Los gerentes y jefes son esos resortes que hacen que las cosas funcionen en las organizaciones, aunque a veces pueden generar justamente todo lo opuesto, cuando hacen lo que nunca debieran hacer..
Hay muchas maneras de dañar a nuestra fuerza laboral, y cuantas más de estas uses, más rápida será la degradación, así que hagamos una pequeña lista para estar alertas.
Desconfianza:
Dudas de todo lo que te presentan, y de tu gente.
Delegas, pero haces micromanagement porque no crees que vayan a hacer las cosas correctamente.
Usas los chismes como fuente de información fidedigna, y atacas con esa información.
No importa cuantas veces te hayan demostrado que hacen bien su trabajo, actuarás con ellos como si siempre hubiera sido lo contrario.
Falta de comunicación:
Piensas que, como la información es poder, compartirla es perderlo y mantienes a tu tropa en la oscuridad.
Nunca das feedback de su trabajo a los miembros de tu equipo, ni tampoco explicaciones de tu accionar.
Si recibes buenas noticias o felicitaciones desde arriba, no las transmites porque crees que, si lo haces, tu gente se relajará y no trabajará con el mismo ahínco.
Mentiras:
Prometes cosas para conseguir resultados, pero no estás dispuesto a cumplirlas, tales como ascensos, aumentos y otros beneficios que luego dices que fueron negados “más arriba”.
Ante determinadas decisiones que tomas y llevas a la práctica, cuando estas son dolorosas para tu gente, dices que fueron “ordenadas por la empresa” y que nada puedes hacer al respecto.