En Occidente nos hemos acostumbrado a mirar de refilón los problemas ajenos. Priorizamos la autoindulgencia ante cualquier distracción que desvíe la atención de nosotros mismos.
En Occidente nos hemos acostumbrado a mirar de refilón los problemas ajenos. Priorizamos la autoindulgencia ante cualquier distracción que desvíe la atención de nosotros mismos.
. Priorizamos la autoindulgencia ante cualquier distracción que desvíe la atención de nosotros mismos.