. Quiso
convencer a la opinión pública de que la gestión de su gobierno en la lucha
contra el virus había sido excelente y a pesar del brutal esfuerzo económico
para engrasar las voluntades de los medios de comunicación, a pesar del afán de
los ministros de su gobierno que se dejaron la piel acudiendo a los medios día
sí y día también, a pesar del circo de la comparecencia diaria de Fernando
Simón y su “banda”, la opinión pública no está con él.
Es el único presidente de
gobierno de Europa que ha perdido puntos en la consideración de sus ciudadanos
por la gestión de la crisis sanitaria, intentaron para variar, echarle la culpa
a la oposición, explicando aquello de que el PP era la única oposición europea
que no colaboraba con el gobierno, pero lo cierto es que los españoles no están
con él, que eso no significa que todos estén contra él, pero por ahí se
empieza.
Como no tiene cintura política
sigue instalado en el sostenella y no enmendalla, en ese sentido el sábado nos
explicó en su homilía televisiva que gracias al confinamiento habíamos evitado
300.000 muertos. Error mayúsculo el del
narciso socialista porque nombrar a los muertos por el coronavirus a los
españoles resulta tan inoportuno como mentar la soga en casa del ahorcado.
Mucha gente sufrió la pérdida de
seres queridos que murieron en soledad, a los que no pudieron siquiera enterrar
decentemente y otros hay que saben que a sus padres y abuelos los dejaron morir
porque no había suficientes respiradores y las Ucis estaban sobrepasadas. Para
rematar resulta de una torpeza infinita la fantasía de cuantificar con
exactitud el número de ciudadanos que le deben la vida a Pedro Sánchez y a su
confinamiento porque muchísima gente se hizo la misma reflexión: “Hay que ver
como afina para contar las vidas salvadas y que mal se las arregla para
cuantificar los muertos.
Por otra parte al gobierno le
preocupa lo de las caceroladas, que intentaron controlar impidiendo que se
vieran las imágenes en la televisión, se han ido extendiendo y ya no se puede
hablar de manifestaciones de ricos de un barrio pijo, a no ser que Aluche o el
Barrio del Pilar hayan cambiado muchísimo desde que yo los conocí. El fenómeno
se ha extendido por todo Madrid y de la capital ha saltado al país; en multitud
de poblaciones y barrios de España los ciudadanos de toda laya y condición “cacerolean
“al gobierno social comunista a diario.
Quisieron acabar con las
protestas y mandaron a los antidisturbios de Marlaska, pero la gente no se achanta
y además han aprendido a protestar respetando las normas del “distanciamiento
social”. Seguramente no va a ser una anécdota, porque los Servicios de
Información de la Guardia Civil alertan de manifestaciones y desórdenes, hay
muchos barrios obreros cuyos habitantes se han visto obligados a acudir a las
“colas del hambre” y eso se lo van a hacer pagar más pronto que tarde a los del
gobierno social comunista, que para más INRI no tiene dinero para pagar los
ERTES, hoy Yolanda Díaz anunciaba que no habría liquidez hasta mediados de
junio, así que la situación puede estallar y en lugar de exhibir banderas de
España, los manifestantes de algunas zonas pueden sentirse inclinados a
acercarse a la sede más próxima del PSOE o UP y ajustar cuentas y conste que
eso lo dice la Guardia Civil en su informe.
Sumen a todo esto el número
importante de querellas que ante el Tribunal Supremo se están presentando
contra el Gobierno por su gestión ante el coronavirus. Y esto no ha hecho más
que empezar, porque mientras dure el Estado de Alarma los tribunales sólo
ejercen su función ante problemas esenciales o urgentes, pero en cuanto se
levante el dichoso Estado las querellas seguramente se contarán por centenares,
lo que tiene muy preocupados a unos cuantos ministros que se sienten
personalmente aludidos.
Lo decía en el título, a Sánchez
le están empezando a crecer los enanos y eso es tan cierto que en el PSOE hay
gente que está muy incómoda. Sánchez no habla con nadie, ni con el PP, ni
tampoco ahora mismo con Cs, mucho menos con VOX pero lo que es más grande es
que también ha dejado de lado a su partido, cuya Federal no sé ya cuánto tiempo
hace que no se reúne, aunque sus miembros no protesten porque los tiene a todos
bien colocados con sueldazos que pagamos los españoles.
Poco a poco han empezado a surgir
críticas en los medios de comunicación provenientes del espectro socialista. El
primero creo que fue Lamban que aseguró que lo más importante era salvar vidas
y no proteger al gobierno. Desde Valencia Ximo Puig ha criticado las decisiones
unilaterales de Sánchez y Nicolás Redondo, un histórico del PSOE, ha salido a
los medios para darle a Sánchez donde más duele. Redondo ha dicho que “el
Gobierno no es bueno ni malo, simplemente está políticamente muerto. Pueden
seguir, pero todos sabemos que son incapaces de gobernar” una definición muy
precisa y que hace sangre por venir de quien viene.
En el partido socialista,
barones, veteranos ilustres, dirigentes autonómicos y muchos no tan veteranos
ni tan ilustres están esperando el momento oportuno para intentar sustituir a
Pedro Sánchez al que consideran acabado, dos mujeres aparecen en cabeza de los
posibles sustitutos, Margarita Robles y Nadia Calviño significativamente las
dos son ministras de un gobierno que se está fracturando.
Pero mientras todos esperan el
momento oportuno para terminar con Pedro Sánchez, el partido presiona para que
éste busque un acuerdo con Pablo Casado, condición necesaria para acudir a
Europa en demanda del rescate que tiene que llegar.
Impertérrito Pablo Sánchez, sigue
buscando la prórroga del Estado de Alarma que pretendía fuera para finales de
junio, pero que alargará, si la consigue, con el cuento de las fases del
desescalamiento hasta el mes de julio. Así seguirá disfrutando de los poderes especiales
que le brinda la Constitución y aplicándolos anticonstitucionalmente hasta el
mes de octubre sin ningún tipo de control.
El peligro radica en que de aquí
a octubre va a endeudarnos hasta las cejas o más allá y cuando llegue la hora
del rescate, éste tendrá unas condiciones durísimas. Desde luego Europa no
quiere saber nada de un gobierno en el que haya ministros comunistas, supongo
que cuando se encuentre contra las cuerdas, Sánchez se librará de Iglesias,
pondrá esa cara de buen chico que tan mal le sale y exigirá al PP lealtad y
apoyo, con la idea de engatusar a Pablo Casado pretendiendo llevárselo al
huerto y a Bruselas gastando un solo billete y después de que el del PP lo
saque del apuro, intentará volver a las andadas.
Porque este tipo amigos míos, no
tiene arreglo y morirá matando.