. Es difícil que el gobierno pueda resolver todos los problemas que enfrenta el país inclusive, con ayuda de los norteamericanos. Después de la guerra que estos y los ingleses emprendieron en Irak, han pasado 8 años y hablar de estabilidad aquí, todavía es quimérico. Los estadounidenses, que invadieron Irak en 2003 están ahora empeñados en estabilizar la situación. Hasta el momento, los norteamericanos han logrado elevar el nivel de seguridad y han alcanzado algunos logros en la lucha contra el terrorismo, sin embargo, otros problemas se mantienen irresueltos. Si bien en términos generales, los Estados Unidos ha logrado preparar a la Policía iraki, no se puede decir lo mismo con respecto al Ejército.
Se trata no solo de rearmarlo, sino también prepararlo y perentoriamente, ello es difícil predecir. Mientras tanto, Washington prepara el retiro de 46 mil efectivos, lo que no es tan sencillo. En primer lugar, por que los norteamericanos no salen del todo de ningún sitio. Prueba de ello, es que ya se esté hablando de mantener en el país 56.000 soldados estadounidenses para “labores de adiestramiento” y en segundo termino, porque la situación en Irak es tan complicada, que sin la presencia norteamericana, el país puede verse envuelto en un caos y violencia inopinadas. El aumento reciente de los atentados, demuestra que los cuerpos de seguridad de Irak no pueden afrontar los desafíos y el Ejército, que no estará consolidado hasta el 2020, se muestra incapacitado para asumir todas las misiones. Paradójicamente la población de Irak, aunque dividida en otros temas, es unánime en cuanto a que los soldados extranjeros deben retirarse del país. Tomando en consideración, que el propósito táctico de la invasión de Estados Unidos a Irak, era tomar el control de su petróleo, para así, estratégicamente ejercer un dominio político y militar más efectivo en toda la región; ese no parece ser el corolario. Prueba de ello, es el intricado desarrollo del proyecto de nuclearización iraní, la invasión saudí en Bahrein, la crisis yemení, la situación cada vez mas insostenible en Siria, el nuevo giro en las relaciones israelo—palestinas, el enfrentamiento Riad-Teherán y lo peor, la ausencia de consenso político entre chiítas, sunitas y kurdos; todo lo cual, evidencia que ni en Irak, ni en la región, se presagia un futuro promisorio. Por Euclides E. Tapia C. Profesor Titular de Relaciones Internacionales de la Universidad de Panamá