Criminología:
Las bases instrumentales para la acción policial.
Autora:
Criminóloga, Garcés Mayra Andrea
Es
importante hacer una reflexión sobre la institución policial, para poder
generar y reforzar estrategias, con impacto en la corresponsabilidad de las
acciones que ejecutamos como operadores/as de justicia y ciudadanos/as. Todo lo
necesario para desempolvar una utopía que nos llevara a comprender que estamos
haciendo mal y bien. Es un proceso necesario para afrontar la equidad,
humanización y empatía.
Para
adentrarnos en esta temática, es indispensable que hablemos de dos caminos
relevantes para el análisis policial desde la criminología, el primero, es
reconocer que esta ciencia durante mucho tiempo respondió a la seguridad en
términos hobbesianos. Esto quiere decir, que sean puesto de por medio los
miedos a los daños interpersonales dificultando la coexistencia pacífica entre
los ciudadanos. A pesar de esto, hoy podemos ver que esta disciplina, ha dado
respuestas proactivas a través de los estudios exhaustivos criminológicos a las
personas que han tenido comportamientos antisociales. Estos han servido para
identificar los factores criminológicos, o sea, todo lo estrechamente
relacionado con lo endógeno y exógeno, entonces, una vez que se los reconoce
veremos si estos factores tienen la función crimino impelente o repelente para
que se realice el paso al acto antisocial. Por esta razón, vemos que mientras
algunos pueden pasar al acto delictivo hay otros que pueden contener y transformar
los impulsos en actos con sentido y adaptación social (Di Tullo et al., 1966).
El
segundo camino, se trata de visualizar a la institución policial, desde un
nuevo paradigma que hace hincapié en la humanización y corresponsabilidad. Solo
pensándolo así podemos generar cambios positivos, creando buenas prácticas de
convivencia.
Para
llevar a cabo esto, tenemos que avanzar de lleno en el objeto de estudio.
Asimismo, sería propicio preguntarnos lo siguiente: ¿qué es la cultura
policial? ¿Existe un único perfil policial? ¿Este tiene que ver con una
combinación de las personalidades individuales o es el entorno de trabajo único
de los agentes de policía?
Antes
que nada, tenemos que observar la columna vertebral de esta institución, esto
es, la academia policial. A partir, de esto ver que individuos ingresan y
cuáles no, que características tienen. Diversos autores como (Balch ,1977) dan
cuenta que la policía intenta rigurosamente excluir a los individuos que
exhiben ciertos rasgos de personalidad, en regla general, esto hace referencia
al núcleo de personalidad antisocial (egocentrismo, indiferencia afectiva,
labilidad y agresividad). Por lo tanto, aquellos sujetos que si ingresan al
trabajo policial tienden a compartir ciertas características, como ser jóvenes
sanos, discretos, presentan seguridad en sí mismos, mayor nivel de potencial de
logro, eficiencia intelectual, extrovertidos, sociables, asertivos e inquietos
y con un alto grado de energía física (Rubin ,1974) (Hogan y Kurtines ,1989).
En
tal caso, la mayoría de los cadetes tienen básicamente los mismos constructos
de personalidad, en esencia, una similar línea de base. No obstante, su entorno
laboral, va terminar de moldear su personalidad policial de forma positiva o
negativa. Esto es así, porque las personas se encuentran en un proceso
dinámico, que cambia constantemente en relación con los estímulos y
experiencias que afronta cada individuo.
