Descuido ha causado
estrago,
ha dañado a nuestro
lago
que, en enciclopedias
leo,
fue inmenso cual Mar
Egeo.
Residencia de los
patos,
alcatraces siempre
gratos,
de las garzas, las
gaviotas,
de muchas aves
devotas.
Hábitat del charal,
carpa,
bagre, mojarra, tilapia,
del sedismundo,
abulón,
maruchero camarón.
De naturales
manglares,
de romeritos, tulares,
de vegetación
lacustre
que daba al lugar su
lustre.
Recinto del tequesquite,
sal mineral que permite
horizonte blanquecino,
cloruro de sodio . . . sino.
¿Qué me pasa que no
veo
la tragedia de
Cuitzeo,
de su lago otrora hermoso,
hoy, lodoso, terregoso?
Por la parte de occidente
la desecación se siente,
panorámico desierto
muy estéril, es lo
cierto.
¿Qué me pasa, qué
estoy ciego?,
¿esto es lo que yo
deseo?,
¿la agonía de flora y
fauna
que causa al planeta
trauma?
La extinción marca
reveses
de siete especies de
peces,
de la “lamprara”, la
rana,
¿qué desgracia habrá
mañana?
¿Qué me pasa, qué no
hay miedo?,
¿por qué no muevo ni
un dedo?,
¿me gusta el ambiente
inerte,
una ecología de
muerte?
Es terrible la sequía,
la nube magra es
impía,
la lluvia se muestra
ausente
cuando, antes, era
torrente.
No se mira ni un
oleaje
sobre blancuzco
paisaje,
el salitre ha
devastado
líquido, cieno empolvado.
Pescar se ha vuelto imposible,
la red se torna inservible,
lanchas “ancladas” al
fango,
pescador pierde su
rango.
Por estiaje
bochornoso
en mi Cuitzeo tan
famoso
“lugar de tinajas de
agua”,
la catástrofe se
fragua.
Basurero, lo lamento,
recipiente de excremento
de humanos, fecales heces,
bacterias, virus, en mieses.
Remolinos, tolvaneras,
enfermedades severas
de gastro, garganta,
vista,
cutáneas, perdón que
insista.
¿Por qué tanta
indiferencia?,
¿prefiero la
inexistencia
del caudal, hogar de
peces,
de su flora?, ¡qué
sandeces!
La toxicidad impera,
población ¿qué tanto
espera?,
la acción del
gobierno es nula
contaminación
perdura.
¿Qué me pasa Dios del
cielo,
por qué no busco este
anhelo?,
salvar lago asaz
hermoso
milenario bien
glorioso.
Espíritu de
esperanza,
Elpis que con fe se
alcanza
yace en el lecho del
lago
que, de vida, fue
empalago.
Restituyamos el vaso,
démosle fraterno abrazo,
al poniente la laguna
no refleja sol . . . ni luna.
Autor: Lic. Gonzalo
Ramos Aranda
Municipio de
Huandacareo, Michoacán de Ocampo, México, a 25 de junio del 2018
Dedicado al Profesor,
Jaime Alvarez Díaz
Reg. SEP Indautor No. (en trámite)