"Bibliotecas del Mundo" Biblioteca General Histórica Universidad Salamanca

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“Bibliotecas del Mundo” por Mariángeles Salas.

La Universidad de Salamanca, nació en 1218 por voluntad del rey Alfonso IX de León. Sin embargo, fue a partir de 1254, año en que Alfonso X "El Sabio" le otorgó su primera carta constitucional, cuando el Estudio comenzó su andadura definitiva. Un año más tarde, en 1255, el Papa Alejandro IV concedió validez universal a los títulos impartidos por la nueva Universidad y le permitió el uso de un sello propio.

Paralelamente, puede considerarse también como fecha de nacimiento de la Biblioteca Universitaria el año 1254, puesto que la Carta Magna de Alfonso X ya recogía la creación del cargo de Estacionario o propietario de una "Estación" de libros, retribuido por la Universidad y encargado de mantener ejemplares actualizados para la consulta.

En 1471 ya se sabía que en la biblioteca se custodiaban 201 libros, que el bibliotecario cobraba 20 florines anuales (un florín equivalía a 30 sueldos) y que se dedicaban 2.000 florines a la compra de volúmenes.

No obstante, es preciso esperar al siglo XV para que abunden las noticias acerca de la Biblioteca, que no alcanzó su primer esplendor hasta la segunda mitad del siglo XV.

Durante el siglo XV, mientras se adelantaba en la construcción del edificio más antiguo de la Universidad, el de las Escuelas Mayores, los libros pasaron de la casa del estacionario a la parte alta de la capilla, bajo las pinturas astrológicas del Cielo de Salamanca de Fernando Gallego, que desde los años 50 del pasado siglo pueden verse parcialmente en las Escuelas Menores.

Un viajero alemán que visitó la ciudad del Tormes en 1494 describía así la institución más representativa del mundo del libro universitario, su biblioteca: Tiene una amplia biblioteca abovedada, en cuya parte más alta vense unas pinturas que representan los signos del Zodíaco y los emblemas de las artes liberales; su tamaño vendrá a ser como el de la capilla de la Virgen de Nuremberga.

A lo largo del siglo XVI la biblioteca pasa diferentes vicisitudes, incluso la de eliminar los libros prohibidos. Sin embargo, el éxito de la imprenta también hizo que el fondo de la biblioteca salmantina se fuese incrementando, pues la producción del libro casi se industrializó, lo que hacía más fácil su adquisición.

Además de la compra de volúmenes, buena parte del fondo de la biblioteca se compone de donaciones de particulares. Así, a principios del siglo XVII el fondo de la biblioteca se componía de 879 obras. Este número tan reducido es producto de lo goloso de algunos títulos, lo que hacía que los bibliotecarios los robasen. Otros se perdieron en los continuos traslados de sede hasta la actual. En cualquier caso, las normas sobre la biblioteca se fueron endureciendo, con multas y castigos a los bedeles que no custodiasen de forma diligente los volúmenes de la misma.

La reforma de la capilla obligó a buscar una nueva ubicación para los libros y entre 1509 y 1526, se construyó una gran sala en el claustro alto, tras la entonces naciente fachada plateresca, y a la que se llegaba –y se llega aún hoy– a través de una escalera renacentista, cuyo programa iconográfico simboliza el ascenso a la virtud y a la sabiduría.

La portada de acceso a la biblioteca, de estilo gótico, está situada en el claustro alto del edificio de las Escuelas Mayores, y fue labrada en piedra por los mismos artistas que esculpieron la portada de la Catedral Nueva de Salamanca, y la reja de hierro colocada junto a dicha portada y destinada a cerrar el acceso a la biblioteca data de 1526.

Por defectos en su construcción, la sala se derrumbó parcialmente en 1664 y, en consecuencia, la Universidad estuvo prácticamente sin biblioteca durante un siglo, si bien una buena parte de sus estudiantes residían en los cuatro colegios mayores o en la veintena de menores, que disponían de bibliotecas en algunos casos excepcionalmente bien dotadas de fondos y de infraestructuras.

La gran sala que ocupa la biblioteca sufrió una profunda transformación en 1749, aunque otros autores afirman que fue edificada en dicho año por el arquitecto José Isidro siguiendo las trazas de Andrés García de Quiñones,​ y está cubierta por una bóveda de lunetos y poligonal en sus extremos.

Además, las estanterías de madera destinadas a acoger los libros están dispuestas en dos pisos superpuestos y fueron labradas en estilo barroco «muy fastuoso», según el experto Rodríguez Gutiérrez de Ceballos, por el maestro Miguel Martínez siguiendo el diseño elaborado por el célebre arquitecto Manuel de Lara Churriguera, y la distribución de los libros depositados en la sala fue planeada por Francisco Pérez Bayer.

