Alegato a una creatividad en periodismo

Lima, Perú: En esta coyuntura de crisis sanitaria y socioeconómica, producida por la pandemia que vivimos y sufrimos, todos nosotros estamos envueltos dentro de un contexto político en el cual se ha develado las máscaras oscuras y más perversas de nuestros padres de la patria.

 

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Los que están llamados a representarnos, aquellos que decían ser los más fervientes defensores de la "democracia", han caído en un pozo profundo del que no pueden salir.

Uno, el presidente Sagasti, ya ha declarado que el Estado ha fallado.

Otro, la clase política, la derecha cavernaria que siempre ha tenido el poder en nuestro territorio (aunque ellos lo nieguen) han decidido arrinconarse en su némesis, aquel personaje profundamente detestado por ellos, por los vejámenes que han sufrido en tiempos del fujimorismo. Ahora, se han arrimado a Keiko Fujimori como única posibilidad (para ellos) de conservar sus privilegios, por no decir sus prerrogativas.

Sí, amigos, la derecha cavernaria se arrincona a Keiko, a quien han hecho lo posible para desenmascarar que su partido político asemeja a una organización criminal que lava dinero del narcotráfico y mantiene vínculos con personajes involucrados en el caso de Panamá Papers.

Estos individuos, supuestamente padres de la patria, tenedores de los medios de comunicación, de El Grupo El Comercio, del Grupo RPP, de Willax, de todos los medios posibles, están que hacen campaña a favor de Keiko como única posibilidad , como única heroína de la decaída democracia que su padre transformó en una burda dictadura, enmarañada y capturada por una organización criminal que lavaba dinero, que tenía vínculos con la Yakuza japonesa (según el informe Kroll), incluso que vendía armas a las FARC. Compraba jueces y fiscales, compraba los canales de televisión para transmitir los programas y las noticias que más convenía, y así mantener ciego al pueblo. La consigna es que el pueblo, y la civilización, nunca despierte en el albor de la iluminación que da la ciencia, pues esta organización política llamada fujimorismo, pretende que el pueblo se alimente de los programas de televisión basura, y nunca educó, ni educará al pueblo, por que saben que con educación cada persona tiene la capacidad de discernir aquello que es útil de lo putrefacto e inútil.

El fujimorismo, y el enorme poder que tienen los medios de comunicación, hacen del ciudadano medio un paria intelectual: incapaz de pensar por sí mismo, incapaz de buscar la verdad y de instruirse. Ese ciudadano es el que ha decidido ahora poner en carrera al fujimorismo devuelta a la presidencia, en manos de Keiko.

Pero esto está guiado, está orientado por la sucia campaña mediática que hacen los grandes grupos de poder de comunicación.

Hacen referencia a Venezuela, y llaman a los hermanos venezolanos para manifestar el oscuro gobierno que aún pervive en sus tierras, y no ven a otros gobiernos que han sido claro ejemplo de cómo la izquierda puede gobernar para redistribuir la riqueza en un territorio, como el nuestro, donde la riqueza se concentra en pocas manos.

Aquí se ha declarado la nefasta afirmación de que el pobre es pobre porque así lo quiere. Esto no es así, la pobreza tiene muchas aristas, la pobreza mutila cualquier posibilidad de lograr un destino. La pobreza no solo es monetaria, no solo es material, también hay pobreza espiritual. Y el espíritu siempre es alimentado por la cultura, por los libros, por la investigación, por las discusiones, pero no por las ofensas ni por la televisión basura.

El pobre no es pobre porque así lo quiere, sino porque las circunstancias en las que vive lo condena a la pobreza, y las circunstancias que existen ahora es de esa clase política que no quiere ningún cambio, que quiere que perduren las injusticias, como las que se cometieron en Conga, con Máxima Acuña, la dama de la laguna, quien defendía, con sus brazos campesinos, las aguas que escondían el oro codiciado por las empresas extranjeras.

El discurso es el mismo de siempre. Alan García afirmaba que padecemos el “síndrome del perro del hortelano”, pues vivimos en medio de un territorio rico pero no queremos aprovechar esas riquezas. No es así, no es así señor García. Vivimos en un territorio rico, eso sí, pero Usted ha vendido al mejor postor ese territorio con el argumento de que el subsuelo es del Estado y que el suelo es del campesino. Y como más importa el bien común, detentado en el Estado, entonces es posible destruir el suelo, con toda la población, para aprovechar las riquezas del subsuelo.

Este argumento es usado aún por aquellos que pretende sostener que Keiko es la mejor opción. Ella es el continuismo del llamado "libre mercado", aquel que defendía García y que, para aprovechar los recursos en Conga, sacudió los suelos y asesinó a campesinos para poder sustraer las riquezas del subsuelo.

Ya lo había hecho el padre de Keiko en La Oroya, ahora su hija continuará su labor porque para eso ha sido educada.

A todo esto, ¿dónde queda el alegato a la creatividad? Este consiste en lo siguiente: por el afán de querer continuar con el llamado modelo de "libre mercado", y arruinar la campaña del contendiente, los grandes medios de comunicación han emprendido la sucia campaña de hacer referencia a Venezuela y cantar el estribillo: "no nos convirtamos en Venezuela", haciendo alusión a la miseria que padecen los venezolanos por un mal gobierno en un territorio rico, que supuestamente detenta el modelo socialista. Estos llamados periodistas de los grandes medios de comunicación, no saben siquiera el significado del socialismo y lo confunden con comunismo.

Es un error, solo manifiesta la pobreza intelectual que tienen estos hombres y mujeres con "libertad de expresión".

La creatividad de ellos tiene el mismo nivel de su intelectualidad, su capacidad de crear se limita por su poca imaginación. Pues compararnos con Venezuela, con Cuba, con Bolivia, sin saber siquiera un atisbo de lo que ocurre en esos territorios, sin conocer la teoría económica y política que explica esos fenómenos, recurren a llamar al "peligro" de convertirnos en Venezuela. Este argumento lo han usado en todos los países los grandes grupos de medios de comunicación aviesos, y comparan con Venezuela a cualquier posibilidad por un cambio. Se usó en Colombia, la campaña de “no volvernos Venezuela”, cuando Iván Duque fue contendiente para lograr el sillón presidencial, lo usó Piñeras en Chile, lo usó Lasso en Ecuador y lo usaron en Madrid.

La poca creatividad se manifiesta en este hecho: copiar la frase "no nos convirtamos en Venezuela" en todos los países donde domina el "libre mercado", que no es más que un estribillo ante la amenaza de cambiar el sucio mercantilismo que padecemos a diario.

UNETE



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