.org/el-cuaderno-blanco-aysha-singing-inthe-rain/
Valentina lo tiene todo: un piso pagado, dinero en el banco, una carrera universitaria con muchas posibilidades a punto de finalizar y un trabajo bonito que la sustenta mientras tanto. Sin embargo, siente que algo le falta. ¿Tú también extrañas algo en esta interesante lista? Exacto, calor humano. Mirándolo por el lado bueno, tanto lo que tiene como lo que no, le brindan la posibilidad de empezar de cero donde quiera, pero... ¿Qué pasaría si, de repente, algo cambiara? Ponte cómodo, abre el libro y descúbrelo. No te decepcionará...
Te presentamos el inicio del libro:—Cuando conocí a Leo, no imaginé hasta qué punto cambiaría mi vida. Y creo que aún hoy sigo sin tenerlo claro. Me resulta complicado calibrar todo lo que me ha aportado en apenas unos meses y cuánto lo vamos a echar en falta. Así que lo resumiré dándole las gracias por haberme regalado una familia.Bajé de aquel pequeño trozo de madera antes de que las lágrimas me bloquearan la garganta. Casi no conocía a quienes estaban allí, así que no vi adecuado exponerme demasiado. Tomó el relevo Rita, la hija pequeña de Leo; pero me temo que no le presté demasiada atención, pues mi mente viajó unos meses atrás.Llevaba tiempo pensando que, a pesar de no estar perdida, no terminaba de encontrarme. Estaba acabando la carrera de medicina, a falta de las prácticas; contenta por poder dedicarme al fin a lo que siempre había soñado y triste por dejar atrás esa etapa tan intensa que te brinda estudiar en la universidad. Por otro lado, también tenía un poco de miedo. A mí no me esperaban en ningún lugar, no tenía adónde volver ni nadie que me extrañase si me fuera. Mi padre abandonó a mi madre al saber que estaba embarazada y ella murió en el parto. A mis dieciocho años, mis padres adoptivos fallecieron en un accidente de avión. Yo ya era mayor de edad y ellos me habían dejado un pequeño ático y dinero suficiente para, al menos, seguir estudiando (estaba en primero de medicina) y subsistir unos años; de modo que no hubo necesidad de buscar una nueva familia. Resumiendo, cuando acabara la carrera, podía quedarme o irme a cualquier rincón del mundo. Ansiada libertad, enorme responsabilidad. Podía decidir casi cualquier cosa, y eso asusta bastante.Intenté ser positiva, pensar en toda esa gente a la que no le gusta su vida y no tiene la opción de cambiarla o está atada de algún modo. Yo tendría el título que me abriría las puertas de lo que siempre quise ser, algo de dinero y nada ni nadie fijo en ninguna parte; salvo mi apartamento, pero siempre podía alquilarlo o dejarlo cerrado, no era un motivo para amarrarse. Así que mi vida era un precioso cuaderno blanco para escribir solo a mi modo. Hostia, qué presión.FacebookPinterestWhatsApp