El amor es el verbo de todo acto pedagógico. No
existe educación sin ternura, cognición y creatividad. Toda colectividad educativa
está obligada a aceptar cada individualidad, para erigir una sociedad solidaria,
sin ganadores ni perdedores.
Nuestra sociedad
posmoderna, sitiada por el Covid-19 y atrapado en la incertidumbre, violencia, exclusión
e indiferencia, padece una vertiginosa metamorfosis a causa de la inteligencia
artificial, forjando sociedades innovadoras y consumidoras. Ante este bipolar panorama,
es ineludible construir una amistosa vecindad, desde la pedagogía del amor,
para educar al homo solidarius, capaz
de convivir en paz.
Esta pedagogía del amor, propone transformar la condición humana en felicidad como fin último,
tatuando en la mente de las niñas y niños, el amor hacia el prójimo y demás
seres vivos dentro del planeta, a cargo de la comunidad educadora, instituyendo
como modelo a Cristo, en la ciudad de paz y ternura, llamada escuela.
La
praxis del enfoque de la pedagogía del amor para la
Unesco, como rector de la educación mundial, plantea desde las escuelas,
instalar la paz en la mente de los hombres y mujeres, bajo marcos de
tolerancia, libertad y justicia social, para la convivencia global entre
personas de diversas culturas, etnias y condición social.
Naturalmente, la pedagogía del
amor, llamada pedagogía de la felicidad, se concreta en la creación de un
escenario de paz, nuclearizando como protagonista a niños y niñas, a través de
estrategias sicosocioemocionales como el abrozoterapia y juegos lúdicos cognitivos
en el proceso de aprendizaje colectivo y empático, liderado por docentes
afectuosos.
La aplicación de este enfoque, se
hace realidad en la Institución educativa gratuita 20955-27, Veritatis
Splendor, ubicada en un suburbio de la capital peruana, dirigida por las
hermanas misioneras de la Cruz, quienes ponen en práctica la pedagogía del amor,
inspirado en Cristo. Con magníficos resultados en los aprendizajes: aprenden a
vivir juntos con amor y ven al prójimo como a sí mismo.
En esta línea, la Dra. Juana
Sánchez Gey, sostiene que toda educación debe transformar al mundo,
invitándonos a ser cada día mejores personas, haciendo uso de un lenguaje del
amor, para desarrollar la esfera socioemocional recomendado por la Unesco y el Proyecto
Educativo Nacional del Perú al 2036, como salvavidas para los niños y niñas de
la esperanza mundial, soñada por José Martí.
En este sentido, para desafiar los
retos del mañana, urge plantear políticas educativas de Estado, desde el
enfoque de la pedagogía del amor en el currículo de las instituciones formadores
de docentes, para dotar de esta herramienta pedagógica a la nueva generación de
educadoras y educadores quienes tendrán en sus manos, la educación de los
nativos digitales.
Asimismo, este paradigma educativo
como política de estado, es imprescindible insertar en los planes curriculares
de la educación básica, como estrategia didáctica transversal, para educar a la
persona integral, sembrando el amor al prójimo y la cultura de fraternidad en
la mente de las niñas y niños, desde el espacio íntimo de la escuela como apunta
Alejandro Cussianovich.
Como la educación surge desde el
hogar, implementemos el discurso de la pedagogía del amor en nuestras familias,
dando importancia a cada individuo que habita en nuestros hogares, escuchando
con respeto sus ideas y críticas, para formar ciudadanas y ciudadanos
tolerantes y afectuosos en un mundo que rinde culto a las redes sociales.
Pero, los llamados directos a
poner en práctica, este enfoque pedagógico, son los operadores de la educación.
Manejando esta poderosa paradigma de la felicidad, construirán aulas de paz y
amor para educar a los niños y niñas, empoderándolos de amor hacia sí mismos y
hacia los demás, como sugiere Johan Galtung.
Finalmente, como ingenieros sociales, estamos llamados a autoeducarnos
e inocularnos esta herramienta pedagógica en nuestro know how para educar personas íntegras, capaces de vivir
solidariamente. Fusionando cognición y compasión, eduquemos a las niñas y niños
desde el paradigma de la pedagogía del amor y la ternura, para un mañana mejor.