. Arrastran un problema que los incapacita para gobernar, no son
capaces de reconocer la realidad y si quieres solucionar un problema lo primero
que hay que hacer es reconocer su existencia. Pero han mentido tanto, han
engañado tanto, han ocultado tanta información, que creo empiezan a creerse sus
propias mentiras, lo que resulta extraordinariamente peligroso, para ellos y
para nosotros.
María Jesús Montero decidió que
el viernes pasado era un buen día - otro motivo no parecía que hubiera - para
machacar al Partido Popular y lo cierto es que les propinó un repaso de los que
hacen época. Parece ser que lo que más molestó a la Montero fue que el PP
apoyara con sus votos a la convalidación del real decreto ley de nueva
normalidad, una acción que invalidaba ese empeño que tienen los social
comunistas por presentar al Partido Popular como una organización que siempre
se niega a apoyar a este Gobierno.
Todos hemos oído quejarse a
miembros del gobierno y al propio Pedro Sánchez de que el PP no arrima el
hombro cuando hace falta su apoyo y cada vez que he oído esa queja,
honradamente, no he encontrado el motivo que la justificara. Porque cuando ante
el espantoso fracaso sanitario, Sánchez se vio obligado a proclamar el Estado
de Alarma para poder confinar a todos los ciudadanos, a los sanos y a los
enfermos y con ese confinamiento condenar a la ruina a las empresas, los
autónomos y mandar al paro a millones de españoles, cuando todo eso sucedió, el
Partido Popular votó a favor de lo que solicitaba Sánchez sin que éste hubiera
tenido siquiera la decencia de llamar a Casado para informarle de lo que iba a
hacer y solicitar su apoyo.
Casado colaboró con Sánchez ante
la desesperada situación sanitaria a la que nos había conducido la inepcia del
gobierno, pero dejó bien claro que no firmaba un cheque en blanco, había cosas
que no podía aceptar y advirtió que cuando llegara el momento habría que discutir
sobre muchos asuntos, entre ellos lo que estaba haciendo Pedro Sánchez,
aprovechando los poderes especiales que le dotaba el Estado de Alarma,
utilizándolos para asuntos que nada tenían que ver con la pandemia y la lucha
contra ella.
Sánchez no llamó a Casado,
siquiera para solicitar su ayuda, sin embargo sí llamó, negoció y pasteleó con
todo el que necesitó y mientras pudo contar con los votos suficientes no se
dignó a hablar con el jefe de la oposición. Sí lo hizo, cuando necesitó de los
votos populares para lo de la Comisión de la Reconstrucción y gracias a ello
Casado pudo obligarle a que esa comisión se llevara a cabo en el ámbito
parlamentario.
Nunca han pedido nada al PP;
reconocen que no les han llamado, por consiguiente nada se les ha podido negar.
El problema real está en que el PSOE ha decidido que del PP no quiere ayuda,
simplemente exige sumisión, silencio o lo que es peor, complicidad.
Vuelve la burra al trigo y la
lleva de la brida María Jesús Montero que ayer decía desde la soberbia más
repugnante que no es importante si Sánchez descuelga el teléfono y llama a
Casado, sino si los conservadores han hecho una "reflexión profunda"
sobre si van a cambiar su estilo de oposición, mientras afirmaba en el mismo
acto que los ministros del Gobierno están dispuestos al 100% para negociar y
cabe preguntarse si están tan dispuestos, cuál es el motivo que les impide
hacerlo.
Así que un gobierno que ha sido
capaz de firmar un pacto con Bildu para liquidar la reforma laboral de Rajoy,
que ha llegado a acuerdos inconfesables con ellos, inconfesables puesto que se
niegan a confesarlos, pero visibles para todo aquel que quiera ver. Un Gobierno
que está dispuesto a humillar a España acudiendo a una mesa para dialogar de
igual a igual sobre el derecho de autodeterminación que propugna ERC, cuyo
líder ya ha advertido que si tuviera la oportunidad volvería a proclamar la
República de Cataluña. Un Gobierno que tiene comprometido el indulto de los
golpistas, un Gobierno que se ha bajado los pantalones con el PNV todas las
veces que los vascos han querido, opina por boca de su ministra portavoz que lo
verdaderamente importante en este momento es si el PP ha decidido cambiar o no
su estilo de oposición.
Montero dice que el PP tiene que
hablar bien de España y vuelve contumaz a la manipulación semántica, porque
hablar mal del gobierno no es hablar mal de España y criticar la política
económica del gobierno, no es hablar mal del gobierno, simplemente es contar lo
que está sucediendo.
El Gobierno pretende que el
Partido Popular defienda en Europa que no haya condicionalidad en los fondos
que nos tiene que mandar la UE y eso no se puede hacer y no se puede hacer
porque en primer lugar poner en manos de Sánchez y de Iglesias 140.000 millones
de euros sin condición alguna, supone un auténtico suicidio, económico,
político, laboral y social. El dinero de Europa debe utilizarse para crear
empleo y no en subvencionar a aquellos que el Gobierno ha mandado al paro y que
con el dinero europeo pretende eternizarlos en esa situación.
Por otra parte María Jesús
Montero sabe perfectamente que, aunque Pablo Casado hablara con Merkel y
compañía hasta que se le cayera la lengua, Europa no nos va a dar un euro sin
aplicar eso que se ha dado en llamar condicionalidad, está claro pues que los
social comunistas, como de costumbre. sólo están buscando una excusa que salve
su imagen.
Necesitan un pretexto que oculte
el fracaso de Sánchez, un fracaso fruto de su incapacidad para convencer a los
socialistas europeos para que defiendan su posición. Un fracaso anunciado,
porque ni siquiera los socialdemócratas europeos están por apoyar tal
barbaridad, ahí están Suecia y Dinamarca, gobernadas por socialistas, que son
los países que acaudillan la negativa. A pesar de ello o precisamente por ello,
la culpa tiene que ser del PP, que ha “hablado mal de España” y por eso los de
la CE nos dirán lo de verdes las habéis segado.
El PSOE sabe perfectamente lo que
va a suceder y en clave electoral – conste que las elecciones las sacó a pasear
la ministra- está buscando un chivo expiatorio y para eso está el PP al que, ya
en pleno delirio, Montero acusó de antidemocrático por pretender salvaguardar
la reforma laboral, la única reforma estructural española que ha sido bien
acogida por la CE. Afirma la portavoz que el gobierno tiene otras recetas
distintas y por lo visto eso impide defender lo que uno crea justo.
Claro que lo que no dice es que
fue Europa la primera que advirtió, a cuenta del pacto con Bildu, que ojito con
la reforma laboral y de ahí el cambio de rumbo inmediato de Pedro Sánchez que
batió el récord de velocidad en lo de incumplir pactos, le bastaron unas horas
y el toque de atención de la CE, para convertir el flamante pacto en un puñado
de papel mojado.
Debieran considerar que lo del
culpar al PP de todo lo malo ya no cuela y además cansa, lo dicen todas las
encuestas, bueno todas no, la de Tezanos, por el pan baila el can, sigue
diciendo que Sánchez va a ganar.
Es cierto que dos no se pelean si
uno no quiere, pero también es muy cierto que dos no pactan si uno - el PSOE-
no quiere. Todo lo demás milongas, postureo y excusas de mal pagador.