Reseña "Raíces" de Alex Haley

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Reseña realizada por Luis Alfredo Ramirez Bustamante.

Publicada en 1976 es quizá una de las piezas literarias más dramáticas que se haya escrito sobre la vida en los Estados Unidos de los tiempos de la segregación racial y por qué no, aún más allá, aquella época en que la esclavitud era no solo legal sino normal, natural. Cuando la leí, mi primera impresión era que su extensión causaba aburrimiento, pero a medida que me internaba en la época de libertad en que vivió Kunta Kinte, uno de los protagonistas de la historia, me fui trasladando a ese remoto pasado en que los negros africanos vivían en paz con sus familias en las chozas comunitarias. Siete generaciones son descritas con una fidelidad y objetividad propia de un historiador; vemos entre líneas algunos juicios de valor que hace el autor, pero por encima de ello, podemos disfrutar de una narración que atrapa al lector, especialmente en sus momentos cumbre.

Muchos de nosotros creeríamos ingenuamente que los negros esclavos traídos desde el otro lado del océano estaban sin civilizar, pero no; en uno de los avances de esta obra se revela la organización de los negros en el África antes de ser esclavizado. La verdad es que muchos eran musulmanes y por fuerza fueron convertidos a una nueva fe, mientras en nombre de esa misma fe se les explotaba.

Kunta Kinte era miembro de una familia musulmana de la etnia mandinga. Comenzando por su infancia, esta autobiografía inter-generacional nos remonta a acontecimientos que ocurrieron en los Estados Unidos tales como la Guerra de Secesión y la participación de los negros en la Independencia. No es casual que la publicación ocurriese exactamente dos siglos después de la Independencia de América. Esta pieza describe bajo la mirada de los anónimos esclavos, toda la historia del país que se hace llamar la cuna de la libertad, pero que se sostuvo largo tiempo sobre la miseria de los negros.

Gambia para Haley es mucho más que un rincón del mundo apartado de su país y nación; se considera un hijo póstumo de una estirpe que quizá nunca debió ser expulsada de su tierra original. Regresa allí y recoge información de los sobrevivientes de las invasiones blancas; ellos le cuentan lo que saben, describiéndolo en el libro con una emotividad única que nos demuestra cuán pequeño es el mundo y cuán reducidos los siglos, gracias a estos sabios, libros vivientes que rememoran la historia en forma análoga como nosotros lo hacemos, pero sin recurrir a tinta ni papel.

Es sin duda, una crítica a la historia, una réplica contra las injusticias que se cometieron y que nunca deberán repetirse. Todos, iguales, hijos de Dios. En nuestro siglo no pierde vigencia para nada; la que fuera un best-seller es hoy una obra que nos llama a la reflexión sobre lo impío del racismo que se practica oculto, disfrazado o simuladamente en nuestras sociedades. La esclavitud se nos presenta convertida en un fósil del pasado, pero no así las luchas étnicas entre muchos pueblos de la tierra, representando una verdadera perturbación a lo que conocemos por Humanidad.

La reflexión podría comenzar por el personaje víctima, Kunta, un hombre aislado del mundo, pero que, a medida que crece, se va conectando a él. Busca superar su separatividad gracias al viaje como método para encontrar una identidad propia; se ve reflejado en sus tíos, nómadas probados. Los seres humanos, todos, sin excepción vivimos una metamorfosis parecida; en la adolescencia salen a flote nuestras carencias y buscamos respuesta en un hobby, en el deporte, la cultura, la ciencia, el turismo, pero cuántas veces nos vemos enfrentados a un Waller, una barrera humana que nos impide desarrollarnos, unos disfrazados otros descaradamente crueles. Esta obra de la naturaleza nos muestra una lucha dialéctica entre intereses contrapuestos, la cual encuentra su punto de inflexión en la historia, en el paso del tiempo, precisándose siete generaciones para que la luz de la humanidad triunfará sobre el esclavismo. De igual manera, tenemos retos cada uno de nosotros que enfrentar cuya solución favorable quizá no las veamos en nuestras vidas.

América Latina tiene sus propios problemas por resolver, dictadores implacables, subdesarrollo en algunas regiones y tendencias hacia el conformismo, por lo que solo saldrán a flote cuando nuestras voces se levanten y desnuden lo que está mal. Entonces allí, cuando iniciemos con nuestra palabra y conducta el cambio, la región comenzará a cambiar. El odio y miedo irracional hacia los negros quedo fundido y hoy es solo una historia de la que hay mucho por extraer; también hoy hay muchas ficciones que debemos abandonar, siendo la lectura y la crítica continua un medio sin igual para alcanzar el desarrollo de nuestras naciones.

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