Parece que tenemos muy mala memoria: el pabellón de
IFEMA hubo que adecuarlo como hospital con 5.500 plazas, lo que quiere decir
que el nuevo hospital era necesario.
Créanme que es alucinante. Si Isabel Díaz Ayuso fuera afiliada
o militante del PSOE o de Podemos y la estuvieran insultando, arderían las
calles y dirían que era machismo de la derecha. El país sería una algarada
permanente. Europa ya dice que es una vergüenza lo que están haciendo contra
esta mujer, precisamente la dirigente política a quien la Unión Europea ha
reconocido como “excelente gestora” de la crisis sanitaria en España. Incluso,
el diario francés más longevo, “Le Figaro”, califica a la presidenta madrileña
como “la nueva musa de la derecha española y bestia negra del Gobierno”.
La izquierda es protestona por naturaleza. En eso no
hay quién la iguale, pero si hablamos de trabajar ya es otra cosa más seria:
desaparecen como el agua sucia por el sumidero. Hay que reconocer que la
izquierda gubernamental deja mucho que desear desde que se ‘apalancó’ en el
Gobierno, salvo negligencia tras negligencia, destrozo del mal llamado ‘escudo
social’, desamparo de las familias más necesitadas, elevar las colas de hambre,
abandonar los bancos de alimentos, aumento de las colas del paro y ERTE,
destrozos mil en empresas fa miliares, represión y prohibición de trabajar a
los autónomos, cierres de miles de pymes… Vamos, nada de provecho social ni
político ni económico; salvo que llamen provecho económico a aumentar el paro en más de un millón de
personas. La preocupación en Europa es que, finalizados los ERTE, el paro pueda
subir a los cinco millones, de ahí que se retrase más aún la llegada de
préstamos y ayudas para la
reconstrucción.
Ante la gestión de Ayuso ‘ladra’ la oposición: no ha
necesitado 700 asesores para gobernar con responsabilidad. Se trata de elegir
bien a esos equipos y a cada miembro destinarlo en lo que es especialista.
Comparen con el Gobierno ‘bichavito’ que ni siquiera ha encontrado un equipo de
expertos capaz de gestionar la crisis sanitaria: prueba de ello es que, cuando
el Alto Tribunal ha reclamado los nombres, han tenido que asumir que mentían y
que ese comité no existía. “¡Manda huevos!”, en palabras de Federico Trillo.
La oposición no soporta que Díaz Ayuso lidere la
preocupación por la salud de los madrileños. La siniestra no mira por la
ciudadanía, pero sí es experta como ‘mosca cojonera’, algo así como el perro
del hortelano en versión hoz y martillo. Hace falta tener cara dura, además de
contradictorias versiones, para criticar la construcción de un hospital público
después de reclamar hasta la extenuación inversiones en sanidad. La miseria
moral de la siniestra es infinita. “He
sentido verdadera vergüenza ajena como madrileña. En vez de aplaudir la
decisión de desahogar a los hospitales de la carga de la covid19, el Gobierno
de España manda a cuatro ‘matados’ a montar follón. Teníamos que aplaudir la
decisión de Ayuso. Me repugna que, en algo tan grave como es la covid19, se
politicen las buenas ideas de Díaz Ayuso”, decía Ana Valverde en un comentario
para un medio digital.
Visto lo sucedido en Andalucía, vamos a tener que
pensar que la izquierda vetusta y revenida prefiere inaugurar prostíbulos, disfrutar
de buenas mariscadas y otros menesteres antes que mirar por la ciudadanía, la
prosperidad y el buen hacer. Esa siniestra que dice sentirse “demócrata” ni
siquiera aparece cuando la demanda social es acuciante. Decía un buen amigo,
socialista él, que a muchos socialistas y comunistas de nuevo cuño habría que
lavarlos la boca con agua fuerte y prohibirlos que representaran a la
ciudadanía porque ni están preparados ni tienen sentido del servicio. “¡Cuánta
envidia y endiosamiento hay en mi partido, continuaba diciendo. Algunos se mueren
de rabia porque no ha sido iniciativa suya ni saben adelantarse a las
necesidades sociales”, decía un alto cargo del Gobierno de Felipe González, exministro
él.
No se han quedado atrás en Bruselas al ver las
sorprendentes protestas: “Es impensable, además de impresentable, que en un
país desarrollado y democrático no se celebre como un gran acontecimiento la
inauguración de un nuevo hospital. Este tipo de adoctrinamiento socialcomunista
es lo más absurdo que alguien se puede imaginar en el siglo XXI. Forma parte de
esa pérdida de valores que acompaña al comunismo y a un amplio sector del
desnortado socialismo atrabiliario”. Parece que tenemos muy mala memoria: el pabellón
de IFEMA hubo que adecuarlo como hospital con 5.500 plazas, lo que quiere decir
que el nuevo hospital era necesario. No quiero imaginarme a la “abuelita” Carmena
al frente de la alcaldía madrileña o a José Manuel Franco gestionando esta
peste china. Mejor no pensarlo.
Posiblemente lo que habría que hacer es recuperar a
cuantos sanitarios se nos han marchado a trabajar al extranjero. Ese “rescate”
debe llevar aparejado un salario en condiciones, al igual que a los Cuerpos y
Fuerzas de Seguridad del Estado. ¡Ya está bien de desprecio a lo más valioso y
a lo que más seguridad aporta a la ciudadanía!
Es evidente que protestar por la construcción de un hospital público es
propio de alguien enfermo de maldad y odio contenido. A la vista de las
imágenes que han ofrecido los medios ‘mercenarios’, hubieran preferido los ‘parcarteros’
que el hospital fuera de tipo privado; de esa forma hubieran justificado y
acentuado el ruido antes de recoger las nueces en las urnas, pero…
Esta vez, la siniestra anclada en las cavernas e
incapaz de superar el revanchismo que la atosiga, comprueba cómo las cañas se vuelven
lanzas. Como siempre, es muy dada a trabajar en contra del progreso y del
bienestar social. Una vez más, comprueban que se les rompe el discurso
antisistema y que otros invaden esa falseada supremacía moral.