. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Ha trabajado en el mundo editorial y como guionista de televisión para diversos programas y documentales de Canal Sur.
Después de participar en numerosas publicaciones colectivas, publicó su primer libro, Historias del Guadalquivir, en 2011, un viaje literario y antropológico por el corazón de Andalucía.
Actualmente reside y trabaja en Heidelberg (Alemania) y es uno de los promotores de World Literary Atlas (worldliteraryatlas.com), una página web que reúne literatura y geografía.Su debut en ficción llegó en 2016 con los relatos de Once goles y la vida mientras. Cervantes para cabras, Marx para ovejas es su primera novela.En esta entrevista Pablo Santiago Chiquero nos adelanta el título de su nuevo trabajo. Entrevista realizada por Begoña Curiel para ELD.–Es su primera novela. ¿Dio vértigo?Vértigo no, pero sí sorpresa. Fue un proceso creativo muy rápido, que duró muy pocos meses. De alguna forma, es como si durante muchos años hubiese estado leyendo y preparándome para escribir ese libro.–¿Satisfecho con la respuesta?¡Más que satisfecho! Lo normal es publicar un libro y que a las pocas semanas ya nadie se acuerde él. Cervantes para cabras, Marx para ovejas lleva ya trece reimpresiones y se ha convertido en una recomendación fija de muchas librerías. El libro ha cobrado vida propia, y eso es lo mejor que le puede pasar a una obra. Yo digo que ya no me pertenece, sino que es como un hijo que se ha ido de casa. Se le desea lo mejor y se le quiere mucho, pero uno ya tiene poco que ver con él.–La reseña publicada en El libro durmiente deja claro cuánto nos ha gustado. Es un maravilloso alegato de los indudables beneficios de la lectura, con los clásicos como baluarte. Y encima, divertida. ¿Fue difícil conjugarlo a la hora de escribir?No fue difícil porque parte de una experiencia propia. A mí me encanta leer los clásicos españoles, desde Gonzalo de Berceo hasta nuestros clásicos del siglo XX, porque en ellos encuentro una lengua viva, flexible, original, un español que ya no se habla pero que sigue siendo la base de nuestro idioma. Además de eso, a mí los libros me sirven como terapia. Con ellos cargo fuerzas, encuentro sosiego, paso los momentos de miedo o depresión. La lectura tiene un claro poder terapéutico que no hay que olvidar...–Creo que tenía claro desde el principio que el escenario sería un pueblo andaluz en los años 30.Yo soy de un pequeño pueblo andaluz, y al final uno acaba escribiendo de lo que conoce, de los espacios que le son familiares y casi forman parte de la personalidad... Yo admiro a esa gente que puede escribir de lugares en los que nunca ha estado, pero yo necesito conocer los sitios para poder ambientar en ellos alguna escena.–¿Qué hace un pastor deprimido –«encamado», entonces ese término quedaba lejos– con El Quijote y El capital en las manos? El título ya revela por adelantado que la suya va a ser una historia muy, muy particular.Pues leer, y sobre todo cargarse de idealismo y de sueños. En nuestra vida, el idealismo ha perdido por completo su lugar. Ya nadie vibra o dedica su vida a las grandes ideas, pero no hay que olvidar que el quijotismo siempre ha formado parte del alma española, y hay que reivindicarlo como una forma de afrontar las cosas...–La evolución psicológica de Mateo es fascinante. De un capítulo depresivo pasará a convertirse en un héroe. Y los libros tienen la culpa. ¿Con ellos y lo que significan todo puede o podría ser posible?Por supuesto, los libros siempre han movido la historia. Siempre lo han sido. Los libros han fundado religiones, ideas, movimientos políticos, países... Hay libros santos, libros prohibidos, libros malditos y libros que han llegado a ser clásicos. Hay libros aparentemente insignificantes, y sin embargo de gran belleza. El libro sigue siendo uno de los objetos más importantes que ha producido el hombre.–En sus entrevistas ha dicho que no tuvo que documentarse en exceso para esta novela, ¿por qué?De alguna forma todo lo que trata la novela me era familiar. Yo procuro leer todos los años El Quijote y me lo sé casi de memoria. Disfruto cada relectura. Leer a Marx tampoco es demasiado difícil y el ambiente y la gente de los pueblos, aunque hayan pasado tantas décadas, no es tan diferente del de la Segunda República... Nos creemos que hemos evolucionado mucho, pero el hombre sigue siendo bastante igual al de hace un siglo. En tres generaciones no se cambia radicalmente el hombre.