Ayer sábado decidí presenciar la comparecencia televisiva de Pedro Sánchez y aguanté hasta el final a pesar de la indignación, tristeza y frustración que sentía al comprobar que, suceda lo que suceda, el narciso socialista es absolutamente incapaz de reconocer el más mínimo error de su gobierno y sigue utilizando la mentira, las medias verdades y la manipulación como herramientas constructoras de su mensaje.