En
este mismo sentido (Paoline, Myers y Worden ,2000) dan cuenta que, la cultura
policial, no es más que un mecanismo integral desarrollado para proteger a las
y los policías en función. De igual forma, no hay que desdeñar, que esta
cultura, viene siendo reforzada desde un comienzo, en la selección y
capacitación. Esta formación promueve la internalización del contenido en la
forma de hacer las cosas (Hanewicz ,2001). Una vez que se egresan, ponen de
manifiesto estas herramientas para protegerse de un ambiente de trabajo
caracterizado por la incertidumbre, el peligro y una autoridad coercitiva,
dicho de otra manera, responden a la necesidad de mantener la seguridad
personal. Es así que, veremos una dinámica relacionada con actitudes, valores,
normas y tensiones compartidas que enfrentan estas personas en un marco institucional
(Crank ,1997) (Reiner ,1992). Sin duda, esto lo veremos reflejado en las
cuestiones que son más evidentes para el ciudadano como, conservadurismo,
prejuicio, entre otros.
En
esta misma línea, al hacer una revisión de autores podemos encontrar
coincidencia entre (Hanewicz ,2001) (Gray ,1975) ambos han observado que estos
agentes portan una armadura de imagen, como un escudo, en el cual es casi
impensable la expresión de emoción, dado que, esto lo perciben como debilidad.
Esta lectura se puede hacer con los autores mencionados, que dan cuenta, que
todas estas cuestiones refuerzan su suspicacia, por ende, se les dificulta
confiar en aquellos que no sean policías, ciertos autores como (Hanewicz et
al., 2001) hablaran de “aislación de sentimientos”. Ciertamente, esto se
traduce en una creencia en esta estructura, sobre lo interno vs externo desde
aquí podemos notar que existe entre ellos un estilo de camaradería, donde en su
gran mayoría, son dignos de confianza (internos) y por lo cual, deben
permanecer escépticos y estar siempre atentos a las acciones de los no
policías, externos (Kappeler, Sluder y Alpert ,1998)
Cabe
destacar, que el compartir experiencias en la formación (dos / tres años) ayuda
a reforzar lazos de hermandad. A esto se le suma, lo que sostiene (Skolnick
et
al., 1977) el elemento de peligro en las fuerzas de seguridad, que contribuye a
la solidaridad de los policías. En la medida en que los policías comparten la
experiencia de recibir hostilidad por parte del público, también se unen y se
vuelven dependientes unos de otros.
Pese
a este alejamiento con la sociedad, según (Gray et al., 1975) si es reversible
esto y para ello es vital reforzar los mecanismos de entrenamiento sobre la
socialización. Por esto, estamos obligados a enfatizar en una corresponsabilidad,
despojarnos de “un ellos y un nosotros”,
ya que esto refuerza la percepción de desconfianza a la policía, porque el
ciudadano a pie, lo considera distinto, esto repercute directamente en el
catalizador de los sentimientos de alienación de la policía.
De
manera que, nos ayuda a captar, que estamos frente a una dinámica de la
personalidad policial individual, ya que no podemos generalizar, si bien estos
tendrán características similares, no son todos iguales, dicho de otro modo, no
existe un perfil único (Paoline, Myers y Worden et al., 2000) .Todo esto está
estrechamente relacionado por un modelo de predisposición, en términos
criminológicos, se puede decir que estamos frente a una sumatoria de factores endógenos y exógenos , ejemplo, la
persona cuenta con ciertos rasgos de personalidad, habilidades, valores y moral, que en su
conjunto ayudan a que este individuo se sienta atraído por el trabajo policial.
Y el otro modelo sociológico, que en términos de la criminología lo podemos
ver, cuando ponemos el foco sobre el entorno exclusivamente (factores exógenos)
aquí recae todo lo conectado con el entorno del sujeto, sugiere que la
personalidad policial se forma a través del proceso de socialización
ocupacional.
Entonces,
cuando hablamos de violencia institucional y su prevención, nos tenemos que
preguntar que buscamos en el periodo de instrucción ¿qué actúa como soporte de
estos futuros policías?
Desde
nuestro lugar como criminólogos, debemos reconocer para prevenir. Con certeza,
nuestra herramienta será, poder contemplar los factores impelentes y repelentes.
