Castillo: sin rumbo ni plan

Los hechos ocurridos en el Perú en las últimas dos semanas han evidenciado el estado anárquico en el cual estamos sumidos todos los peruanos por un gobierno que no sabe hacer, pero sí sabe deshacer, sobre todo deshace las instituciones y la gobernabilidad.

 

.

Es verdad que Castillo entró al gobierno apoyado por los progresistas y por la extrema izquierda peruana, y por una cierta dosis de inquina de los antifujimoristas, quienes confiaron su voto en un personaje que decía ser parte del pueblo porque proviene de las entrañas de él.

Pero el resultado que tenemos es lo de siempre: un personaje oscuro, sin ideas del significado de la gestión pública ni mucho menos de conocimientos básicos de la Constitución ni de la gobernanza.

Castillo ha demostrado en menos de ocho meses que es un hombre incapaz para dirigir una sociedad caótica e informal como es el Perú (con el perdón de los peruanos).

Castillo representa la carencia de ideas y la anarquía, no al modo spenceriano, sino del verdadero significado de carencia de estado y predominio de la libertad individual sin orden ni concierto.

Castillo entró con un plan y con grandes promesas de cambio que provenían de sus voceros. No obstante, no ha cambiado absolutamente nada desde que ingresó al gobierno, pues aún siguen pululando , por puertas giratorias, personajes elegidos por amiguismo, los lobbys, los contratos a llave en mano previamente pactados para dar la buena pro de algún proyecto. No es casual que aparezcan personajes vinculados a alguna denuncia por peculado y corrupción, y que han mantenido cierta reunión con Castillo, como Aguilar Quispe, el joven empresario provinciano que ha tenido contratos millonarios con el Estado y que visitaba con frecuencia el Palacio de Gobierno.

Este actuar de Castillo solo evidencia que él mantiene las viejas prácticas de corrupción y no representan ningún cambio.

Ahora bien, hace algunas semanas el aumento excesivo del precio del petróleo y la prohibición de la libertad de reunión y movilización en la ciudad de Lima fueron los detonantes de las huelgas que expresaban la indignación de la población por las malas decisiones de un gobernante que solo ocasiona el malestar general.

Para poder calmar ese malestar, Castillo recurre al viejo actuar populista: aumentar el valor del sueldo mínimo y reducir el impuesto selectivo al consumo y el IGV al petróleo y a los alimentos básicos, respectivamente.

Castillo actúa como suelen actuar los bomberos: ante la inminencia del fuego recurre a apagar el incendio, pero no planifica las acciones necesarias para evitar cualquier siniestro, sino que espera su eventualidad, y ante ella, solo la sofoca, pero mantiene latente la posibilidad de otro incendio.

Esta forma de actuar de Castillo nos está conduciendo a un abismo profundo del cual no podremos salir. Castillo entró con un discurso de izquierda pero no aplica ninguna política de izquierda. Castillo entró con las promesas de planificación con enfoque territorial pero no es capaz de poner en práctica esta promesa. Castillo entró con la promesa de luchar contra la corrupción pero él representa a la corrupción por los personajes que lo rodean.

Con este actuar, Castillo está marcando sus pasos para salir de Palacio. No es necesario buscar argumentos para poder sacarlo, ni para exigir su renuncia. Él otorga los argumentos necesarios para que salga y sea olvidado de la historia porque personajes como él merecen ser obviados de cualquier momento histórico.

UNETE



Compartir
Tu nombre:

E-mail amigo:
Enviar
PDF

  • linkedin facebook twitter
  • ©reeditor.com
  • Todos los derechos reservados
  • Avisos Legales