La alimentación hospitalaria
juega un papel importante en la recuperación de todos los pacientes, pero así
como es beneficiosa puede ser perjudicial sino se evalúa de la mejor manera. La
alimentación adecuada de los pacientes se ve limitada por diferentes escenarios
como: las restricciones de comida, alimentos fríos, igualdad alimentaria y presupuesto
limitado; son las limitantes para lograr que los pacientes ingresados puedan contribuir
a la desnutrición hospitalaria.
Es necesario recalcar que es
importante que los hospitales, centros de atención y centros que brinden salud establezcan
equipos multidisciplinarios de dirección en nutrición, incluyendo el grupo de
nutrición clínica, con el objeto de supervisar todos los aspectos del cuidado
nutricional de cada uno de los pacientes. (Savino, 2012)
El sistema inmunitario constituye
uno de los mecanismos de defensa más importantes contra los agentes agresores
externos y también frente a otros internos. Este sistema se compone de dos
partes: el sistema inmunológico inespecífico o innato y el sistema de
adaptación o sistema inmunológico específico. (GÓMEZ AYALA 2006)
La inmunodepresión resultante de
una desnutrición caloricoproteica crónica puede ser corregida con un soporte
nutricional que revierta la desnutrición. En tales circunstancias, la nutrición
convencional enteral o parenteral puede prevenir una situación de desnutrición
generalizada posterior, pero no hay evidencia de que disminuya la morbilidad y
la mortalidad de manera significativa, por lo que es importante que la terapia
nutricional sea inmediata para evitar la desnutrición. (GÓMEZ AYALA 2006)
Un estudio realizado en Cuba con
una muestra de 40 pacientes inmunodeficientes y se les administro un
inmunoestimulante (levamisol, factor de transferencia e inmunoferón),
suplementos vitamínicos y oligoelementos. El estudio demostró que el uso de
inmunoestimuladores produce la disminución de la ocurrencia de infecciones
bacterianas, virales y fúngicas y por la disminución de la resistencia a los
antibióticos. Además, el uso de las vitaminas y minerales conjuntamente con el
tratamiento del inmunomodulador mostró tener gran valor terapéutico. (Rodríguez Acosta, Edelis et al. 2007)
DESNUTRICIÓN
HOSPITALARIA Y DISMINUCIÓN DE LA FUNCIÓN INMUNE
La inmunidad celular se ve mayormente
alterada en los pacientes desnutridos. La desnutrición ha sido asociada con un
elevado riesgo de complicaciones en el post operatorio, en particular con el
riesgo de infección nosocomial, fundamentalmente neumonías, fallo respiratorio
y aumento de días de ventilación mecánica y días de ingreso en la unidad de
cuidados intensivos (Liana Schlesinger and Abraham Stekel 1973).
Un estudio transversal realizado
en España con una muestra de 277 pacientes mayores de edad que ingresaron de
forma consecutiva, mediante la aplicación del Nutritional Risk Screening 2002
(NRS-2002) en las primeras 48 horas de ingreso y de nuevo al alta. Se concluyo que
el porcentaje de pacientes en riesgo nutricional, tanto al ingreso como al
alta, es elevado en nuestro centro. Determinados subgrupos, como los mayores de
65 años, pacientes oncológicos, con insuficiencia cardíaca o polimedicados presentan
un mayor riesgo de deterioro durante el ingreso. Esto contrasta con el hecho de
que sólo un número mínimo de pacientes recibe apoyo nutricional. (Fernández López et al. 2014)
En otro estudio realizado en
España con 817 sujetos, se obtuvieron resultados como que los casos más
frecuentes de desnutrición se encontraron en enfermedades digestivas (22,5%),
neoplasias (20,8%), enfermedades del aparato circulatorio (16,5%) y del aparato
respiratorio (11,6%). La EM (hospitalaria y por servicios) y la tasa de
reingresos prematuros fueron mayores en los sujetos que ingresaron con
desnutrición. Se concluyo que cerca de la mitad de los sujetos presentó algún
grado de desnutrición al ingreso, lo que aumentó la estancia hospitalaria y la
tasa de reingresos prematuros. (Lobo Támer, Ruiz López, and Pérez de la Cruz 2009)
INMUNONUTRICIÓN Y MICROBIOTA
INTESTINAL
El microbiota intestinal y los
antígenos microbianos contribuyen al desarrollo del sistema inmunitario de la mucosa
intestinal. Los antígenos que acceden al organismo por el tubo digestivo a
través de la cavidad oral producen inicialmente un efecto local en el sistema
GALT, arrancando así la activación del sistema inmunitario, que será humoral o celular
tóxico según las características de los antígenos (Vilaplana i Batalla 2015)
La colonización de la microbiota
intestinal se inicia al momento del nacimiento y días posteriores, y está
influenciada por factores como el tipo de alimentación, tiempo de gestación, peso
al nacer y la influencia del medio ambiente. (Alarcón, González, and Castro 2016)
Las bacterias dentro de la