Ejemplo, si observamos una conducta violenta todos los días en la vida
cotidiana del sujeto en cuestión y vemos esta acción normalizada, si no la
detectó a tiempo la internalizará y por ende, no sabrá discernir entre lo que
está bien o mal. Por ello, es vital reconocer esta práctica en el entorno de
cada sujeto, para no traspolarlas a la institución policial, aquel lugar de
trabajo, donde esta cara a cara con la sociedad.
Evidentemente,
el factor crimino repelente, será el más beneficioso, ya que este actúa como protector
y ayudará a disminuir la posibilidad de conductas antisociales ¿por qué digo
esto? Claro, porque esto estará estrechamente relacionado con la conducta asertiva,
todo lo relacionado con la emoción sana, comunicación, básicamente, todo lo
necesario para una convivencia saludable.
Innegablemente,
se debe hacer una revisión sobre las motivaciones ¿qué quiere decir esto?
Debemos entender cuál es su motor que direcciona sus acciones, esto incluirá su
moral y valores de estos agentes para la labor policial; revisando esto
podremos conocer al personal, identificando su dinámica, etc. Estas cuestiones nos hacen reflexionar sobre
¿ cómo se ha conformado este sujeto? Tenemos que ser capaces de descifrar como
actúa cada sujeto a partir de sus pensamientos ¿por qué? Porque esto será un reflejo de sus conductas,
que pueden ser movilizadas, por ira, venganza, miedo, poder, lucro, entre otros
(Velazco ,2018)
Buenas
prácticas institucionales
Como
profesionales de esta disciplina, no podemos pasar por alto que el futuro
policía es el que más en contacto esta con la justicia, por lo que su
aprendizaje abarca diversos saberes como toma de denuncia penal, iniciar una
causa judicial, realizar un sumario, exposición y demás. Indudablemente, sus
tareas son muy abarcativas. Dicho esto, podemos dar cuenta que, para llegar a
una conducta laboral asertiva, hay que poner énfasis sobre los ejes centrales,
uno de ellos es el de perspectiva de género en la investigación. Que parece
novedoso , pero no lo es , dado que nuestra Constitución Nacional de la
República Argentina del año 1994 la incorporo a través de la Convención sobre
la Eliminación de toda forma de Discriminación contra la Mujer , nombrado por
sus siglas Cedaw ( ratificada en 1985)
y la Convención Interamericana para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la
Mujer, conocida como Convención
de Belém do
Pará ( ratificada en 1996) añadió esto, de la protección a los derechos
humanos , equidad , entre otros . Evidentemente, si nos remitimos a la
actualidad debemos aludir a una excelente legislación que obliga a los tres
poderes a capacitarse en perspectiva de género, llamada Ley Micaela
(2019). Bajo esta misma premisa, tenemos
que saber que el sistema de justicia, es uno de los que más tarda en
internalizar estos cambios sociales. En efecto, una investigación exitosa,
tendrá que ver, con conocer los estereotipos de prejuicios de género que se respiran
en este ámbito, porque vivimos en sociedad tenemos que saber advertir esto como
operadores. Por eso invito a que reflexionemos, sobre una capacitación
transdisciplinariamente y transversalmente, esto de poder cruzar variables.
Explícitamente, tener perspectiva de género en todos los delitos, esto lo
podemos ver, frente a un delito económico o contra la propiedad, cualquier
delito tiene una condición sexual involucrada. Por este motivo, hay que hacer
hincapié en conocer para entender y actuar fortuitamente, ejemplo, saber que en
los Delitos de Integridad Sexual existen infinidades de expresiones
prejuiciosas, una de ellas puede ser que cuando en un matrimonio se plantea una
denuncia por abuso, se cree que en el marco de esta relación no puede existir
esto, sin tener en cuenta la Ley 26.485 sobre Protección Integral para la Mujer
(2009) ratifica todos los tipos y modos de violencia de género.
