Nuestra Colombia, es una nación hermosa
con una bandera que simboliza características
que nos hacen únicos, AMARILLO que simboliza la riqueza del suelo
colombiano, la luz del sol que nos alumbra, la soberanía, armonía y justicia, AZUL
que simboliza el cielo, ríos y océanos que rodean nuestro hermoso territorio, y
por último el ROJO
que simboliza la sangre derramada sobre nuestro territorio por nuestros
libertadores que dieron sus vidas por nuestra libertad.
Es y siempre será un elemento que
nos llena de orgullo y que siempre llevaremos a cuesta en cualquier parte del
mundo donde nos encontremos, tal cual lo hace nuestro himno nacional,
catalogado como uno de los más hermosos a nivel mundial, y que siempre al sonar
nos erizara la piel y despertara en nosotros ese orgullo patrio.
Así como estos dos símbolos patrios
que nos llenan de orgullo existen decenas de situaciones, lugares, símbolos,
canciones, artistas que nos representan y que al verlos nos transportan a lo más
lindo y lleno de pasión de nuestra tierra.
Pero como vivimos una realidad
que cada vez más supera la ficción hoy les hablare de ese ROJO que resalta en nuestra bandera,
un ROJO
que representa la sangre derramada en nuestro territorio pero no solo por
nuestros libertadores sino también por millones de colombianos que han perdido
la vida por culpa de la violencia y la guerra sin sentido.
Desde la época de la liberación de
los territorios sur americanos que estaban bajo la dictadura de la corona
española, que no solo nos cambió el oro por espejos, engañando a nuestros
indios y timándolos por ser inocentes, sino que también nos obligó a librar una
batalla donde muchos perdieron su vida en ambos ejércitos, el ejército
libertador y el ejército de la corona o realistas, desde este preciso momento
nuestra tierra comenzó a mancharse con el ROJO de nuestra sangre.
ROJO que nos ha perseguido por incontables
capítulos de nuestra historia, como lo han sido el bipartidismo, las güerillas,
paramilitares, carteles del narcotráfico, agentes del estado hoy condenados por
cientos de asesinatos, falsos positivos, violencia doméstica, racismo, y de
esta manera incontables situaciones y eventos que han marcado nuestra historia,
y a su vez han manchado nuestra tierra de sangre.
Este ROJO que nos recuerda en cada día
las oleadas de violencia que vivieron y que seguimos viviendo en muchos
territorios de nuestra nación, nuestra historia siempre ha estado plagada de
violencia, siempre nos han vendido a través de la televisión y de muchos
programas de gobierno una violencia sin sentido, donde el más pobre siempre será
quien coloque un alto porcentaje de los muertos, con mucho dolor me cuesta
reconocer que somos una sociedad violenta, que en nuestro día a día se viven
muchos episodios de violencia en todas las ciudades, que las redes sociales se
lanzan las más bajas muestras de intolerancia que se puedan observar, pero
somos vergonzantes ante estas situaciones, se nos ha vuelto paisaje, se nos ha
vuelto costumbre hemos aprendido a
convivir con esto, hemos normalizado la violencia en nuestra sociedad hasta el
punto que se ha vuelto un paisaje y el pan de cada día en todos los rincones de
nuestro país, nos acostumbramos tanto a esto que nos parece increíble cuando
las muertes violentas bajan por cualquier circunstancia.
Nos hemos vuelto indolentes ante
las muertes perpetradas a lo largo de los años, masacres, magnicidios,
homicidios, feminicidios, muertes a menores de edad, muerte adultos mayores,
entre tantos otros casos, hemos perdido la humanidad y la empatía, lo que hemos
visto en este 2020 además de la pandemia que ha dejado ya más de 18 mil muertos
a su paso por Colombia, son las masacres a colombianos en su gran mayoría jóvenes,
masacres que todos los días cobran la vida de hermanos, hijos, padres, personas
que no sabemos si son buenas o mala personas, pero lo único que sabemos es que
miramos a otro lado y nos escandalizamos ni un poco por estos actos.
Lo que me lleva a preguntar con
respeto, ¿este es el país que queremos dejarle a nuestros hijos y nietos?, un país
donde todos los días mueren personas, por masacres, enfrentamientos con grupos
al margen de la ley, feminicidios, delincuencia común, infanticidios, intolerancia,
¿esta es la Colombia del mañana?, ¿este es el mejor vividero del mundo?
Supongo que la respuesta es NO,
este NO es el país que queremos dejarle a las generaciones futuras, ¿pero
entonces porque no comenzamos hoy a mejorar este país?, te preguntaras por
donde comenzar, y la respuesta es sencilla, se comienza desde casa, enseñando a
nuestras familias a respetar la vida como valor sagrado, a respetar al prójimo,
a no incluir la violencia en nuestro ADN, a respetar los ideales de los demás,
a no ser tolerantes con la violencia, a no ser indolentes con la muertes
violentas, con buenos valores, de esta manera se cambia una sociedad, con
pequeños cambios en nuestras familias, que multiplicados por cada una de las
millones de familias colombianas, lograran cambiar a la sociedad en general,
claro está que esto no es de la noche a la mañana, sabemos que esto lleva años,
quizás llevara varias generaciones, pero debemos comenzar, nunca es tarde para
comenzar a cambiar, hoy es un buen día para comenzar analizar que estamos haciendo
mal como familia, como sociedad y comenzar a dar el primer paso para mejorar.
Los invito a cada uno a que hoy
comencemos a cambiar nuestra sociedad, que empecemos a erradicar la violencia de
nuestra sociedad, que comencemos por nuestra familias, que nosotros seamos el
cambio, no esperemos más tiempo, es hoy el momento preciso para iniciar la restauración
de nuestro entorno, vamos hacerlo junto, vamos a lograrlo, por Colombia, por el
futuro, por nuestros hijos, porque Colombia por fin merece vivir en PAZ.