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A mucha gente le pasa que, cuando ve esto escrito detrás de mi nombre, cortocircuita y me dice: <>. Sin embargo, con una mínima explicación, a todo el mundo (a partir de cierta edad) le suena. Os acordáis de Gene Kelly, con su paraguas, cantando y bailando bajo un buen chaparrón, ¿verdad? Pues esto era lo que nos decía:
Estoy cantando bajo la lluvia;simplemente, cantando bajo la lluvia.Qué sentimiento más glorioso,soy feliz otra vez.Estoy sonriéndole a las nubes;está oscuro ahí arriba,el sol está en mi corazón.Estoy preparado para amar,Deja que las nubes tormentosas persigan a todos,vamos con la lluvia…Tengo una sonrisa en mi cara,camino calle abajocon un bonito estribillo;simplemente, cantando bajo la lluvia,bailando bajo la lluvia.Y es que, al final, no podemos evitar sentirnos mal o que algo nos duela; pero hay tormentas que tardan en pasar y otras que, sencillamente, amainan a ratos pero no llegan a acabarse… ¿Y qué hacemos entonces? Pues cantar bajo la lluvia.Pero voy aún más lejos, hay tormentas que incluso traen cosas que ni esperábamos, cosas realmente buenas, cosas que nos estábamos perdiendo por el miedo a los cambios y a lo desconocido.Así que lo que aquel buen señor hacía, además de cosas de locos, como bailar por la calle y radiar, cantando, lo que uno va haciendo, era traernos el mejor de los mensajes: que encaremos la vida siempre con lo mejor de nosotros, con actitud, dejando que las lecciones nos enseñen sin arrastrar tristeza, volviendo a empezar a cada ocasión, mirando lo bueno que hay en cada esquina, sabiendo aceptar y cambiar en la proporción adecuada, aprovechando cada segundo, viviendo, cantando y bailando bajo la lluvia. Sin olvidarnos, por supuesto, de que somos humanos y sin saltarnos las etapas naturales de cada episodio; pero sin recrearnos en la parte que nos impide avanzar. Porque el mundo no para, sigue siempre, con o sin nosotros. Pero de esto hablaremos en otro, con otra canción mítica. De momento… Buenos y musicales días.
