Los recursos monetarios bajo la modalidad
de acreencias bancarias constituyen la expresión o evidencia de un descuido u
olvido por parte de su propietario. El tratar de recuperarlo, y evitar perder el derecho de propiedad, constituye una tarea remedial en una gestión inapropiada
de dichos valores.
¿Se ha preguntado en alguna oportunidad si
algún dinero que por olvido en alguna entidad bancaria, descuido o falta de
gestión para recuperarla, se encontrará disponible para su retiro? Debo señalar
que lamentablemente al realizar la búsqueda, en mi caso, no encontré valor
alguno.
Las Acreencias Bancarias, conforme el
artículo 156 de la Ley General de Bancos señala en lo medular que “surgen al
amparo de la caducidad de depósitos, captaciones o cualquier acreencia a favor
de terceros derivadas de su giro financiero, comprendidas expresamente las
provenientes de dividendos pagados a sus accionistas”, y que “trascurridos dos
años desde que la cuenta respectiva no haya tenido movimiento o no haya sido
cobrada por el titular, la institución financiera formará una lista en el mes
de enero siguiente…”, de la que “podrán omitirse las acreencias inferiores al
equivalente de una unidad de fomento”. Cabe precisar que las cifras de acreencias
aparecerán en el listado en tanto su valor sea superior a 5 UF. Cuando sean valores
entre 1 y 5 UF se puede consultar directamente en el banco. Si no recordamos
cual, habrá que preguntar en cada banco.
Asimismo, el artículo anterior señala que
después de tres años de la conformación de la lista, esto es al 31 de enero de
cada año, la acreencia caducará, perdiendo el titular los derechos sobre ellos,
y los valores deberán ser enterados en la Tesorería Regional o Provincial que
corresponda.
Por otra parte, cuando se toma comprensión
de este concepto financiero y de la información cuantitativa disponible, uno se
sorprende. Para tener una leve idea, y rescatando información publicada por el Diario
Las Ultimas Noticias de mayo de 2019,
encontramos que: a) se trata de una cifra de alta cuantía monetaria sumando más
de 68.000 millones de pesos; b) el alto número de acreencias, las que totalizaban
89.515, configurando un valor promedio por acreencia de aproximadamente $759.649,
lo que no corresponde a una cifra que se pueda calificar de insignificante,
máxime la situación económica actual; c) el significativo número de entidades
bancarias que acumulan valores, llegando a 15, incluido el Banco Central de
Chile; y d) los valores en que se encuentran denominados, los cuales abarcando
pesos, dólares y euros.
Al reflexionar por qué se llega esta
situación, lo que seguro podría responder a algo como “descuido”, “relajo”,
descontrol u otro, lo que se debe resaltar fundamentalmente es una debilidad en
la gestión de las finanzas, especialmente con algo tan relevante y necesario
con el dinero, como es su control. Además, en este panorama debemos agregar que
“a río revuelto, ganancia de pescadores”, pues alguien debe estar sonriendo con
esta indisciplina y/o desorden financiero, en tanto nosotros, los dueños de los
recursos olvidados, podríamos estar incurriendo en un costo de oportunidad.
A propósito: ¿usted no estará en la lista para
recuperar alguna acreencia? Tic, tac; el tiempo avanza. Sería conveniente, saludable
y oportuno que verifique su situación a la brevedad.