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Reseña realizada por Tati Jurado.
Me gustan los libros que hacen tambalear, aunque sea un poco, los baremos de lo correcto. Los que obligan a cuestionarse, a reformularse cuáles son los límites que lo establecen. Pero, sobre todo, los que ponen sobre el tapete que hay espacios que escapan a la racionalidad, que no cuadran con la fórmula de la adecuación, de lo socialmente apropiado. Sucesos en donde anidan todos esos aspectos que revelan nuestra humanidad y que Eduardo Sacheri despliega en las páginas de esta novela con una habilidad expresiva que, indefectiblemente, genera en el lector un lazo más cercano con los personajes.La historia de Ofelia, voz narradora, discurre a principios de la segunda mitad del siglo XX en una Argentina convulsionada por los constantes cambios políticos. Una época en la que todavía los valores tenían una fuerte carga moral conservadora, llena de roles establecidos que no se pueden eludir, o que no se deben eludir. Porque entre el poder y el deber hay como una zona ciega, desdibujada, imprecisa donde están todos esos hechos que no cuentan con una explicación legítima, al menos del tipo que la sociedad en la que vive Ofelia entiende, aprueba. No solo porque estén bien o mal, sino, principalmente, porque están censurados a la mujer.La vida de Ofelia da un giro de la forma menos pensada hasta por ella misma. El futuro planificado, elaborado cuidadosamente por ella y su familia se ve trastocado. Está a punto de casarse, de terminar su carrera, de acceder a la vida idílica, ejemplar, pero una tarde descubre que el amor hacia su futuro marido no es exclusivo: Juan Carlos no tiene el monopolio de su corazón. El descubrimiento de esas inesperadas e intempestivas emociones, además correspondidas, la voltean, la llenan de dudas, de inquietudes, de confusiones. ¿Se puede amar a dos personas a la vez? ¿No es acaso una locura tirar por la borda su futuro por algo que le ocurre que ni ella misma entiende? ¿Está dispuesta a cargar con este estigma, a ser «la señalada»? ¿Cómo enfrentar la mirada de su familia, procuradora de una sociedad que censura todo acto que contravenga el paradigma decretado? Pero sobre todo la invaden de culpa. Culpable porque de entre todos los hombres que podían suscitarle ese remolino de emociones, justo este debería de estar vetado, prohibido.Eduardo Sacheri tiene la destreza de ahondar en el mundo interno de la protagonista con sutileza, pero sin censuras. Nos presenta una novela en la que lo racional y lo correcto se baten con lo emocional y lo pasional en una mujer cuyo contexto histórico le obliga a plantearse la legitimidad de determinados roles sociales, en particular los de género.Con un amplio compendio de obras —traducidas a más de veinte idiomas— el escritor, guionista y docente universitario argentino ha sabido conquistar al lector con una narrativa emotiva y lúcida. Historias que como Papeles en el viento (2011), La pregunta de sus ojos (2005) o La noche de la usina (2016) han llegado a la gran pantalla parea deleitar también a los cinéfilos.FacebookPinterestWhatsApp