Reseña realizada por Begoña Curiel.Intensa y chispeante aunque ha ido de más a menos. El tema recurrente del despertar de una niña de 13 años cuando la realidad desequilibra su espacio del confort. Para adaptarse se subirá al carro de las mentiras que los adultos convierten en rutina. Es una montaña rusa de emociones con ciertos excesos aunque el toque juguetón y brillante de la autora es un plus en la lectura. El mundo infantil de Giovanna estalla en pedazos cuando escucha decir a su adorado padre que ella es fea. Remata con un «Se le está poniendo la misma cara que a Vittoria», la tía innombrable, hermana de su padre, con la que nunca debe relacionarse. Y ya saben que no hay nada peor que decir a un niño loquenotienequehacer. La buscará desesperadamente y por esa puerta prenderá la rebeldía y la mentira. No podía ser de otra manera porque el personaje de Vittoria es brutal. Divertida, loca, tan diferente a lo que la niña ha conocido en casa: mesura, saber estar e intelectualidad, que ya no habrá vuelta atrás. Las prohibiciones saben a tentación y Giovanna las irá probando con su tía por bandera hasta obsesionarse. Pero es que Vittoria es mucho. Disfruté enormemente de ella porque su pack incluye escenarios desconocidos, los suburbios con su abanico de clases sociales de Nápoles y todo lo que conlleva. Vamos, una auténtica fiesta de la que irán surgiendo otras caras y experiencias que amplían las miras de la joven. El brillo de Vittoria empezó a apagarse según pasaba páginas hasta asquearme. Los adultos sabemos que no es oro todo lo que reluce pero Giovanna tendrá que descubrirlo –y sufrirlo– para manejarse en el nuevo contexto donde sus padres tampoco serán lo que parecen. Como En medio de esta selva pondrá en práctica las armas que va descubriendo y como resumen de todas ellas, la mentira: la piadosa, la mentirijilla, las medias verdades, la auténtica trola... y así hasta el desvarío. Como ejemplo, la pulsera que adorna una de las muñecas de la portada. Da vueltas y vueltas arrastrando pasado y secretos. Lo que al principio era un símbolo estupendo llegó a aburrirme. ¿Quién dice la verdad sobre la dichosa pulsera? Al final, ya me daba igual, aborrecí la metáfora de tanta explotación del recurso. Al subidón inicial de Giovanna le seguirá la caída de mitos, elucubraciones, decepción, miedos y una amplia variedad de sentimientos en los que se estrena. Elena Ferrante nos cuenta historias durante la metamorfosis; algunas de lo más cómicas, otras, dan grima, casi auténticos desvaríos. No todas son imprescindibles para explicar el inseguro tránsito por la adolescencia. Para mi gusto, su histrionismo resulta un tanto excesivo. Ayuda el relato en primera persona y la sobreestimulación del recién inaugurado universo de Giovanna. Aún así la particular forma de narrar toda esta hipérbole emocional de Ferrante es atractiva, muy entretenida, deslumbra en muchísimos pasajes. La autora explora matices, se mueve como pez en el agua en lo poliédrico del ser humano, monta y desmonta a su gusto, dramatiza el detalle más nimio y eso... divierte y muestra la gran capacidad narrativa de la autora.FacebookTwitterPinterestWhatsApp