A inicios de la década pasada los problemas biológico-sociales como la mala nutrición infantil tuvieron como tendencia el permanecer prácticamente inamovibles en sus prevalencias, razón por la cual los programas sociales de apoyo alimentario se incrementaron significativamente en cuanto a presupuesto, pero las organizaciones sociales de base se vieron debilitadas por el permanente antagonismo político de los adversarios habituales.