. Mujeres, hombres y niños oriundos de Venezuela,
El Salvador, Honduras, Belice y Guatemala cruzan diariamente las fronteras mexicanas
situadas en los estados del sur del país.
Nunca en años anteriores se
había suscitado fenómeno igual al acontecido en 2019 con las caravanas
migrantes provenientes de Centroamérica y demás países del mundo. México enfrenta un inédito fenómeno
migratorio: según datos oficiales, entre enero y marzo más de 300.000 personas
han cruzado el país de forma irregular con rumbo a Estados Unidos. Según
organizaciones civiles y autoridades, se trata de una cifra histórica, ya que
el promedio anual de personas en tránsito suele ser de entre 150.000 y 400.000.
Ante tales acontecimientos
ocurridos en suelo mexicano, no queda más que solidarizarse con los hermanos
centroamericanos y ser un buen puente de paso, para que su estadía momentánea o
permanente en caso de darse sea la mejor para ellos, y siempre respetándose los
derechos humanos de todos los migrantes así como también evitando los sucesos
de violencia que son comunes por parte de autoridades mexicanas y de la propia
ciudadanía.
El abuso de autoridad
presente en las autoridades mexicanas es visible al tener acercamientos con la
población migrante, así como el racismo desfasado en contra del sector migrante
por el simple hecho de provenir de un país centroamericano.
La Declaración de
Durban señaló que la xenofobia contra los no nacionales, en particular los
migrantes, constituye una de las causa principales del racismo contemporáneo. A
menudo los migrantes son objeto de discriminación en el ámbito de la vivienda,
la educación, la salud, el trabajo y la seguridad social. Se trata de un
problema mundial que afecta a los países de origen, a los de tránsito y a los
de destino.
En la actualidad, uno de los
principales obstáculos que impiden la integración de los migrantes y su acceso
equitativo a los derechos humanos en las sociedades anfitrionas son los
sentimientos arraigados que existen contra los inmigrantes y las prácticas
discriminatorias.
Discriminación, racismo y
abusos policiales son algunos de los problemas que enfrentan muchos de los
migrantes en su paso o estadía por México. Sin contar las escasas oportunidades
de empleo que se les pudiesen llegar a presentar y sus muy escasos recursos
para subsistir a lo largo de su travesía.
Un informe del Instituto
Nacional de Salud Pública, la Universidad Nacional Autónoma de México y
la Universidad Autónoma de la Ciudad de México afirma que un 29% de los
migrantes son víctimas de violencia física, psicológica o sexual. La mayoría de
los abusos quedan impunes. El temor a ser repatriados y la desconfianza en las
autoridades provocan que solo se denuncie 1 de cada 10 casos.
Los índices de violencia
presentados en los migrantes centroamericanos superan por completo la barra de
estadísticas comparado a los migrantes de origen mexicano que también parten su
travesía hacia el suelo americano. Pero a pesar de eso y pesar a experimentar
abusos y atracos, 9 de cada 10 migrantes deciden continuar su camino.
Durante años el ser migrante
ha sido referenciado a ser un delincuente y llegar a un país ajeno a provocar
caos e inseguridad, cientos de personas se sienten incomodas al tener que
rodearse de migrantes centroamericanos y vivir día a día con su presencia en
las calles, hablando específicamente de Chiapas. La presencia de personas de
distintas razas con distintos acentos al hablar, anatomías diferentes y
costumbres radicales, causa cierta incertidumbre en la ciudadanía mexicana y su
sentimiento de seguridad en las calles.
Pero también existe otro
sector de la sociedad que realmente se preocupa por la situación vivida por los
migrantes, diversas organizaciones civiles y de índole no gubernamentales que
se dan a la tarea de velar por el cumplimiento de los derechos humanos así como
también el refugio y protección legal para con diversos migrantes a su paso por
México y en todo el mundo.
Un claro ejemplo es la
oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas (ACNUR), la cual se creó el
14 de diciembre de 1950 al término de la Segunda Guerra Mundial, para ayudar a
los millones de europeos desplazados por el conflicto.
ACNUR reconoce que los
esfuerzos para proteger a los refugiados no pueden llevarse a cabo de forma
aislada de las tendencias, políticas y prácticas más amplias que configuran la
movilidad global. También reconoce que las personas bajo su mandato, incluidos
los solicitantes de asilo, los refugiados y los apátridas,
se ven directamente afectadas por las políticas y los procesos de migración, en
particular cuando participan en movimientos mixtos.
Por lo tanto, ACNUR se
esfuerza por abordar las cuestiones de migración que afectan a los refugiados y
otras personas de su interés, incluidos los solicitantes de asilo, los
desplazados internos y las personas apátridas. En determinadas circunstancias,
la Asamblea General de la ONU ha pedido al ACNUR que contribuya con su
experiencia y competencias en los procesos relacionados con la migración.
Frente a la exclusión social,
la indiferencia, la discriminación y las políticas restrictivas que laceran y
dañan la individualidad y la condición de ser humano del migrante
centroamericano, la sociedad civil organizada a nivel nacional e internacional
ha venido articulando organizaciones de migrantes y de personas en general que
tienen en común una agenda que considera el bienestar de los aludidos en las
sociedades de origen, tránsito y destino.
El racismo, discriminación y
violación de los derechos humanos seguirá estando presente en la ciudadanía
mexicana mientras no se fomente un ambiente claro de respeto de tales derechos
y se siga comparando a los migrantes con personas fuertemente peligrosas para
la integridad de muchos.
Por ello se tiene que
implementar un modelo, proyecto o programa que ayude y fomente un ambiente de
pleno respeto a los derechos humanos de todas y todos los migrantes de
Centroamérica, también así como buscar apoyarlos en su travesía.
El propósito principal de
los gobiernos federal, estatal y municipal debería consistir en contribuir al
desarrollo y bienestar de los ciudadanos. Este empeño se alcanza a medida que
se provean servicios públicos de manera adecuada, oportuna y suficiente para
satisfacer las necesidades básicas de la sociedad, y se construya la
infraestructura social que facilite el acceso a vivienda, educación, salud,
seguridad y empleo.
Las políticas públicas,
legal y socialmente sustentadas, pueden derivar en programas y proyectos
adecuados a las necesidades de los municipios migratorios, con bases sólidas de
coordinación y administración, que pueden trascender los periodos de gobierno
municipal conforme a la evaluación y a los resultados que arroje cada una de
las estrategias y políticas implementadas. En este contexto, consideramos que
el municipio debe mantener, en todo momento, un sentido social, buscando de manera
permanente el bien común, basado en principios rectores, como la
responsabilidad social y la subsidiariedad.
Siendo así y examinando lo
planteado anteriormente, se tienen que implementar urgentemente políticas
publicas desde la esfera municipal para con los sectores vulnerables de todos
los ayuntamientos, siendo en este caso el sector migrante. Y con ello logrando
así un desarrollo social y político en bienestar tanto de los ciudadanos
mexicanos como los migrantes que van y vienen de paso. Maximiliano Lucca Cardona Ángeles - Director de Soconusco Joven