Sintetizando,
lo que debe quedar muy claro, es que los casos deben ser leídos bajo la luz de
los Tratados Internacionales, así podremos reconocer la vulnerabilidad que
plantea las 100 Reglas de Brasilia, saber visualizar estas variables, discapacidad,
situación económica, migración y demás. Efectivamente, esto se puede aplicar en
los casos de violencia de género. Otra herramienta será, el Protocolo
Latinoamericano de Investigación de Femicidio (2014) que nos hablará del
contexto social, a grandes rasgos, se visualizan estos consejos que entre
cruzan variables para la compresión de un hecho. Fundamental, saber que mirar y
recolectar. Se recalca esto, que no hace falta que exista denuncia previa
judicializada, porque la víctima pudo no haber denunciado el hecho violento,
por consiguiente, se tiene que indagar en profundidad sobre el contexto de
forma holística, amigos, trabajo, relación víctima y victimario, ir más allá,
preguntarse ¿cómo se realizó el acto? el modos operandi, puede pasar que nos
encontremos frente a un Femicidio y por ello tenemos que saber percatarnos
¿cómo dejo el cuerpo y dónde? todo para comprender la motivación (odio, ira,
etc.)
Lógicamente,
así se fortalecerá la investigación para evitar impunidad, también se previene
que existan nuevos riesgos.
Cuando se plantea la mejor forma para prevenir
la violencia institucional por parte de las fuerzas de seguridad, tenemos que pensar
en la columna vertebral que va ser la formación que reciba en la academia
policial, claro, eso es una parte. Asimismo, como criminólogos tenemos que
traer a la mesa estas cuestiones si detectamos ciertas irregularidades en las
instituciones no podemos hacer caso omiso. Por tanto, toda estrategia debe ser
analizada desde una interdisciplinariedad y transversalidad, con el respaldo de
otros expertos, que sirvan de respaldo a mi hallazgo.
Para
ir finalizando, tenemos que hacer mención de dos grandes estrategias que
fortalecen los asertividades en las instituciones policiales, claro, son
internacionales, pero fácilmente traspolables a la Argentina. Por lo tanto,
comentare brevemente un caso muy enriquecedor extranjero:
El
Estado de Washington, a través de Rahr la directora de la Comisión de
Capacitación en Justicia Criminal, se posiciono como pionera en un enfoque de
capacitación académica centrado en una visión de la policía como guardianes, y
no como guerreros (Hopkins et al., 2004). Esto fue posible gracias al método de
formación: LEED, significa "escuchar
y explicar con equidad y dignidad”; en lugar de hacer hincapié estar
firmes, etc.
La
profesional, enfatiza en una capacitación integral, para que los cadetes sepan
entablar una conversación cortés con los demás, y durante los ejercicios de
juego de roles se evalúa su capacidad para escuchar, mostrar empatía, explicar
sus acciones, aliviar situaciones tensas, de modo que, pretende dejar a todos
ellos “con su dignidad intacta”.
Otra
señal esperanzadora, es la de Washington, DC, en la cual podemos ver que el
Departamento de Policía Metropolitana ha innovado su enseñanza con maestros
civiles y especialistas en aprendizaje de adultos a muchos puestos superiores de
la academia de policía, en lugar de dotar de personal con más policías y a
cuestiones jurídicas. Estos programas, alientan a cuestionar y debatir las
políticas en lugar de simplemente memorizarlas.
La
segunda, se trata de alternativas para la instrucción (Gardner et al., 2013). Esto
se traduce en decir (legalidad), mostrar
(las prácticas asertivas y destructivas) y hacer (guiar a varios escenarios
para que apliquen sus conocimientos y habilidades).
Sin
más preámbulos, puedo decir que, como criminóloga argentina, mi propuesta
radica en crear situaciones inversas a las motivaciones del uso de la
violencia, generar oportunidades, tomar aquello negativo y transformarlo en
positivo, aunque suene utópico. Considero que esta es la clave para crear
políticas de prevención de las conductas antisociales, terminar con respuestas
simplistas y sin base argumentativa.
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