Recientemente
leí, en una pared de Lima, un grafiti que me llamó la atención por su mensaje:
"Democracia es: tú eliges quién te roba". Esta frase, anónima y
escrita posiblemente por algún ciudadano hastiado de la "política
criolla", refleja el descontento social.
La
palabra "democracia” se ha devaluado por culpa de
"pseudopolíticos" que sólo buscan ocupar algún cargo burocrático
dentro del aparato estatal, con la finalidad de apoderarse del botín del tesoro
público.
Qué
triste comprobar que estamos muy lejos del concepto original de democracia,
entendida como una forma de organización social que delega la titularidad del
poder a todos los ciudadanos.
Democracia
no sólo es organizar elecciones y convocar a los electores a votar, que en el
Perú tiene carácter obligatorio y donde se aplican multas a quienes incumplen
con el "deber democrático".
Creo
en la democracia como un sistema viable, donde hay libertad de expresión, pero
con respeto a los demás, remando todos hacia un mismo objetivo nacional. Sin
embargo, realmente es un escándalo el hecho de que la mayoría de expresidentes
peruanos estén detenidos y procesados por presuntos delitos. Y no sólo hablamos
de presidentes: la lista de la corrupción en el Estado abarca una lista enorme
de funcionarios que, literalmente, están de espaldas a los peruanos, donde han
fallado desde alcaldes provinciales y distritales, hasta gobernadores regionales.
Es,
como lo he dicho en otros artículos, el fantasma de la corrupción. Ahora, que
tenemos elecciones generales para el año 2021, empiezan a surgir nuevamente
quienes pugnan por llegar a la presidencia del Perú o al Congreso de la
República. Entre ellos realizan alianzas electorales y preparan el escenario
para su ingreso al poder. ¿Para qué? En campaña ofrecen de todo y hasta compran
votos regalando víveres y una serie de promesas para encandilar al sufrido
elector.
En
el Perú actual, la política criolla está impregnada hasta el tuétano de
populismo y popularismo. Pero sin fondo, sin sentido. Es como un espejismo: a
lo lejos se aprecia un oasis en medio del desierto, pero todo es una ilusión.
Tenemos la obligación de cambiar todo esto de una buena vez.