microbiota intestinal intervienen en el desarrollo normal del sistema
inmunitario y en la regulación de la respuesta a los patógenos, y son
esenciales para el establecimiento y el mantenimiento de la tolerancia
inmunitaria de la mucosa. La flora intestinal participa en varios procesos
fisiológicos, como la digestión y la motilidad además de en funciones
metabólicas del organismo tales como la producción de vitaminas. (Peña 2007)
Una revisión recalca que la
regulación de la respuesta inmune, el efecto de la interacción microbiota
gastrointestinal entre el sistema inmune asociado al intestino no radica sólo
en un impacto directo a nivel sistémico, sino también en un impacto indirecto,
esta afirmación está basada en el correcto equilibrio de un sistema de mucosas
ampliamente expuesto al exterior y con funciones determinantes para el correcto
funcionamiento metabólico e inmunológico (Alarcón et al. 2016)
La inmunonutrición surge con el
objetivo de modular la respuesta inmunológica, mediante la incorporación de
nutrientes específicos, ya sea en forma individual o conjunta, seleccionando de
manera minuciosa las diferentes vías de administración para lograr así un
resultado más eficaz, considerando que su uso va más allá de mejorar el estado
nutricional. (Jereb et al. 2016)
Un estudio realizado en España
con una muestra de 220 pacientes se concluyo que la intervención quirúrgica en
los pacientes con cáncer colorrectal somete a los pacientes a un estrés que con
frecuencia asocia desnutrición. Esta situación puede agravarse si existe una
desnutrición previa asociada y provocar un incremento de complicaciones
infecciosas tras la cirugía, además de incrementar los costes y la estancia
media. La terapia nutricional oral con inmunonutrición pre- y postoperatoria ha
demostrado en nuestro estudio mejorar el estado nutricional de los pacientes
que van a someterse a la cirugía por cáncer colorrectal y ha asociado una menor
incidencia de complicaciones postoperatorias y menor estancia hospitalaria. La
evaluación del estado nutricional previo a la cirugía y la corrección de los
déficits nutricionales son esenciales hoy en día para un correcto manejo
preoperatorio del paciente con cáncer colorrectal y la inmunonutrición oral
parece una buena alternativa para mejorar el estado nutricional del paciente y
potencialmente reducir las complicaciones. (Barreiro Domínguez et al. 2019)
Ya que la inmunonutrición es una
materia emergente que permite llevar a cabo una serie de estudios basados
fundamentalmente en cuatro líneas de investigación (Zapatera et al. 2015):
• Evaluación a través de
biomarcadores inmunológicos del estado nutricional de poblaciones sanas, pero
con riesgo de malnutrición (niños, adolescentes, adultos, gestantes, personas
mayores y deportistas).
• Estudiar los diferentes
biomarcadores inmunológicos y de estrés en muestras de suero y plasma de
sujetos en los distintos periodos etarios con el objetivo de detectar el riesgo
de estados potenciales de malnutrición, tanto por defecto como por exceso.
• Estudio de la evolución de
pacientes con enfermedades relacionadas con la nutrición y el sistema
inmunitario, entre las que se encuentran alergias alimentarias y demás atopias,
así como trastornos alimentarios, obesidad, síndrome metabólico, diabetes, ECV,
distintos tipos de cáncer y patologías de características autoinmunes, como
fibromialgia, esclerosis múltiple y enfermedad de Alzheimer, en particular.
• Estudio de los efectos de
nutrientes, compuestos bioactivos y alimentos convencionales y funcionales
sobre el sistema inmunitario.
• Estudio del impacto de
determinantes del estilo de vida, como la actividad física, el ejercicio, el
sedentarismo, el comportamiento alimentario, el tiempo y la calidad del sueño y
el estrés, sobre la respuesta inmunitaria.
CONCLUSIONES
La genómica nutricional tiene un
gran potencial a la hora de cambiar el futuro de las guías alimentarias y las
recomendaciones dietéticas. Esta disciplina cubre la nutrigenómica que se encarga
de explora el efecto de los nutrientes sobre el genoma, proteoma y metaboloma; Por
otra parte, la nutrigenética que estudia el efecto de las variaciones genéticas
en la interacción entre la dieta y la enfermedad. El uso de los parámetros
inmunológicos para evaluar el estado nutricional debería tenerse en cuenta al momento
de entrada hospitalaria de los pacientes. La inmunonutrición como materia
emergente y transversal es una potente herramienta que permite detectar
desequilibrios nutricionales a nivel subclínico, causados por una situación de malnutrición.
Sin embargo, por ser realmente nueva es necesario seguir realizando mayor
cantidad de estudios que demuestren la eficacia de su uso.
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