. Me refiero al hecho de que la entrevista se realizara en La
Moncloa a pesar de estar en campaña electoral, lo que no está permitido, pero
como las sanciones son tan leves, a Sánchez le da igual y repite la infracción
pues hace siete meses ya le multaron por llevar a cabo una entrevista en la
sede del Ejecutivo en plena campaña electoral. Llámenme raro o iluso pero a mí
me parece sumamente gravísimo que el Presidente del Gobierno del Reino de
España demuestre públicamente su desprecio por las normas que rigen este país.
La entrevista fue de órdago a la
grande, con las facilidades que le dio un Ferreras que si no llegó a la
genuflexión poco le faltó, Sánchez se sintió cómodo y pontificó para su
parroquia, todo lo que le vino en gana. Y digo que habló exclusivamente para su
parroquia, porque sólo los muy convencidos son capaces de tragarse la cantidad
de falsedades y manipulaciones que soltó por esa boca que Dios le ha dado.
A muchísima gente le sorprende
que Sánchez mienta una y otra vez sobre asuntos que ya han demostrado su
absoluta falsedad y lo haga sin el menor empacho. Y si eso sucede, no es porque
los de la Moncloa sean una colección de seres elementales con una mentalidad
lineal, servida por dos o tres neuronas, sino porque los que sufren esos
déficits son sus seguidores que aceptan que todo lo que venga de la izquierda
es cierto, además de bueno y consecuentemente han abandonado cualquier
capacidad para el análisis o la crítica, si es que alguna vez la tuvieron.
Por eso Pedro Sánchez puede decir
con absoluta tranquilidad que si “entonces” hubieran sabido lo que saben ahora,
hubieran intervenido antes. Algo que es imposible sostener porque para su
desgracia las recomendaciones de la OMS y de Europa tienen fecha y la
declaración de la pandemia por parte de la OMS también, así que hoy saben lo
mismo que sabían a primeros de año, lo que sucedió es que entonces decidieron
hacer caso omiso de los avisos y ahora que ya no pueden decir que ni ellos ni
nadie podía saber lo que se nos venía encima, porque todo el mundo sabe que en
enero ya tenían conocimiento de la peligrosidad del virus, por lo visto
reconocen difusamente la existencia de una información, que lo que son las
cosas, al gobierno de España no le llegó a tiempo y con eso cumple con sus
parroquianos.
Hay que tener una confianza
absoluta en las tragaderas de tus votantes para atreverte, con casi 50.000
muertos sobre tu conciencia, afirmar que todas las decisiones se tomaron “en
base a criterios científicos y no a supercherías como en otros lugares”.
¿Por ventura se aplicaron supercherías en Grecia, Portugal, Alemania, Austria,
Holanda, Suecia y Dinamarca? No se puede sostener que aquí se aplicaron
criterios científicos y en otros lugares no, sobre todo porque las estadísticas
internacionales nos colocan como el país que peor ha gestionado la pandemia.
Pero lo hace, porque sabe que la zurda aplaudirá con las orejas todo lo que él
sostenga.
Y por eso cuando llega el momento
de hablar del vidrioso asunto de los fallecidos afirma que: “El Gobierno es
transparente con las cifras. Todos hemos aprendido algo de pandemias. Solamente
seremos capaces de saber el número de fallecidos cuando pase la pandemia y se
pueda hacer un estudio sosegado, riguroso” y dice semejante estupidez
porque sabe que Ferreras no le va a señalar que somos el único país de este
mundo que no sabe cuántos muertos ha tenido durante la pandemia. Debe ser que
somos un país muy raro, pero lo único raro que sucede en este país es que
tenemos un gobierno que ha obtenido unos resultados catastróficos en la crisis
sanitaria y nos ha mandado a la ruina con el confinamiento y que a pesar de eso
afirma que son los que mejor lo han hecho.
Deberían morirse de vergüenza
aquellos ciudadanos que todavía los defienden, todo el mundo sabe que hemos
sufrido cerca de 50.000 muertos y que el primero que lo sabe es el gobierno,
que está empeñado en negar la realidad, amparándose en la incapacidad analítica
de su electorado y en sus tragaderas.
Con la prensa en el bolsillo,
nunca mejor dicho, la mayoría de sus votantes aplaudiendo los disparates que se
le ocurran y aquellos algo más críticos, guardando un silencio absoluto, cuando
llegó el momento de repartir culpas fue generoso, la culpa del desastre de la
pandemia la repartió entre las Comunidades Autónomas, los turistas y los
recortes de Rajoy y se quedó tan tranquilo, incluso afirmó que con la “información
que teníamos entonces, actuamos a tiempo, incluso antes que muchos otros
países”.
Desde luego Ferreras debe tener
un estómago de hierro para aguantar sin inmutarse tanta falacia, a no ser que
se le haya olvidado que alguna vez fue periodista. El hecho de que la ley
determine que las epidemias en España son responsabilidad del Ministerio de
Sanidad y por tanto desde el momento que la OMS declaró su existencia, la
responsabilidad era suya y de Salvador Illa, no parece importar a ningún zurdo,
la culpa es de las CC. AA, sobre todo de las gobernadas por el PP y lo que diga
la ley se ignora y a otra cosa mariposa.
Toreó de salón, con la
complacencia de Ferreras, sobre la subida de impuestos que calificó de
“inevitable”, así que vayan preparándose para que les metan la mano en el
bolsillo, sea rico, clase media o pobre, empezaremos con las subidas previstas
del IVA que pagaremos todos y luego Dos dirá. Si algo bueno tuvo la entrevista
fue ver como Pedro Sánchez se negaba a hablar del asunto de Iglesias y la
tarjeta del teléfono, perdida y hallada nadie sabe bien donde, acogiéndose a la
inefable excusa de no querer comentar asuntos que se encuentren sub iudice, que
es una sobrada de las que hacen historia, teniendo presente que la zurda ha
ignorado desde siempre este precepto.
¿Hasta dónde va a llegar la
capacidad de sus seguidores para tragar carros y carretones? Pues seguramente
las flores de hoy, se marchitarán en cuanto los ciudadanos se den cuenta que
esa crisis económica que preocupa a muy pocos ya está instalada entre nosotros,
cuando el PIB baje escandalosamente, suba nuestra deuda, el déficit se dispare
y se acabe la pasta para pagar los ERTES, los que hayan pagado, que esa es
otra; cuando las colas del hambre crezcan sin control, cuando suban los
impuestos y baje la capacidad adquisitiva de las familias, cuando se enteren
que lo del Salario Mínimo Vital es un cuento que nada tiene que ver con lo que
prometieron y por fin cuando el narciso socialista tenga que salir a explicar
que él quería hacer otra cosa pero que Europa no le deja, en ese momento
seguramente habrá muchos que recobren el sentido y con él su capacidad para la
crítica.
Mi enhorabuena a los que le
votaron, desgraciadamente el paro, el empobrecimiento y el hambre no entiende
de ideologías, por muy zurdos que sean van a disfrutar del tratamiento
completo.