Son tiempos de incertidumbre, en
los que muchas empresas optan por soluciones de corte táctico orientadas a
capear el temporal y aguantar el chaparrón en espera de que amaine. Pero limitarnos
a este tipo de decisiones puede desvirtuar el propio producto o servicio, y las
consecuencias que puedan tener a largo plazo sobre la marca. Frente al nuevo
consumidor, más informado y más exigente, nunca había tenido tanto sentido
apostar por la creación de valor añadido y la innovación de las marcas.