Hasta aquí hemos llegado, con
esta frase Pablo Casado puso en claro que el Partido Popular no iba a apoyar
otra prórroga del Estado de Alarma. Decía el líder popular que había apoyado al
gobierno para salvar vidas, pero que no iban a hacerlo otra vez viendo como
Pedro Sánchez nos lleva al desastre y la ruina.
Estoy convencido que la noticia
de que el PP pasa a la beligerancia molestará tanto a la izquierda, como a los
independentistas e incluso en la derecha de este país habrá partidos que
criticarán la decisión. Por un lado el PNV y por otro VOX - ambos de derechas -
se mostrarán disconformes con la actitud de los populares aunque sea por
motivos distintos.
Los nacionalistas vascos quieren
a un Pedro Sánchez tranquilo, “disfrutando del Estado de Alarma” tal como dijo
el socialista, que les permita celebrar las elecciones en el País Vasco a
mediados del mes de julio y ya después de ganar las elecciones, tal y como
tiene previsto Urkullu, ya verá como maniobra de cara a vender sus votos en el
Congreso para aprobar o no los Presupuestos Generales del Estado y sacar el
mayor beneficio posible.
Los de VOX instalados en ese
empeño por destruir al PP al precio que haga falta, criticarán la medida por
tardía y pusilánime y seguirán utilizando la supuesta cobardía del Partido
Popular como argumento para atacarlos. Entiendo que se equivocan, estamos en
unos momentos de una gravedad suprema y no parece que las circunstancias
aconsejen una pelea entre hermanos ideológicos, para intentar sacar ventaja de
cara a las elecciones.
Deberían reflexionar tanto los de
VOX como los del PP y asumir los sacrificios partidarios que deban asumir, para
hacer un frente común contra el conglomerado electoral social comunista
independentista, que es una reedición corregida y aumentada de aquel Frente
Popular, que nos llevó a una sangrienta guerra civil.
Resultaría muy peligroso
equivocarse en la elección del enemigo, ni el PP ni VOX, por sí solos pueden
acometer la tarea de hacer frente a los social comunistas, por lo tanto toca sí
o sí, llegar a un acuerdo que les permita hacer frente con garantías de éxito,
a la pelea que habrá que ganar para defender los principios de una derecha
moderna, liberal en lo económico, dispuesta a impulsar el libre mercado y
proteger la libertad de sus ciudadanos, sin que queden en el olvido la defensa de
la unidad de la Patria, la Corona y el modelo constitucional que elegimos en su
momento.
Es cierto que ambas
organizaciones políticas tienen muchas cuentas que ajustar entre sí, sin ir más
lejos la abstención de VOX facilitó hace unos días la elección de Patxi López
como Presidente de la Comisión de Reconstrucción, es un ejemplo, podríamos
encontrar muchísimas situaciones más en las que uno u otro partido hayan
actuado en contra de los intereses de los populares o de los de VOX. No está la
situación para cicaterías ante el peligro que se cierne sobre nosotros,
sufriendo un gobierno que ha demostrado su incapacidad para hacer frente al
coronavirus y que ahora está demostrando que si en lo sanitario andan mal, en
lo económico andan peor.
Nadie puede creer que Pedro
Sánchez y Pablo Iglesias sean capaces de sacarnos de la crisis económica que
han agravado con sus medidas populistas; entre los votantes de la izquierda hay
muchos que piensan lo mismo, cada vez que hemos sufrido una crisis económica de
gran calado, ha tenido que aparecer el Partido Popular para solucionar el
problema. Hablo del Partido Popular, porque históricamente es así, VOX no
existía y por tanto nadie puede darse por ofendido ni mucho menos por señalado.
El ejemplo de los dirigentes de
la derecha, que será criticado acerbamente por las dos militancias que
lamentablemente tienen muchísimos agravios pendientes - ya se sabe que no hay
peor cuña que la de la misma madera - deberá ser explicado a sus partidarios
por las cúpulas de ambas organizaciones políticas y creo que sería exigible la
absoluta generosidad de las dos partes. No podemos darles ventaja a nuestros
verdaderos enemigos, mientras colocamos obstáculos en el camino de una derecha
unida, eficaz, preparada y decidida a recuperar el bienestar de nuestra gente.
Sería monstruoso que
antepusiéramos los intereses de los dos partidos y de algunos de sus militantes
a la salvación de España. Comprendo que hay heridas que cerrar, ofensas muy
duras, repetidas hasta la saciedad, que habrá que olvidar, pero son auténticas
minucias ante la certeza que tenemos todos que esto o lo arregla la derecha –
es decir Partido Popular y Vox – o nos vamos todos al tacho de la basura.
Nos estamos jugando el porvenir
de nuestros hijos y de nuestros nietos, es el momento de meternos donde nos
quepan las ganas de bronca y las rencillas que tanto complacen a la zurda que
satisfecha se frota las manos cuando ven que nosotros, la derecha de este país,
les estamos haciendo el trabajo con nuestras broncas.
Por desgracia las circunstancias
y muchas veces nuestra falta de responsabilidad, el que sea cofrade que coja su
vela, nos han empujado a emitir nuestro voto contra algo o contra alguien. Creo
que valemos para mucho más, ha llegado el momento de votar por el bien de la
nación española.
Sé que habrá ciudadanos que me
hacen el favor de su lectura a los que va a molestar lo que aquí he escrito, lo
entiendo pero quizás sería el momento adecuado para que, después de ponerme
verde, reflexionen y probablemente se den cuenta que en el interior de su
pensamiento la urgente necesidad de conseguir la unidad de la derecha, no les
parezca un disparate tan desmesurado, porque, advierto a los más coriáceos, lo
que hoy propongo es lo único que puede salvar a España y a todos nosotros.
Llevemos a España a la
normalidad, creo que es nuestra obligación.