Detrás
de la llamada “nueva normalidad”, la pandemia de coronavirus tiene efectos
colaterales. Ya lo ha dicho el Dr. César Garcés Carranza PhD, psicoterapeuta
peruano que trabaja en Nueva York, una de las ciudades más golpeadas por el
covid-19: “Para millones de personas con desórdenes postraumáticos, desórdenes
obsesivo-compulsivos y otras formas de ansiedad que son debilitadoras, el
coronavirus está causando una creciente amenaza para la salud mental”.
El
Dr. Garcés ha reportado que el miedo, ansiedad, depresión y otros desórdenes de
conducta están asociados al encierro y al fantasma de la muerte rondando en las
imágenes de TV: “Para la mayoría de las personas que sufren de desórdenes de ansiedad,
la alarma del coronavirus puede exacerbar esta condición debilitadora”. El
problema se agrava en los adultos mayores y en los niños. “Los niños son muy
sensibles a la experiencia del estrés de sus padres. Esto les afecta su
habilidad de actuar en su manera usual y les afecta sus emociones. Los niños
están siendo afectados por la cuarentena, la ansiedad y el estrés de sus padres
y de otros adultos”. (https://tinyurl.com/yyv8z4qo)
Pero
el trasfondo, más allá de los efectos en la salud mental, es más grave. El
conferencista José Antonio Ureta, miembro y fundador de la Fundación Roma, ha
opinado públicamente que “la nueva normalidad es la mayor maniobra de
ingeniería política y social de la historia”. Señala que a partir de la crisis
sanitaria generada por el coronavirus, se han desatado cambios profundos en
nuestro modo de vivir: restricciones en la circulación, alteración en el
contacto entre individuos y lo que es aún más delicado, la subordinación de la
iglesia a estas medidas que le impiden cumplir su misión.
“Si
consideramos el peligro real de esta epidemia ante otros virus que han
circulado en la historia de la humanidad, es sensato preguntarse si existe una
maniobra detrás de todo esto”. Otras secuelas: cambios en el sentido de la
democracia, dictadura sanitaria, mentiras al servicio del ecologismo y de China
y una sospechosa prédica hacia un “Nuevo Orden Mundial”, dominado por el
internet, el trabajo a distancia y la manipulación digital.