesto que las raíces eran mucho más
profundas que eso, pero que sin duda, las redes eran justamente lo que
podría potenciar esos defectos.
En la última parte de la charla,
los expertos consideraron que, por ejemplo, una persona que tuviera
problemas de adicción a las redes o que fuera infiel a su pareja, no era
porque el "Facebook" o el "Twitter" lo volvieran disfuncional, adicto o
infiel, sino que la conducta ya estaba arraigada en la psique de la
persona y el internet solamente era un caldo de cultivo sumamente fértil
para que dichas patologías surgieran con mayor intensidad. Y debo
admitir que me pareció un postulado coherente y, además, hace sentido
con mi manera de pensar, donde he sostenido que la variable personal es
la más importante al momento de realizar análisis y estudios sobre
nuestra sociedad y nuestra política.
Llevándolo a un plano mucho
más general y colectivo, estaba pensando que el asunto de la violencia y
la inseguridad en México, o bien, la corrupción y el deterioro de
nuestra sociedad no tiene que ver con que las cosas en este sexenio (o
en anteriores) se hayan, o no, combatido militarmente. Sí, pues, en
tanto es una responsabilidad del Estado aplicar la ley, pero no podemos
echarle la culpa a estos factores externos de nuestra carencia de
valores, de límites o de ética que proviene desde el interior de cada
uno. Somos la materia prima con que se forman los gobiernos, las
sociedades (políticas, económicas, etc.) y con esos "insumos" es con lo
que diariamente convivimos unos con otros. En realidad, el cambio más
importante está en ello.
¿Por qué es tan difícil erradicar la
violencia en el país? Porque la violencia es el medio por el que nuestra
falta de valores y de ética personal emerge a la superficie y hace de
las suyas. Alguien que, por ejemplo, no tiene respeto por la autoridad o
por la ley, la violencia le da el pretexto perfecto para robar (tomar
algo sin habérselo ganado antes), o bien, para resolver conflictos
personales con otras personas. Por tanto, lo que tenemos que empezar a
hacer es imponernos cada uno de nosotros nuestros límites y fortalecer
interiormente nuestros principios, para que entonces, independientemente
de la situación en el exterior, cada quien sepa actuar con ética. De
este modo la sociedad puede funcionar mejor. El problema estará entonces
en tener la fuerza de voluntad y los mecanismos perdurables y
sistemáticos de cambio interno. Pero eso es otro boleto. Hay que empezar
por el principio.
www.federicoling.com y @fedeling
*Maestro en Análisis Político y Medios de Información