¡No tengas miedo a leer! Solía
gritar mi abuelo viendo mi rara timidez. Estas perdiéndote la fiesta de la vida,
piadosamente agregaba antes de acostarse feliz en su cama atestado de viejos
libros que hoy disfruto, agradeciendo haber transformado mi vida; repleta de
retos y oportunidades, como hacer aquello que me encanta: leer y escribir para
vivir mejor.
No podemos vivir
tranquilamente tocando la Lira como Nerón mientras el mundo arde en tecnología
e incertidumbre, donde los conocimientos cambian velozmente a nivel mundial, surgiendo
constantemente nuevos retos. Ante estos problemas, la lectura activa, según los
científicos, es un pasaporte seguro hacia una vida plena en esta jungla salvaje.
Leer es emprender un fascinante
y apasionante viaje hacia las fibras íntimas del corazón. Disfrutamos insospechadas
aventuras, desafíos y fantasías que incendian nuestra felicidad y goce personal
en palabras de Borges; inspirándonos una vida extraordinaria, motivados vivir a
plenitud esta adormecida realidad, flanqueados por las distracciones
cotidianas.
¿Qué comparten en común la
fingida torpeza de Borges con el delirante espejismo del Quijote? No cometamos el
error de juzgarlos ligeramente. Ambos eran listos. Gracias a su voraz e
insaciable apetito lector, habían afinado extraordinariamente su inteligencia, vigorizando
su pensamiento crítico y creativo, necesarios en esta era del conocimiento.
Este ejercicio lector
como sostienen los especialistas, expande nuestra curiosidad y amplia nuestra
perspectiva de comprender la realidad. Alimentados por el combustible de la maravillosa
lectura, no hay otra opción que tomar la pluma para escribir y mejorar este
enjambre digital, al que hemos sido arrastrados por el fenómeno de la
innovación.
Asimismo,
una sostenida lectura racional y selectiva, de textos de nuestro interés, nos empodera
bárbaramente, convirtiéndonos en expertos y autoridad de una materia, permitiéndonos
protagonizar la historia y afrontar exitosamente los desafíos de la
globalización, infestado de feroces competencias.
La
lectura significativa impulsa nuestro desarrollo personal a los más altos niveles,
facilitando comunicarnos con solvencia y cultura enciclopédica en una sociedad
altamente mutable. Además, fortalece nuestras emociones para salir airosos ante
situaciones inesperadas y construye nuestra narrativa empática para llevarnos bien
con los demás, como clave para crecer sostenidamente.
Probablemente el hábito
lector es la única terapia para ejercitar nuestro maravilloso cerebro. Según la
neurociencia, leer es un antídoto eficaz para mantenerlo saludable y alerta,
previniendo males como el Alzheimer, concordando con Wilson, quien sostiene que
la lectura permite afinar la memoria, agiliza la mente y mantiene a raya el estrés.
Finalmente, la magia de
la lectura hace de nosotros, ciudadanos desenfadados, felices, cultos, empoderados,
libres, creativos y críticos con múltiples oportunidades como escribir para
transformar el mundo como sostenía Freire. Comprometiéndonos liderar éticamente
la colectividad hacia un bien común, ampliando nuestra visión para comprender
el mensaje de la vida; de manera que hoy mismo, iniciemos el extraordinario
viaje jamás imaginado.