Las esferas armilares colocadas en la biblioteca actualmente fueron adquiridas por Diego de Torres Villarroel en Inglaterra, Holanda y Alemania, y fueron colocadas en el lugar que ahora ocupan en 1758. Sin embargo, la biblioteca moderna de la Universidad, la sala de lectura y la hemeroteca están ubicadas en otras galerías del claustro alto de las Escuelas Mayores.

El siglo XVIII, con la reforma borbónica, y el XIX dan un nuevo impulso a la biblioteca de la Universidad de Salamanca. La expulsión de la Compañía de Jesús en 1767 provoca que se integren cerca de 12.000 volúmenes que pertenecían a la misma en las estanterías de la biblioteca. Se trataba de códices del siglo XVI y XVII, aunque en el conjunto iban algunas joyas, como un manuscrito de San Agustín, copia del siglo XIV, o la traducción al castellano de las epístolas de Séneca, otro manuscrito del siglo XV. Otro suceso de especial relevancia fue la desaparición de los Colegios Menores, que guardaban cerca de 100.000 ejemplares, de los que sólo llegaron 20.000 a la biblioteca.

Por último, la desaparición de los Colegios Mayores (Arzobispo, San Bartolomé, Cuenca y Oviedo) supuso el traslado de ricos manuscritos a la biblioteca de la universidad salmantina. No fue de forma inmediata, ya que tras el cierre de los colegios, estos manuscritos se llevaron al Palacio Real de Madrid. Muchos aún se conservan allí, pero en 1954 se llevaron a Salamanca algo más de mil manuscritos.

La Biblioteca General Histórica es la biblioteca universitaria más antigua de España y de Europa, y en la actualidad una biblioteca de investigación, que acoge 2.795 manuscritos de los siglos XI al XX, 487 incunables y alrededor de 60.000 obras impresas desde el siglo XVI hasta 1830.

Es la receptora de un ejemplar de todo lo publicado por la Universidad desde el nacimiento de la editorial universitaria en 1943 y, por haber sido biblioteca provincial, conserva además la mayor parte de las obras publicadas en Salamanca y, en especial, toda la prensa histórica de la provincia.

Entre los manuscritos conservados en la Biblioteca destacan:  el Libro de buen amor  escrito por el Arcipreste de Hita, una de las obras maestras de la literatura castellana y uno de los tres primeros ejemplares existentes venido desde el Colegio Mayor San Bartolomé a la Biblioteca de Salamanca y publicado en 1401.

El Liber Canticorum et Horarum, o Misal de Doña Urraca, libro de rezos y cantos de estética mozárabe y letra visigótica del año 1059, cuya procedencia es el Colegio Mayor de Cuenca. Este misal fue copiado para la reina Doña Sancha de León esposa de Fernando I y más tarde legado a su hija Doña Urraca.

El Liber sancti lacobi o Codex Calixtinus es un códice medieval en el que se resaltan dos láminas en color con escenas descriptivas, se conserva en la Biblioteca histórica de la USAL, procedente del Colegio Mayor de San Bartolomé, está en latín y su fecha de publicación es en 1325.

De carácter científico y uno de los ejemplares más importantes del siglo XV, De la materia medica de Dioscórides, en griego y repleto dibujos coloreados de plantas. Esta obra trata sobre plantas medicinales, sustancias venenosas y su prevención, animales venenosos, facultades de los medicamentos simples.

Diálogos y fragmentos de otras obras de Lucio Anneo Séneca, 1401, traducidas al castellano para Juan II por el humanista obispo de Burgos Alonso de Cartagena.

La Cosmographia de Pedro Apiano, sufragada por Carlos V. Entre los Impresos, podemos destacar los ejemplares de Cartografía, de Astronomía o Ciencias naturales, repletos de grabados en ocasiones coloreados, así como las principales obras de los autores de la Escuela de Salamanca y de los juristas, teólogos o científicos europeos, muchas veces con ejemplares únicos o raros, subrayados y anotados.

Otra obra de gran importancia sobre la lengua castellana, en este caso Reglas de ortographia en la lengua castellana de Antonio de Nebrija, publicada en la primera mitad del siglo XVI, concretamente el 12 de mayo de 1517.

Entre los casi 500 Incunables, libros impresos anteriores a 1501, la Biblioteca posee cuatro ejemplares únicos en el mundo y 34 únicos en España, además de ejemplares salmantinos raros o magníficas ediciones europeas.

Cabe destacar los aproximadamente 62.000 volúmenes impresos entre los siglos XVI y XVIII con los que cuenta en la actualidad la Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca.

UNETE



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