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Braguero, que tal es el apellido de nuestro pusilánime protagonista, se embarcará en un viaje interior, iniciático y caótico, con la esperanza de conseguir la anhelada transformación personal que su querida novia le reclama. Durante el tiempo que dura otro tipo de viaje, éste realizado por la Churri y con destino a la India, Fermín iniciará un periplo que le llevará a ponerse en las manos de una retahíla de gurús de medio pelo. Y es que Braguero es una persona con mala suerte, con mal karma que diría su novia y, hasta lo más trivial, se le acaba complicando sobremanera.
Por fin llega el día del regreso de la Churri y, frente a la puerta de salida de la T4 del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, se dirige el bueno de Fermín dispuesto a recibir a su exigente amada. Se siente inseguro ante el alcance y profundidad de los cambios logrados, lo cual le llevará a entablar conversación con Falán, a la postre, de origen hindú. El carácter pragmático y socarrón de esta persona será lo más próximo y provechoso que Braguero obtenga del milenario saber oriental.Esta novela, de corta extensión, rememora obras cómicas de un pasado conocidas y admiradas por su autor, Andrea Iocalente. Otras influencias, como son las hilarantes viñetas presentes en los tebeos de Ibáñez, se me antojan fuentes de inspiración. Siendo así, el surrealismo que recorre la historia vital del protagonista, el uso humorístico del lenguaje y las escenas disparatadas en las que se ve inmerso Fermín, evocan géneros cuyos frutos nos siguen cautivando en la actualidad.Tiempo hay para la crítica social (en este caso, centrada en el sector aeronáutico y en la mercantilización del pseudo-espiritualismo), la cual, aunque enmascarada entre los relatos de situaciones plenas de comicidad, realzan la obra enmarcándola en una tradición literaria de raigambre nacional.He tenido ocasión de conversar, en un par de ocasiones, con Andrea Iocalente, hombre mesurado en su hablar y conductas. De tal forma, mientras leía El viaje iniciático de Fermín Braguero pensaba en lo divertido que le habrá resultado la escritura de esta novela. Lo imagino riendo de forma pícara mientras se recrea intuyendo la sonriente y sorpresiva cara que pondrán sus circunspectos lectores. Un acierto.