. Los lectores se mueven ahora con frustración
intentado acceder al texto completo de las noticias o de los artículos de
opinión atraídos por sus titulares. En algunos casos se pueden leer las
primeras líneas, pero enseguida aparecen las ofertas o condiciones de la
suscripción que permite leer íntegramente las noticias, La variedad de
condiciones comerciales, según los medios, es enorme. El País permite leer
gratuitamente 10 noticias al mes. El Mundo marca con el logotipo del periódico
los textos sujetos a suscripción y permite solo leer las primeras líneas.
En el caso de El Confidencial aparecen vetadas
por un candado las informaciones que requieren suscripción y tras un breve
tiempo de lectura, un cartel publicitario, con las modalidades de pago, sustituye
al texto de la noticia. Este mismo diario digital publicó hace unos meses un
detallado informe, “Radiografía de la suscripción en España”, en el que se
recogía la relación de los medios de pago y las correspondientes condiciones de
suscripción.
Este
nuevo sistema o fuente de ingresos, que han instaurado algunas empresas periodísticas,
provoca a veces situaciones curiosas. Una prestigiosa analista y cronista
política difunde en Twitter sus artículos, los tuiteros interesados en el tema
acceden al enlace convencidos de que no habrá ninguna restricción, pero hete
aquí que, de nuevo, tras la lectura de las primeras líneas, aparece el
“cancerbero” que nos indica que debemos pagar, si queremos leer íntegramente el
artículo de opinión. Esta situación provoca, sin duda, rechazo y desconcierto
en el lector al que resulta difícil entender que se difunda en la red social un
texto al que finalmente no se puede acceder.
Hay
que aceptar que los medios de comunicación privados son, por supuesto, empresas
cuyo objetivo es conseguir beneficio económico, además de influir política y
socialmente en sus lectores. Es también una realidad que la caída de ventas de
los periódicos por la migración de los lectores a entornos digitales ha hecho
mella. Por otra parte, la publicidad digital se ve afectada por la dura
competencia y control que ejercen las plataformas digitales. Por todo ello si parece
justificado que las grandes cabeceras digitales recurran a la suscripción como
una nueva fuente de ingresos. Pero cuando estos periódicos digitales anunciaron
la implantación de su “muro de pago” y expusieron los motivos que los llevaban
a poner en marcha esta iniciativa, nos encontramos con argumentos de escasa
credibilidad. El diario satírico, El Mundo Today, ironiza con la decisión de El
País de implantar su modelo de suscripción y afirma que el emblemático rotativo
de PRISA necesita esta nueva fuente de ingresos para poder “afrontar los
honorarios del escritor Javier Marías”. Pero bromas a parte, la realidad es que
el periodismo digital de pago se impone por motivos comerciales, pero en modo
alguno, como argumenta algún periódico, “para defender el derecho de los
ciudadanos a saber la verdad”.
Ningún
medio de comunicación es independiente de la empresa que lo sustenta o del
partido político al que apoya con su línea editorial. Tanto la portada de un
periódico como los titulares de las principales noticias están pensados para
influir en los lectores. Por tanto, afirmar que las cuotas de los suscriptores sirven
para contar la verdad, es sin duda la mayor mentira.
@rsanchezsa