–Leer lo que sea no merece reproche pero sin los clásicos... Complete la frase.... sin los clásicos tendríamos una lengua muerta, sin brillo ni matices.–Ellos ya lo contaban todo y sin embargo la literatura tiene que continuar. Sé que es un lector empedernido. ¿Qué autores además de los clásicos le han dicho o han supuesto algo relevante para usted?Ernest Hemingway, principalmente por su estilo. Saul Bellow, por su prosa rica y muy viva y su forma tan americana de ver las cosas. Miguel Delibes, por su sencillez rural, tan española. Camilo José Cela, por sus humor y sus incorrecciones que han dejado de ser políticamente correctas...–Reivindica la lectura como actividad terapéutica, un yoga mental convertido en medicina para el alma. Para Mateo, su cabrero, fue la pastilla más efectiva. Por muy manida que suene la última frase es así de literal. ¿De qué manera le ha servido y le sirve en su vida? ¿Se le pasa algún día sin leer?Un día sin leer, ¡qué horror! No, eso no entra en mi casa. Trabajo y procuro estar con mis dos hijos pequeños, así que leo principalmente cuando no están en casa. La lectura me relaja y me sirve para que los días terminen de forma armoniosa. Por muy dura que haya sido la jornada, las horas de tranquilidad de la noche me recompensan. No veo la tele, ni Neflix ni nada. Prefiero la letra impresa.–¿Qué hacemos con esta tasa tan baja de lectura en nuestro país?Hay que dejar los móviles de lado, apagarlos por una tarde y dedicarse a leer de forma concentrada. Y hay que leerles mucho a los niños, para que ellos a su vez descubran la lectura. Pero por desgracia carezco de la receta general para que un país lea más.–Vive en Heidelberg, Alemania. Las comparaciones son odiosas pero cuéntenos, ¿cuánta envidia deberíamos tener por los índices de lectura en ese país?Yo creo que ahí entran en juego muchos condicionantes históricos. En España los índices de analfabetismo fueron muy altos hasta bien entrado el franquismo, y seguimos arrastrando como sociedad ese lastre, porque aunque ya no haya tanto analfabetismo, en muchas casas no hay hábito de lectura. Además, y eso es una cosa que me molesta, España es un país en el que la tele siempre está encendida. En las casas, en los bares, en los autobuses... ¿No sería mejor apagarla un ratito?–Antes de su primera novela escribió Historias del Guadalquivir y Once goles y la vida mientras. Háblenos de ellas.Historias del Guadalquivir es un viaje literario y antropológico siguiendo el curso del Guadalquivir. De alguna forma, salvando las distancias, quise imitar el espectacular Danubio de Claudio Magris. Once goles y la vida mientras es un homenaje a mi infancia y juventud muy futbolística, once relatos sobre gente normal que son testigos de grandes goles de la historia reciente del fútbol.–¿Revolotea por ahí alguna idea? ¿Novela? Porque no es escritor de obra por año, ¿o va a ser distinto después del éxito de la primera?En abril se publica nueva novela con Maclein y Parker. El título ya lo puedo adelantar: ¡Aleluya, el carro de Celso!–¿Se ve en el futuro dedicándose totalmente a la escritura? ¿Hasta qué punto es vital la creación literaria en su vida?No, dedicado por completo a la literatura no me veo. Para eso soy demasiado pragmático y quiero que mis hijos crezcan con cierta estabilidad económica. Si Cervantes nunca pudo vivir de las letras, ¿por qué debería de hacerlo yo, que no le llego ni a los zancajos?–Es creador de la página www.worldliteraryatlas.com. Es una idea fantástica, ¿podría explicarnos cuál es su contenido y objetivo?Parte de la idea de que todos los lugares de este mundo se han descrito en los libros, y pretendemos reunir muchas citas sobre lugares. Por desgracia, el proyecto está bastante abandonado por falta de tiempo y financiación...–Por supuesto, si hay algo más que quisiera añadir y/o comentar, este espacio es suyo.Darte las gracias por la lectura y la recomendación. Y desearte una vida cargada de grandes lecturas.Reseña: Cervantes para cabras, Marx para ovejasPublicado el 18 de marzo de 2022Entrada relacionada con Begoña Curiel, Pablo Santiago Chiquero